PINTIA Y LA VIA A-271 Pedro Alegre Pastor
Cada vez que sale a la luz una obra que trata de la Vía Romana A-27, o se menciona, me encuentro con nuevas sorpresas. No es mi propósito hacer una crítica destructiva sobre ninguna, puesto que cada cual es libre de expresar o de escribir lo que le plazca, pero siempre que uno u otro ha escritito un artículo o una obra sobre cuestiones tan controvertidas y especulativas, se expone a una crítica, puesto que no todos compartimos las mismas ideas. Unos nos ajustamos a los datos históricos de autores de reconocido prestigio exclusivamente y otros especulan y llenan páginas que no convencen, ni pueden convencer, a quienes más o menos hemos procurado investigar. Esto pasa con la A-27, la Vía de la Plata y con numerosas ciudades celtas y romas como Intercatia y, ahora, con Pintia. El ilustre y prestigioso arqueólogo Don Tomás Mañanes en su obra Arqueología Romana, a pesar de que en una conferencia dada en Roales (Valladolid) reconoció que el trazado de la A-27 era el que yo había dado basándome en el Itinerario de Antonino y el meticuloso estudio de esta Vía de Cipriano Martínez González, además de otros autores de prestigio: Brigaecum, Inercatia, Tela, Pintiam, Rauda, Cluniam Uxamam, los restos de la Vía que se conservaron hasta que se hizo la Concentración parcelaria y otro tramo que se conservó al lado del Teso de San Vicente hasta que sobre estos restos trazaron un carretera, ahora asfaltada, vuelve a hacer constar su primitiva idea: cambiar el trazado de esta Vía haciéndola pasar por Castroverde de Campos a partir de Fuentes de Ropel, y dice textualmente: «Ésta (se refiere a la A-27) seguirá por el puente que sirve para atravesar el río Cea en dirección a Castroverde de Campos, donde hay restos de una calzada y un puente, elementos que nos indican su dirección. Pasado este puente la vía posiblemente se dirigiera hacia Aguilar de Campos o por un punto intermedio entre Villamuriel y Aguilar, en donde se sitúa la mansión de Intercatia». ¿Pero en qué quedamos, Aguilar de Campos fue Intercaria o fue una mansio? Y hay otro dato que a mí, a pesar de ser un mero aficionado me ha quedado asombrado: «A partir de Tela ya fuera Medina de Rioseco o Montealegre, pues sobre esto hay diversas opiniones) y para llegar a Pintia hay que pasar los Montes Torozos y cruzar el río Pisuerga.» No pretendo desprestigiar al Señor Mañanes, Dios me libre, pues reconozco su valía y sus grandes conoci-
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El Nuevo Miliario
mientos arqueológicos. Él puede defender sus ideas como mejor le plazca y yo las mías, pero lo que no se puede hacer es afirmar una cosa y a los pocos días negarla. Desde luego estos párrafos que he trascrito no tienen desperdicio, a pesar de que Wattenberg, lo dijera. También Wattenberg cometió sus errores, como cualquier investigador los puede cometer y posiblemente yo los haya cometido, puesto que toda investigación, sobre estas cuestiones tiene una buena parte especulativa, cuando no disponemos de una base firme demostrable. El puente que existe sobre el Valderaduey para pasar a Castroverde es Medieval, no romano. Esto no quiere decir que en un sus inicios fuera romano y sobre los restos se construyera el puente medieval, pero esto no se ha investigado. En primer lugar quiero recordar a mi apreciado Sr. Mañanes, la visita que hicimos a diversos parajes de Valdunquillo junto con nuestro común amigo Pedro Grande Martínez y posteriormente a Roales. Dejando a parte el recorrido que hicimos por el lugar donde afortunada o desafortunadamente yo tuve la osadía de situar Intercatia, aunque nunca hice una afirmación categórica, y el Sr. Mañanes no encontró ningún vestigio ni romano ni vacceo, sino, según él, todos eran medievales,. aunque en contra de su opinión si hallamos trozos de ladrillos romanos y restos de cerámica celta yo y otros aficionados los habíamos hallado el año anterior y recogido con el fin de enviarlos a la Universidad de Valladolid, aunque, lo cierto es, que no sé dónde fueron a parar. Este lugar estaba sembrado de alfalfa y hacía varios años que no se araba. Por consiguiente mal podían aparecer en superficie otros restos. Lo cierto es que la razón de nuestro encuentro fue el poder comprobar, sobre el terreno el trazado de la Vía A-27, si realmente pasaba, siguiendo el Itinerario de Antonino, el meticuloso estudio de esta vía por Cipriano Martínez González, un documento inédito en aquel año, existente en el archivo de la Real Academia de la Historia, y que yo me enteré de su existencia por el ilustre arqueólogo e historiador Don Gonzalo Arias Bonet, de feliz memoria, y otros varios arqueólogos o historiadores, o no pasaba por Roales y Valdunquillo. No pareció muy convencido de las afirmaciones que le hacíamos Pedro Grande, autor de la Historia de Roales de Campos, y yo. De lo único que salió convencido fue de la existencia de una necrópolis, según él megalítica o dolmética de tiempos inmemorables, y que yo siempre he creído que se trataba de la necrópolis de Intercatia, pues el lugar de esta necrópolis está muy cercano a donde yo sitúo la ciudad vaccea. No se ha hecho ninguna excavación en esta necrópolis, que nos podría aclarar muchas dudas. Resumiendo, no mucho después el Sr. Mañanes dio una conferencia en Roales, a la que me fue imposible asistir, y reconoció que, efectivamente, yo tenía razón, la A-27 sí pasaba por Roales y por Valdunquillo, según me informó Pedro Grande. Pero vayamos al objeto fundamental de mi artículo. ¿Tenían necesidad los romanos para continuar el trazado de la A-27 de atravesar los Montes Torozos y cruzar
Nº 15, Marzo 2013