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TECNOLOGÍAS VERDES Y EN POLVO
de polvo fluyen hacia la pieza conectada a tierra, donde se adhieren debido a la atracción electrostática.
El coordinador técnico de Pintuco resalta que por lo general para este proceso se utilizan metales, pues este es conductivo y puede generar dicha diferencia de carga de esa atracción electromagnética, además de temas de temperatura.
“Los recubrimientos en polvo son termosensibles, necesitan una temperatura mínima para comenzar esa polimerización, y esas temperaturas mínimas generalmente están entre 360, 150 y 160 grados. Entonces no todos los sustratos resisten esa temperatura; por tanto, el metal en estos momentos en principio es el sustrato que se utiliza para recubrimientos en polvo”, aduce.
Condiciones de control ambiente
Una de las grandes ventajas de los recubrimientos en polvo, y que le ha traído tan buena aceptación en el mercado, es que el polvo que no se adhiere a la pieza puede recolectarse a partir de un sistema de recuperación. Para ello se requiere una serie de condiciones de un ambiente controlado en el proceso de aplicación que brindan las respectivas cabinas.
Según Peña, los recubrimientos de polvo tienen un aprovechamiento promedio del 98 %, que en algunos casos puede alcanzar el 100 %. “Si a eso le sumas que es un recubrimiento 100 % sólido, que no haya evaporación, entonces, el costo-beneficio de utilizar los requerimientos en polvo es muy alto frente a los sistemas líquidos convencionales”, apunta.
Para ello hay dos tipos de sistema: recuperación por filtros o por ciclón. La primera es higroscópica, es decir que absorben humedad del ambiente. En este caso, los filtros se deben cambiar con frecuencia para evitar alguna obstrucción; todo depende del volumen de uso y de las condiciones de limpieza. Así mismo, dado que los recubrimientos en polvo son muy sensibles a la contaminación, se debe reemplazar el juego de los filtros para cada color y referencia.
Por su parte, las cabinas de recuperación por ciclón manejan un mismo principio: un sistema de succión con un flujo de aire que ingresa hacia la cabina para contener todo el material dentro del mismo. Sin embargo, en este caso hay un conducto donde llega un dispositivo que es un ciclón. Este genera un movimiento de vórtice giratorio, y las partículas más pesadas caen por la gravedad en un contenedor o se ingresan directamente en los sistemas automáticos.
“Esas partículas más pesadas caen y se recuperan, pero aquí hay una pérdida inherente al diseño del proceso y es que las partículas muy finas continúan el proceso y llegan a unos filtros finales en los que se mezclan colores; ya ahí yo no puedo recuperar ese material, por eso este sistema de recuperación positivo es menos eficiente”, comenta Peña al señalar que en este se pueden dar pérdidas del 5 % al 10 %.
Los residuos resultantes del recubrimiento se tamizan con cartuchos de limpieza automática y se mezclan de nuevo con la pintura renovada.
Segmentos de aplicación
Por las condiciones de aplicación y el curado, el segmento de línea blanca es uno de los que lideran los recubrimientos en polvo en América Latina, más que pintura líquida. Los refrigeradores, las estufas, hornos o microondas aprovechan que la pintura en polvo puede soportar gran cantidad de ciclos de temperatura sin desgastarse o despintarse.
A esta línea le sigue la de arquitectura metálica: desde extrusoras de aluminio hasta fachadas metálicas, las cuales se han impuesto en los sistemas constructivos, utilizan recubrimientos en polvo. Una de las razones es la facilidad en el proceso aplicación, así como un espesor de capa mucho más grueso en relación con los recubrimientos líquidos que protege los elementos expuestos al desgaste propio de la intemperie.
Finalmente, la industria automotriz; la transmisión eléctrica, partes como chasis y molduras, rines de aluminio y componentes mecánicos se pintan con recubrimientos en polvo. Para este sector de autopartes, en países como Colombia, existe una normativa que especifica este como el recubrimiento ideal.
De acuerdo con Peña, Latinoamérica ya cuenta con la tecnología para recubrimientos en polvo que curan a 130 grados. “Ya digamos que se nos están abriendo los límites que teníamos antes de la aplicación desde el curado”, sostiene, y señala que “incluso podemos hablar ya hasta de pintar plástico”.
“Ya es esperar que el mercado empiece a adoptar estas nuevas tecnologías, pero digamos que las posibilidades son muy grandes”, concluye.