4 minute read

Wall Street, nearshoring y 2024

Los mercados apuestan a que México capitalizará una oportunidad histórica, pero hay riesgos significativos

Por Rodrigo Carbajal, Director editorial de Código Magenta

Hablemos de nearshoring y de por qué México está frente a la mayor oportunidad de desarrollo económico desde que entró en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte en 1994.

La decisión de Tesla de invertir 10 mil millones de dólares en el país representa la prueba más evidente de un fenómeno que coloca a México como una potencia de manufactura y como un protagonista fundamental de la región comercial más competitiva del mundo: Norteamérica.

Gui Paiva, estratega en jefe de renta variable para América Latina de Morgan Stanley, lo explica de esta manera:

“En México durante cuatro años batallamos para conseguir una perspectiva estructural positiva debido al enfoque estatista del gobierno en los sectores clave de la economía: electricidad y energía. Sin embargo, ahora somos optimistas y creemos que el crecimiento económico podría ser mayor a lo esperado para el período de 2024 a 2030”.

Wall Street entiende el proceso electoral de 2024 en México como un regreso al centro político, a una política económica más amigable hacia la inversión y la apertura comercial, así como una reactivación de las reformas estructurales aprobadas en el gobierno de Enrique Peña Nieto.

Felipe García Moreno, presidente y director de JP Morgan México, coincide con esta postura. Argumenta que el país está viviendo “un nuevo Mexican Moment”, patente en los 18 mil 636 millones de dólares de inversión extranjera directa que entraron a México en el primer trimestre de 2023.

En los primeros cuatro meses de 2023, México fue el primer socio comercial de Estados Unidos, desplazando a China. Las transacciones bilaterales de bienes y servicios registraron un valor de 263 mil millones de dólares en este periodo.

Robin Brooks, director gerente y economista en jefe del Instituto de Finanzas Internacionales, asegura que los datos de expansión del PIB de los últimos meses hacen de México la historia de crecimiento más significativa de América Latina. La Secretaría de Hacienda proyecta una expansión anual de 4 por ciento para 2023 y 2024.

Los mercados han tomado nota de esta situación: el riesgo de default del bono mexicano a cinco años, medido por la cotización del Credit Default Swap (CDS, por sus siglas en inglés) ha caído de manera dramática, 90 puntos desde octubre de 2022, y se encuentra en niveles similares a los registrados en el último tramo del sexenio de Enrique Peña Nieto.

México es el gran beneficiario del mayor cambio de política económica de Estados Unidos en una generación. La administración de Joe Biden ha impulsado un regreso de la política industrial: el empuje explícito de sectores estratégicos de semiconductores y defensa nacional a través de dos leyes seminales: The CHIPS Act y The Inflation Reduction Act.

Sin embargo hay riesgos que podrían interponerse con la capitalización de esta oportunidad. El más significativo se encuentra en la radicalización de la política de seguridad nacional del Partido Republicano. En la derecha estadounidense, desde Donald Trump, pasando por Ron DeSantis y J.D. Vance, hasta Asa Hutchinson y Vivek Ramaswamy, existe un consenso de que es necesario intervenir militarmente en México para neutralizar a los cárteles de la droga. Esto minaría por completo cualquier esfuerzo de integración comercial e irrumpiría la relación bilateral desde la raíz.

Otro riesgo está en la posición de los aspirantes a la presidencia de México. Las dos candidatas con mejores perspectivas electorales de cara al 2024, Claudia Sheinbaum, de Morena, y Xóchitl Gálvez, del Frente Amplio por México, coinciden en que la relocalización de cadenas de suministro es una oportunidad única en una generación.

No obstante, el equipo de asesores que rodea a la campaña de Sheinbaum genera dudas entre el sector privado. Su proyecto es el del ala más radical de Morena, un grupo conocido como Los Puros y cuyo líder de facto es Jesús Ramírez Cuevas, vocero de Presidencia. Por otro lado, Sheinbaum mantiene una alianza política con Rocío Nahle, secretaria de Energía del Gobierno Federal, y con Manuel Bartlett, director de la CFE. Se trata de dos figuras que han impulsado una política energética en favor de los monopolios paraestatales, una acción que en Estados Unidos observan como una violación al T-MEC y que tiene a México al borde de un panel de controversia que podría costarle 30 mil millones de dólares en sanciones arancelarias. A pesar de ello, el mercado todavía tiene fe en que México capitalizará el nearshoring.

“Habrá elecciones presidenciales a mediados de 2024 y creemos que un nuevo gobierno asumirá un enfoque menos estatista en los sectores claves de energía y electricidad, lo que finalmente ayudaría a impulsar la confianza del sector privado para invertir. Vemos a México como un potencial ganador de las tendencias de manufactura y nearshoring”, argumenta Gui Paiva.

This article is from: