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México, actor principal ante el mundo portuario

A pesar de las políticas comerciales del Gobierno, el país sigue figurando como uno de los más importantes dentro del comercio internacional

Por Sarai Garza

Los puertos marítimos se han convertido en una de las principales bases que sostienen al comercio internacional. Más del 80 por ciento de la mercancía a nivel mundial se transporta por este medio. La localización geográfica de México lo posiciona como un lugar perfecto y estratégico para ser un actor principal en esta materia. Con el océano Pacífico a un lado, el Atlántico al otro, y el vecino de mayor consumo de mercancías al norte, sería un pecado no figurar.

La Secretaría de Marina constantemente busca eficientar procesos, actualizar sus normas e incrementar la productividad de la cadena de suministro pero, ¿qué papel juega -o no- el Gobierno de nuestro país en esto? ¿Existe alguna estrategia por parte de la 4T para atraer el comercio exterior por vía marítima? Considerando los 102 puertos y 16 terminales en territorio mexicano como motores fundamentales para el crecimiento económico, esperaríamos que así fuera.

En teoría, el Gobierno asigna obligaciones a los administradores de puertos y prestadores de servicios en terminales para el control, vigilancia y seguridad de las mercancías. Es su responsabilidad verificar la información para clasificar los productos y determinar los impuestos para el comercio internacional. Asimismo, revisan que se cumpla con las regulaciones y restricciones que apliquen a los productos según la ley. Son ellos quienes dictan las reglas de carácter comercial y los portales en que las agencias aduanales pueden consultar los procesos y trámites requeridos previo al despacho de las mercancías. No obstante, lejos de ayudar, el Gobierno ha eliminado ciertas facilidades operativas.

“Anteriormente se regulaba la importación para el consumidor final. Ahora, se exige el cumplimiento de rígidas normas de calidad aún siendo mercancía para uso propio,” señala Gustavo Farías, agente aduanal de Grupo SILCA. Es decir, que esto viene a afectar a los importadores que requieren maquinaria para sus operaciones.

Una normativa caduca

Actualmente, uno de los mayores problemas es la saturación en las terminales. La normativa portuaria claramente exhibe una falta de actualización. El tiempo libre en puerto determinado de 7 días no es suficiente y genera gastos extras para los usuarios. Los costos se elevan debido a que las estancias se alargan por la falta de capacidad y una logística eficiente.

Procesos de operación y gestión ineficientes

La infraestructura también es antigua; es necesario renovar la maquinaria en los puertos. Hablando de capacidades de desalojo de contenedores, rara vez es suficiente para el importador y esto suma a los gastos.

“Durante febrero de 2023, en Manzanillo, la saturación era inmensa, presentando una fila de casi 30 km de largo”, comenta Farías. En el tema de ferrocarriles, no hay equipo suficiente para mover la carga, debido a que se concesiona a particulares sin la capacidad de resolver la demanda. Esto genera sobrecostos que afectan tanto al importador como al consumidor final.

Falta de personal capacitado

Sumando a la lista de focos rojos, el agente de Grupo SILCA menciona que, “con miras a militarizar los puertos, el presidente ha colocado a ciertos comandantes en puestos claves de administración de las aduanas, siendo que tienen conocimiento nulo en materia de comercio exterior”. Esto se traduce directamente en tiempos de respuesta prolongados, que provocan más retrasos en las salidas de puertos.

La inseguridad en las salidas de los puertos

Este problema se da mayormente en el transcurso de la entrega de mercancía cuando los vehículos bajan velocidad en zonas de curvas cerradas o pendientes pronunciadas. Al transitar por estados con índices de inseguridad altos como Colima o Puebla, los tiempos de entrega se ven afectados e incluso se dan pérdidas de mercancía.

“Los robos se dan en las salidas del puerto, siendo los celulares, televisiones, aparatos electrodomésticos y lavadoras los más atractivos”, comenta Farías.

¿Habrá solución?

Desde custodiar la salida del puerto, hasta colocar GPS en el chasis, las agencias hacen lo que pueden para sobreponerse ante este problema. Optan por viajar de día, “buscamos la mejor manera de viajar, no paramos”, dice el agente aduanal.

Para maximizar el uso de infraestructura en los puertos, las agencias aduaneras proponen ampliar las entradas, salidas y espacios de almacenamiento para que realmente respondan a la demanda de movilización de mercancías. “El uso de tecnología para simplificar procesos sería una alternativa para prescindir de documentos físicos, ahorrar tiempo y disminuir costos”, comparte Farías.

Lo cierto es que, si los puertos se enfrentan ante una estrategia política popular, que se opone al desarrollo, la integración virtuosa de las redes de transporte dependerá mayormente de las grandes navieras que prestan sus servicios de fletes, empleando un solo contrato en el que se encargan del traslado desde el punto de origen hasta el punto destino, simplificando los trámites logísticos para los importadores o intermediarios.

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