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Lyme, paso a paso

La Borreliosis de Lyme, mejor conocida como Enfermedad de Lyme, es un padecimiento que afecta a varios sistemas del cuerpo y es ocasionado por una bacteria. Se adquiere por el piquete de un bicho chupasangre, la garrapata, que inocula una bacteria llamada Borrelia burgdorferi sensu latu, la cual parecería haber diseñado el mismo diablo.

La Borrelia es una bacteria “inteligente”, dicen los que la han estudiado, porque posee muchos mecanismos extraordinarios para pasar de un anfitrión a otro y, una vez dentro del cuerpo humano, puede cambiar de forma para escapar del sistema inmunológico, camuflarse, esconderse en lugares donde los antibióticos no llegan, lanzar señuelos para distraer a nuestras defensas, protegerse dentro de un biofilm y adaptarse para sobrevivir dentro de nosotros por muchos años. Suena como una película de ciencia ficción, de esas donde se va dando una invasión alienígena, poco a poco; dónde esta forma de vida extraña va apoderándose de la humanidad. Al principio, de unos cuantos seres humanos, luego cientos, luego miles, sin que nadie se percate; de esas películas donde el, o la, protagonista, junto con un grupo de amigos, trata de convencer a todos de que la invasión está sucediendo y nadie les cree, para cuando se vienen a dar cuenta todo mundo está infectado…o muerto. Como si eso no fuera poco, cuando uno la contrae puede contraerla en un coctel con otras bacterias que causan enfermedades adicionales, llamadas coinfecciones (infecciones colaterales o adicionales), lo que mezcla y genera

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una cantidad de variaciones extraordinaria de síntomas y problemas, difícil de creer.

Fuera de las películas ¿cómo poder creer que exista algo así? Pues existe, y ha venido sucediendo hace cientos de años, en todo el planeta. Parecería que con la reciente pandemia de COVID19 sería más sencillo sensibilizar a la población de que algo así está sucediendo, que hay esta otra pandemia, pero no es así.

Como si realmente fuera una invasión extraterrestre, no es sencillo identificarla, diagnosticarla, y menos tratarla, es una enfermedad controversial, con muy pocos profesionales de la salud alfabetizados en ella y el sector de salud pública de muchos países que no solo la ignora, en algunos casos, ha declarado la guerra negando su existencia y reprimiendo a médicos que hablan de ella o intentan tratarla, y criminalizando o ignorando a pacientes y sus familias que exigen atención médica…y cómo una película de conspiración los gobiernos están siendo negligentes o desacreditando a padecientes y médicos que admitan públicamente que existe, que la padecen o que la traten. Mientras, los diagnósticos equivocados y negligencias que resultan, arruinan vidas humanas valiosas y, en un número creciente, propician muertes, que pudieron evitarse.

Yo me contagié a mediados de 1999, y continué reinfectándome por años, cada vez que trabajaba en campo; es decir, cada vez que entraba a potreros, áreas de selva, humedales o pastizales; me quité cientos de garrapatas, recuerdo por lo menos tres ocasiones haber visto la “diana” en mi piel, en mis piernas o mi abdomen, ese círculo concéntrico rojo, que se genera en la piel cuando uno se infecta con esta bacteria.

Yo no lo sabía, debieron haberme inundado de antibióticos específicos, pero nade me dijo que estaba infectada con una bacteria tan peligrosa; así que pasaron casi 17 años para que alguien pudiera saber qué me estaba pasando. Para entonces ya estaba yo en etapa tardía (crónica) no hubo mucho que pudieran hacer para evitar todo el daño que la bacteria y las coinfecciones le causaron a mi organismo.

Me mal diagnosticaron decenas de médicos, esa es la historia típica que contamos la mayoría de los que padecemos esta enfermedad, hasta que una noche, en 2016, tuve una crisis, colapsé…y por poco no la cuento. Me tomó casi cinco años armarme de valor, educarme (leí e investigué muchísimo) y me hice el tiempo para escribir este libro, para contar mi historia y tratar de razonar lo que mis médicos debieron buscar para evitar sufriera tanto y que hoy sea crónica.

Aquí cuento lo que me sucedió, todas esas ocasiones que me hicieron un diagnóstico equivocado, lo que aprendí, y continúo aprendiendo todos los días, de decenas de grupos en redes sociales con padecientes en toda Latinoamérica y el resto del mundo, todo tipo de profesionales, investigadores y activistas, información de libros publicados, blogs e investigaciones científicas, cientos de artículos, miles de datos.

Este libro contiene de manera resumida, todo lo que viví y aprendí hasta aquí, porque realmente uno nunca deja de aprender, sobre Borreliosis de Lyme, para poder tomar las riendas de mi salud y tratar de recuperar mi vida. Mi historia es la típica historia de cualquier padeciente de Lyme, espero ayude a otros padecientes que tal vez no han sido diagnosticados, a profesionales de la salud a no cometer los errores que mis médicos cometieron conmigo, o con mis dos hijos que murieron por causa de la borreliosis gestacional, y a

los familiares y parejas a identificar, ayudar al enfermo de Lyme, entender que puede parecer un caso de depresión, locura o histeria, pero es una bacteria. Espero les muestre la importancia de la medicina narrativa.

Antes de proseguir me gustaría aclarar algo, a medida que vayan leyendo estoy segura de que van a preguntarse ¿Cómo puede acordarse de todos los diagnósticos de todos los médicos a lo largo de 17 años? Bueno, no, no me acuerdo de todos, los que están en este libro, aunque parecen ser muchísimos, sólo son de los que me acuerdo. No recuerdo, en la mayor parte de los casos, fechas exactas, si aproximadas, un ejercicio que tuve que hacer cuando, en 2016 tuve mi crisis, tratando de hacer memoria para averiguar desde cuándo tenía los síntomas y dónde había estado deambulando todos esos años, dónde pude haberme infectado. Y todo me llevó a 1999.

Así que lo que narro aquí es de lo que me acuerdo, tal vez una tercera parte de los diagnósticos, aunque a decir verdad a medida que fui integrando el libro, haciendo la investigación, haciéndome preguntas, fui enlazando las ocasiones que los médicos que me atendieron NO me hicieron esas preguntas y me maldiagnosticaron.

Retomando las situaciones sucedidas a lo largo de casi dos décadas, antes de que fuera diagnosticada, analizo de manera resumida lo que aprendí sobre la enfermedad de Lyme, porque después lo investigué. Digo, resumo, porque colocar en un libro todo lo que aprendí sobre ella me llevaría 100 libros como este, y no acabaría de escribir nunca.

Tuve que leer muchos artículos científicos, la mayoría no están en español, pero me sirvió bastante la formación profesional y en especial las clases de genética, bioquímica,

microbiología y biogeografía, que realmente pensé no me iban a servir de mucho. Sorpresa.

En cada apartado trataré de verter toda la información de tema muy específicos que investigué en mi proceso de alfabetización, sobre lo que pudieron haber hecho o debieron haber investigado mis médicos, y no lo hicieron, pero que después me han servido como herramientas para poder vivir con Lyme.

Porque uno se siente muy solo, desesperado y muy enfermo, mientras todos nos dicen que deben ser nuestros nervios.

Antes de comenzar a narrar mi camino como padeciente de Lyme, me gustaría dar una repasada rápida a lo que la ciencia ha descubierto de este padecimiento hasta ahora, lo mínimo que debería manejar cualquier médico. Porque podrían decir que es muy difícil detectar y diagnosticar la infección de Borrelia (y sus coinfecciones), pero hay tanta información y tanta investigación disponible desde hace por lo menos 40 años, que no es justificable.

Lo primero que hay que saber de este padecimiento es que es causado por una bacteria, o más bien una familia completa de bacterias, denominadas Borrelia es decir sensu lato. Me formé como bióloga y memorizar los nombres científicos de animales, plantas, hongos y en este caso, de bacterias es algo cotidiano, pero era la primera vez que veía el sensu lato, escrito después de un nombre científico.

Haciendo un poco de investigación al respecto me enteré que la denominación Sensu lato viene del latín que significa, en sentido amplio. Borrelia burgdorferi en sentido amplio. Esto debido a que, a medida que fue avanzando la ciencia, lo que

alguna vez se había identificado como una especie de bacteria, fue obteniéndose información, derivada de estudios genéticos y se dieron cuenta de que se trataba de Borrelia, pero las especies eran distintas. Así que se les maneja bajo el término sensu lato.

Las Borrelia burgdorferi sensu lato son un grupo de espiroquetas, de las que se había reconocido, hasta 2013, 19 genoespecies: B. burgdorferi sensu stricto (Bbss), B. garinii, B. afzelii, B. valaisiana, B. lusitaniae, B. spielmani, B. bissetti, B. bavariensis, B. japonica, B. andersonii, B. tanukii, B. turdi, B. sinica, B. californiensis, B. yangtze, B. carolinensis, B. americana, B. kurtenbachii y B. finlandensis. Las primeras ocho son consideradas por los investigadores como patógenas al hombre.

Borrelia burgdorferi sensu lato tiene un ciclo de vida complejo, se transmite entre vectores que son artrópodos (garrapatas) y hospederos vertebrados (mamíferos, aves y el ser humano). Estas bacterias son capaces de adherirse y sobrevivir en el intestino de la garrapata, puede pasar del epitelio de esta parte del cuerpo de la garrapata a su hemolinfa y luego moverse a través de las glándulas salivales al flujo sanguíneo del hospedero (mamífero, ave y el ser humano), puede evitar la reacción inmune del organismo del hospedero y puede diseminarse a diferentes órganos.

No obstante, para que la bacteria pueda sobrevivir necesita un reservorio. El reservorio biológico de Borrelia identificado ampliamente es el ratón de patas blancas (Peromyscus leucopus). Otros reservorios identificados fueron la ardilla gris (Sciurus griseus), en California, en Australia reptiles como el Equidna; en Europa el ratón de cuello amarillo (Apodemus flavicollis).

Las etapas y forma en que evoluciona la enfermedad me las sé hasta yo, y solo tuve que leer algunas investigaciones.

Muchos enfermos de Lyme tenemos que alfabetizarnos para alfabetizar a nuestros médicos. Lo que más adelante retomaré es la poca receptividad y apertura que la mayor parte de los médicos poseen cuando uno saca el tema. Vayamos paso a paso.

Esta enfermedad tiene muchas manifestaciones clínicas y evoluciones, por eso es tan complicado de entender. Las manifestaciones clínicas dependen del órgano afectado y se denominan "síndrome asociado". Puede afectar la piel, las articulaciones, el sistema nervioso central o el corazón.

Hay tres etapas en la forma en la que evoluciona la enfermedad:

— Etapa I, infecciones tempranas localizadas — Etapa II, infecciones tempranas diseminadas — Etapa III, infecciones tardías(crónica) — Y también está el terrible síndrome post Lyme

La etapa I sucede inmediatamente después de que la garrapata ha inoculado (inyectado) la bacteria o el coctel de bacterias en nuestro torrente sanguíneo. Esta es una etapa complicada, muchas investigaciones dicen que en esta etapa el paciente puede permanecer asintomático. En este período la bacteria puede permanecer cerca de dónde fue inoculada y luego se disemina al resto del organismo. Aquí es cuando aparece el erythema migrans o eritema migratorio, la diana; pero esta reacción no sucede en todos los pacientes, en promedio el 50% de los pacientes la desarrolla. Así que solo hay un 50% de probabilidades de detectar la infección de manera temprana si utilizamos este indicio.

En el lenguaje médico esta diana es una lesión maculopapular (es una lesión que se asemeja a una mancha)

que surge y se expande, con un centro claro que da el aspecto de “diana” (tiro al blanco) o un “ojo de buey”. Con frecuencia se le puede ir del color rojo al color morado o púrpura, con un centro hipopigmentado. Pero también se han reportado casos donde varía la forma en la que luce esta lesión: puede ser una mancha irregular; puede ser una lesión muy pequeña (un mini eritema migratorio), o bien el centro de la lesión puede ser azulado, puede también presentarse como tejido endurecido, o bien como una bombita de agua, como una ampolla, como una úlcera y en algunos casos puede verse como tejido muerto. Depende de la reacción inmunológica de cada uno de nosotros.

Si bien puede aparecer en cualquier parte del cuerpo, la mayor parte de los casos los médicos la ubican en las piernas, como fue mi caso. Aunque también la tuve en la cadera.

Después de que se inoculó la bacteria (o bacterias) tarda de 3 a 30 días en manifestarse los síntomas, pero depende de varios factores, algunos tienen reacciones severas y algunos pacientes permanecen asintomáticos por mucho tiempo. ¿De qué depende manifestar o no los síntomas? Algunos investigadores aducen que depende de la carga bacteriana, de la propia respuesta inmune del organismo, del estado de salud del individuo, de la genoespecie de Borrelia y de las coinfecciones inoculadas junto con la bacteria. Hay datos que indican variación de reacción de una zona geográfica a otra, donde las poblaciones de Europa y de América reaccionan de manera distinta o las genoespecies son distintas y hay más afectaciones a un sistema u otro. Por eso algunos otros investigadores dicen que puede tardar hasta 2 o 3 meses en manifestar síntomas.

Otra manifestación de la infección, que también puede observarse en esta etapa, es en la piel, se denomina linfocitoma por Borrelia, o linfadenosis benigna. Parece como una ampolla, gruesa, que aparece en cualquier parte del cuerpo, sobre todo en el lóbulo de la oreja, el pezón o en el escroto (auch), y casi siempre en niños, pero también algunas ocasiones en adultos. ¿Se puede detectar la enfermedad de Lyme en esta etapa? Algunos estudios muestran que puede encontrarse indicios si se realiza un análisis de histopatología (muestra del tejido) del eritema migratorio buscando la presencia de una reacción inmunológica.

En la etapa II, que se presenta semanas o meses después de la picadura de la garrapata, es cuando la infección comienza a diseminarse, esto sucede si no se ha recibido tratamiento en la etapa I, o aún no se ha diagnosticado la enfermedad (que es lo que generalmente sucede). En esta fase se observan lesiones alrededor o en la zona del eritema migratorio, habitualmente lesiones pequeñas e irregulares. Las espiroquetas se comienzan a dispersar por el cuerpo y generalmente llegan el sistema musculoesquelético, causando una sensación de dolor e inflamación tipo artritis en rodillas y otras zonas como codos, caderas, hombros y pequeñas articulaciones.

Otra manifestación de la infección de Borrelia es el síndrome de Bannwarth (Garin-Boujadox-Bannwarth) o también llamada meningoradiculitís línfocitaria. que es una borreliosis que afecta el sistema neurológico o nervioso, también llamada por esto, neuroborreliosis y consiste en la aparición de dolor radicular. El término radicular proviene del latín “raíz”, quiere decir que es un dolor que se ocasiona por la afectación de un nervio (por su apariencia de raíz). Es un dolor que parece irradiar a lo largo de una raíz hacia una

extremidad inferior (muslo, pantorrilla y ocasionalmente el pie) directamente a lo largo del curso de la raíz de un nervio espinal específico. Puede ir acompañado de calambres que varían de intensidad y que a veces parecieran moverse de lugar. También puede llegar a afectarse los nervios del rostro (pares craneales, faciales).

En esta etapa comienzan la manifestarse los síntomas neurológicos. Se puede llegar a padecer mareos, náuseas, sodera, y en algunas ocasiones meningitis aséptica, un tipo de inflamación de las meninges (tejido que protege al cerebro y la médula espinal) sin que se muestre infección aparente. Los síntomas neurológicos se caracterizadas por dolores de cabeza, rigidez del cuello y sensibilidad a la luz.

Muchas veces me pregunté ¿Cómo lesiona la Borrelia el sistema nervioso? La literatura menciona que hay dos vías por las que la bacteria lesiona el sistema nervioso; la primera es un efecto tóxico directo de las espiroquetas sobre las células. Es decir, porque la bacteria “daña” los cables que son las células nerviosas; la segunda es una consecuencia indirecta por la estimulación de citocinas y de procesos autoinmunitarios.

Es decir, porque la bacteria vuelve loco al sistema inmunológico que se termina atacando a sí mismo, y lesionando las células propias por la generación desordenada de citocinas, esas pequeñas moléculas de proteína que son clave para controlar el crecimiento y la actividad de las células del sistema inmunológico y las células sanguíneas. Cuando se liberan, le envían una señal al sistema inmunitario para que cumpla con su función, este sistema se trastoca y puede generar un proceso auto inflamatorio crónico.

Imaginen llegar con un médico cualquiera y decirle que tenemos todos estos síntomas, pero no hay una infección o

una explicación aparente, estamos sanos. Varios de mis médicos me dijeron que solo era depresión o era emocional.

En la etapa III, que es cuando la infección se vuelve crónica; surgen condiciones identificadas para cada variedad de Lyme. En esta etapa, a pesar de la respuesta inmunitaria Borrelia tiene ases bajo la manga pues pueden sobrevivir en algunos órganos y sistemas como corazón, sistema nervioso central y articulaciones, desencadenando manifestaciones de carácter crónico de difícil diagnóstico.

Por ejemplo, en la piel, se encuentra una condición conocida como acrodermatitis crónica atrófica, también conocida como "enfermedad de Herxheimer" o "atrofia difusa primaria", una condición donde la piel se adelgaza, que le hace tener una apariencia seca y arrugada, similar a papel de arroz. Cuando la afectación es en las articulaciones se manifiesta como una artritis persistente o resistente al tratamiento, monoartritis u oligoartritis inflamatoria y, en muchas ocasiones, se llega a confundir con fibromialgia y síndrome de fatiga crónica.

Luego están las manifestaciones en el sistema nervioso central, que se muestran como encefalopatía (que en mi caso fueron diagnosticadas como cefalitis en racimos) o encefalomielitis extensa grave, también hay polirradiculoneuropatía crónica axonal (básicamente dolores neuropáticos crónicos), en mi caso dolores de espalda, que se sentía como tener un desgarre, con parestesias (entumecimientos) y dolor, hipersensibilidad auditiva, visual, gustativa, olfatoria y táctil.

Muchas veces, la gran imitadora hace que los síntomas se mimeticen con otras enfermedades; por ejemplo, ocasiona leucoencefalitis aguda o crónica, cuyo cuadro se distingue por

anormalidades leves o mielopatía grave (ataxia, espasticidad y alteraciones sensoriales). Si se realiza una resonancia magnética nuclear los médicos suelen confundirla con esclerosis múltiple con áreas hiperintensas en la sustancia blanca del cerebro o médula espinal.

En esta etapa se puede afectar al sistema nervioso al grado de observar inflamación, fatiga, alteraciones de la memoria y trastornos cognitivos. Estos síntomas ceden al tratamiento con antibióticos adecuados. En neuroborreliosis existen algunos muy publicitados como el del cantante norteamericano Kris Kristofferson, quien durante casi una década fue diagnosticado con Altzheimer, y resultó ser enfermedad de Lyme. Los antibióticos hicieron la diferencia.

Finalmente, también hay manifestaciones en el corazón, como la miocardiopatía dilatada, o en mi caso taquicardia paroxística autolimitada. Las molestias más comunes son síncope, disnea y palpitaciones, periodos alternantes de taquicardia y bradicardia. También puede haber cardiomegalia, disfunción ventricular izquierda o insuficiencia cardiaca congestiva. La mayoría de las disfunciones miocárdicas tienden a ser leves y autolimitadas (es decir que un episodio pasa solo). Los casos graves incluyen taponamiento cardiaco y bloqueo cardiaco completo.

Hablemos del síndrome conocido como post-Lyme. A la mayoría de las personas diagnosticadas con Lyme les va muy bien después medicarse y combatir la enfermedad. Sin embargo, los investigadores han reportado con mayor frecuencia en los últimos años que un subgrupo de los pacientes tratados y dados de alta, presentan síntomas similares, meses o años después de haber sido tratados ¿Qué síntomas son más frecuentes en los post-Lyme? Fatiga,

confusión mental (neblina mental), entumecimiento del rostro o las extremidades, hormigueo, palpitaciones, mareos, dolores y molestias musculares tipo mialgias. Estos síntomas se pueden confundir con fibromialgia, incluso algunos investigadores han sugerido que Borrelia es uno de los agentes infecciosos causantes del síndrome de dolor crónico.

Pero ¿y los sudores fríos y escalofríos?, esto se ha identificado en muchos estudios como ocasionado por infección de Babesia. De hecho, a esta coinfección se la atribuye el “empeoramiento” de los síntomas de Lyme y prolongar la duración de la enfermedad, dificultando el tratamiento. Las investigaciones han encontrado que 1 de cada 10 infectados con Borrelia, tienen coinfección con Babesia. Los pacientes coinfectados experimentan síntomas como fatiga, dolor de cabeza, sudores, escalofríos, anorexia, fragilidad emocional, náuseas, conjuntivitis, y esplenomegalia, con más frecuencia que aquellos con enfermedad de Lyme sola.

No es de extrañar que los médicos no alfabetizados piensen que los enfermos de Lyme somos hipocondriacos. También transmiten Erliquia y Anaplasma. Estas bacterias causan síntomas parecidos a los de la gripe, como fiebre, dolores musculares y dolor de cabeza. Después de la picadura de garrapata, puedes tardar hasta 14 días en comenzar a mostrar signos y síntomas.

También está la Bartonella, cuyas manifestaciones incluyen síntomas del sistema nervioso central, exacerbados. Mayor irritabilidad del sistema nervioso central, acompañado de agitación, ansiedad, insomnio e incluso puede llegar a suceder convulsiones, y otras manifestaciones de encefalitis, neblina mental, déficits cognitivos y confusión. Pero ahí no paran los síntomas, también se ha reportado manifestaciones en otros

órganos como gastritis, dolor en la parte inferior del abdomen y en las plantas de los pies, especialmente en la mañana, nódulos subcutáneos dolorosos a lo largo de las extremidades y erupciones rojas en forma de vetas rojas o estrías que no siguen los planos de la piel, arañas vasculares o erupciones papulares como ampollas. Los ganglios linfáticos pueden agrandarse y la garganta puede doler.

Hay menciones de transmisión del flavivirus de la enfermedad de Powassan, que ocasionan un tipo de encefalitis grave y algunas veces mortal. Esta enfermedad puede dejar secuelas graves como hemiplejía, dolores de cabeza severos crónicos, atrofia muscular y problemas de memoria. La tasa de mortalidad es de 10%, y alrededor de 50% de aquéllos que desarrollan síntomas neurológicos terminan con secuelas a largo plazo. ¿Qué podían haberme recetado? Pues de acuerdo a los investigadores de Lyme, varía con la etapa. Por ejemplo, durante la etapa I, cuando se presenta la infección temprana, acompañada de fiebre. Salpullido y artralgia, por lo general recetan doxiciclina, amoxicilina de 500gr o cefuroxima de 500mg, y si uno es alérgico a esas, pues solo queda azitromicina y eritromicina. Las dosis son cosa de los médicos (no pongo las dosis para evitar que tengan la tentación de automedicarse).

En la etapa 2, que generalmente es cuando la infección se extiende al resto del organismo, y hay síntomas de enfermedades neurológicas periféricas o artritis, recetan amoxicilina de 500mg, cefuroxima de 500mg; Para cuando la infección está en etapa 3 y ya hay manifestaciones cardiacas, artritis recurrente y enfermedades del sistema nervioso

central, lo que se aplica y eso fue lo que a mí me aplicaron, fue ceftriaxona intravenosa.

En este último punto también vale la pena observar, me inyectaron muchísima ceftriaxona intravenosa, por un período muy prolongado. Este tipo de procedimientos, mucho antibiótico, aplicado por semanas, es un conflicto fuerte que tienen los médicos no alfabetizados en Lyme, que no pueden concebir la cantidad industrial de antibióticos que es necesario administrarle a un paciente por hasta 6 semanas o más.

Los exámenes de laboratorio más comúnmente utilizados son tres: Westernblot, PCR y ELISA, buscando la presencia de antígenos, pero igual depende el momento o etapa de la enfermedad cuando se realicen, del laboratorio, pueden dar falsos negativos. Lo que definitivamente he visto que se utiliza para buscar la presencia de la espiroqueta es la microscopia de campo oscuro. Desafortunadamente muy pocos laboratorios la ofrecen. NO hay que olvidar que se le considera una bacteria “inteligente” porque puede incluso cambiar de forma. Esto sucede cuando las condiciones no son favorables para que sobreviva o se multiplique. Es decir, cuando en el organismo hay antibióticos, cuando hay deficiencia de nutrientes o cuando entran al líquido cefalorraquídeo, esta bacteria puede cambiar de forma. Cambia de su forma de espiroqueta (como un sacacorchos), a esferas o adquiere forma de L, incluso puede enquistarse y quedarse inmóvil (forma cística). Puede, incluso, generar una especie de baba, un biofilm, donde puede esconderse del sistema inmunológico o lanzar “señuelos” para escapar del mismo. Cuando las condiciones mejoran, para ella, puede volver a su forma de espiroqueta móvil.

A ello se le atribuye la supervivencia por largos períodos en el sistema nervioso central y periférico, y en las articulaciones, así como la desaparición de los anticuerpos dependientes de pared celular. Una vez que las condiciones son normales, nuevamente ellas revierten a su forma espiroquetal.

Un gran número de investigadores se admiten sorprendidos al revisar casos de distintas enfermedades donde han encontrado que un gran número de enfermos crónicos de las enfermedades arriba listadas, padecían realmente la enfermedad de Lyme. Pacientes ubicados en áreas zoonóticamente "no endémicas". ¿Qué significa esto? Lo resumo en la cita del artículo de Harvey & Salvato (2003): “…Concluimos que 'Lyme actualmente solo reconocida como un riesgo zoonótico y es una conceptualización limitada de un estado infeccioso más persistente y no reconocido, que debe ser considerado una epidemia global…”

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