Apariciones marianas, las revelaciones del miedo y del engaño
Por Iván Montoya Miedo y religión De la misma manera que el miedo nos condujo a la creencia en del mundo divino, y junto a él, a la existencia de dioses, paraíso y averno, el temor se convirtió en el pilar básico de control social y manipulación en de la mayoría de las religiones. Sostener una colectividad religiosa a través del miedo fue el modelo más sencillo y retributivo en cualquier sociedad. Sin mucho esfuerzo y solo a través de su poder emocional, el más recio cuerpo podía quedar subyugado al más débil de los mortales. El temor a lo desconocido es una de las emociones más poderosas de nuestro cerebro, a través de ella la materia gris trata de garantizar la supervivencia de la persona y evolución como especie, de ahí, que no resultase extraño que las primeras civilizaciones indefensas ante la compleja realidad que les rodeaba y aterrorizadas por los cataclismos de la naturaleza, huracanes, lluvias torrenciales, terremotos, y demás fenómenos naturales atribuyeran a seres celestiales todo aquello que no podían dominar ni entender racionalmente. Surgiendo la inherente necesidad humana de la creencia como método de autoprotección cerebral. Lamentablemente y pesar de ser una emoción poderosa e innata de nuestro cerebro, el miedo es un sentimiento inestable, y altamente manipulable. Desde los principios de los tiempos, la dominación humana entre congéneres se encumbró como uno de los pilares fundamentales de la teoría del poder social y
ANTROPOLOGÍA y TRADICIONES POPULARES
religioso, un método que basaba toda su subsistencia en el control y gestión del terror. Todo un arte en aquel tiempo, y una inmoralidad en el nuestro. El miedo, por lo tanto, puede aprenderse a través de la implantación de modelos enraizados de creencias diseñadas perfectamente para modificar los procesos mentales de los individuos. Dogmas que emponzoñarán el convencimiento de una falsa realidad y disuadirán de toda aquella considerada nociva para sus fines. Y aunque el uso del miedo está en cualquier origen político y social de las colectividades, es en el mundo de las religiones donde se enfatiza en todas sus formas, hasta el punto que Johan Huizinga interpreta que “este medio fue creado por la Iglesia por la falta de voluntad de hacer mejor y más dichoso el mundo”, todo lo contrario de lo que nos hacían creer. No obstante, el miedo irracional inducido por la muchas religiones no se basaba en el terror absoluto e irreversible, si no en la plática de la salvación por medio de la redención y la fe, y en el alivio de los dioses a través de rituales, ofrendas y sacrificios. Un depurado mecanismo que convierte el mundo real en un nuevo mundo virtual y ficticio al que temer. Pero hablar del binomio miedo y religión daría para horas incalculables de tertulia, y nos alejaría de la pretendida divulgación sobre uno de los fenómenos que nace dentro de
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