El libro aborda la historia de la Diablada puneña, a partir de la reconstrucción de un personaje arquetípico del mundo festivo en los Andes, el diablo danzante. Desde sus tempranos orígenes coloniales, los puentes culturales que fueron tendiéndose entre el Viejo y el Nuevo mundo permitieron que el diablo cristiano pudiera incorporarse dentro del imaginario popular andino, un escenario cultural sincrético que fue asociándolo a nuevos atributos y funciones.