La pandemia
se ensaña
con el comercio informal
JUAN CARLOS CRUZ VARGAS
E
l “Barrio Bravo” está en crisis: los locales exhiben las últimas camisetas clones de equipos de la Champions League –ya suspendida por la pandemia de coronavirus–, playeras polo multicolores de 120 pesos, perfumes de estilo francés, juguetes y tecnología chinas. Nada de eso encuentra clientes. En épocas del covid-19 Tepito resiste. En las calles no se ve el acostumbrado bullicio ni se oye el efectivo de la compraventa de mercancía pirata. Pero entre la salsa, la cumbia sonidera y el acordeón se abre paso la voz de Marco Polo,
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2264 / 22 DE MARZO DE 2020
que desde su negocio de micheladas dice a Proceso: “Hay crisis porque no hay mercancía para vender. El coronavirus no lo tomábamos tan en serio, pero llegando a México se está haciendo una psicosis social. No pensamos que iba a ser una cosa global. Hemos visto las ventas muy bajas aquí en Tepito, porque la gente no viene y no hay mercancía. No habiendo mercancía, no compras lo novedoso, y no habiendo de eso, la gente compra poquito de lo que hay.” Marco Polo no quiso revelar su nombre, pero tiene 13 años de viajar a China tres veces por año. Hasta ahora lleva unos 40 viajes a la ciudad de comercio abierto
de Yiwu para encontrar la mercadería de moda para revenderla en uno de los principales tianguis del mundo: Tepito. Si bien China fue un punto neurálgico en la llamada Ruta de la Seda desde el siglo I Antes de Cristo, en la actualidad compite ferozmente con Estados Unidos por ser la mayor potencia económica mundial. Sin embargo, el coronavirus, surgido en el país asiático, ha mermado las estimaciones de crecimiento de la economía mundial, incluyendo la de México, que se prevé que caerá hasta en 4.5% en 2020. En un mundo que seguramente caerá en recesión este año, no sólo el comercio formal está deprimido; también el informal, que no está regulado por el gobierno,