3 minute read
¿Las estrellas mueren?
from Espacio - Nigromante diciembre 2020
by Nigromante. Revista de la DCSyH, Facultad de Ingeniería, UNAM.
Por Ángel Fuentes
Me gusta observar el cielo y lo que éste cubre, sea de día o de noche. La vista que comúnmente contemplo está conformada por azoteas, cerros (destacando entre ellos El Chiquihuite), y claro, el cielo. Te transmite paz.
Advertisement
Una noche subí a la azotea. Tomé el banquito y me senté. Había pocas nubes. El cielo contaminado me daba chance de ver una que otra estrella blanca y brillante. “¿Será que algún día se apagarán por completo?” Me pregunté. En eso, escuché pasos en la escalera metálica. Alguien subía. No, mejor dicho, varios subían. Volteé. “Y aquí la respuesta, master” dijo un hombre delgaducho con lentes y bata blanca que llegaba a la azotea. Cargaba un par de portafolios, unos rollos enormes y una computadora. Venía acompañado de otras tres personas, quienes traían cargando quién sabe qué tantas cosas. Me espanté, gente. ¿¡Pues quién no se iba a sorprender con la repentina llegada de unos desconocidos de facha científica a tu azotea!? Una persona colocó y prendió una lámpara de cine; luego puso una pizarra blanca; otra, colocó una mesa y luego acomodó en el techo una caja con muchas luces y botones; una mujer con atuendo formal, encendió un cañón proyector y el científico de ojos grandotes (por la alta graduación de sus anteojos), conectó su computadora a éste.
–¡Buenas noches! –dijo la mujer–. Primero que nada, ¿qué es una estrella? Bueno, una estrella es un cuerpo celeste que brilla por luz propia. (La imagen de una estrella se proyectaba en la pizarra). Y sí, algún día, ésta “morirá” –dijo flexionando los dedos medio y anular de ambas manos.
–Una estrella –continuó la mujer– puede brillar millones de años. Su núcleo, siempre está consumiendo combustible, es decir, hidrógeno. Y cuando el hidrógeno comienza a agotarse, (su muerte), lo que pasará después, dependerá de cuánta masa tenga la estrella. Siendo así, clasifiquemos de manera simple a las estrellas como chicas, medianas y grandes. (Tres estrellas de distintas magnitudes se proyectaban).
Una estrella pequeña, dura o “vive” mucho más que una estrella grande, ya que consume menos combustible, pues tienen menor cantidad de masa. Cuando ésta agota su almacén de hidrógeno, su tamaño se va reduciendo hasta convertirse en una estrella denominada como enana blanca (cuya imagen se proyectaba), y la cual brillará por mucho tiempo más.
Una estrella mediana, como “nuestro” Sol (una foto del Güero apareció), una vez que agote su combustible, irá creciendo gradualmente hasta convertirse en una estrella denominada gigante roja. (Apareció una gran esfera iluminada de rojo). Y tiempo después, ¡esta gigante roja explotará! Se creará una enana blanca –explicaba con pasión la científica–, o una estrella de neutrones si además de helio, otros elementos aparecen durante su gradual crecimiento antes de la explosión. Seguido de la explosión, inmensas nubes de gases (nebulosas), de colores bellos y extravagantes, aparecerán. Estos remanentes de la explosión, posteriormente ayudarán en la formación de nuevas estrellas. Supernova, joven, así se le llama a esta explosión. (Y una supernova era proyectada).
–Y con las estrellas más grandes –intervino el científico–, estamos perdidos, master… O quizá... salvados.
–El proceso es casi el mismo –continuó la mujer–, pero una vez que estas explotan, crearán un agujero negro. (Una imagen de un agujero negro era mostrada). Los agujeros negros son muy densos y tienen una gran atracción gravitacional, ¡Ni la propia luz puede escapar de éste! Pero bueno, ese ya es otro interesante tema.
–¿Dudas, master? –dijo el científico. Negué con la cabeza.
–Siendo así, sería todo de nuestra parte, joven. Gracias por su atención, siga conociendo más del universo, de la naturaleza, y buenas noches.
–Buenas noches y gracias –contesté con una sonrisa al final.
Después de recoger sus pertenencias, aquellas cuatro personas bajaron por la escalera. Segundos después, se escuchó el arrancar de un auto y partieron. Alcé la mirada y contemplé las poquitas estrellas que se veían. “Entonces… tampoco mueren…” dije en voz baja.
Con la mirada ahora en el horizonte, analicé la situación que acababa de suceder. En efecto, panas, tenía que cambiar las chapas de las puertas y conseguir nuevas llaves, pues… ¿cómo habían entrado y salido de la casa aquellos personajes? Ja, ja… Chale.