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La pequeña Haru y el Boogeyman

Por Sergio Colin

En México conocido como “el Coco”, un gran miedo que le teníamos de niños, nuestras abuelas nos amenazaban sobre cómo nos comería si no nos acabábamos nuestro plato de verduras, el portarse mal era una sentencia segura para que acechara por debajo de nuestra cama, pero que todos al parecer, le perdimos el miedo al crecer. Un monstruo al que todos los niños del mundo le tienen miedo y alguna vez han escuchado de él, será cierto que nadie lo ha visto ¿Y si alguna vez nos lo encontramos debajo de nuestra cama, pero nuestro recuerdo fue bloqueado?

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Me llamo Sergio y tengo 22 años, un día como cualquier otro sufría de una horrible enfermedad llamada aburrimiento, sin más que hacer me puse a arreglar mi cuarto, saqué todas esas cosas viejas que ya no uso, en mi librero personal me fui a encontrar con un viejo libro de carros, era bastante viejo, con todas sus hojas cafés y lleno de polvo, su portada toda desgastada, ya ni se podía ver qué nombre tenía por título, a la mitad del libro entre sus páginas se encontraba un bulto, era una rosa roja, aplastada y desecada, al principio no tenía una idea cómo pudo haber llegado ahí. Tras larga meditación lo pude recordar, me la había regalado mi primera novia, mi novia de chocolate que tuve en el kínder, nos solíamos agarrar de la mano durante el receso, solo eso bastaba para ser novios en aquel entonces. Pero ¿Qué había sido de ella? ¿Qué fue de la buena Haru? Solo podía recordar que un día la dejé de ver y jamás volví a saber de ella.

Tenía que ir a contárselo a mi madre, necesitaba respuestas, pero fue decepcionante, mi madre solo me pudo decir que esa rosa me la dio de despedida, ella no volvió a saber de la niña o de su familia, me contó cómo después de su partida me puse triste, tal vez porque a mi corta edad ella fue mi primer adiós para siempre. Contacté por medio de llamadas a 4 amigos de mi antiguo salón de kínder, después de grandes charlas sobre la vida de cada uno de ellos, les pregunté qué había sido de Haru, pero ninguno lograba darme una respuesta. La busqué por toda red social, hasta recurrí al directorio telefónico y no logré encontrar nada. Me había dado por vencido en mi búsqueda, hasta que unas semanas después en el supermercado me encontré con mi maestra de inglés de ese entonces, tras grandes apapachos de parte de la profesora por fin alguien me pudo decir qué fue de ella.

Lo que la maestra me contó fue terrorífico, pero al mismo tiempo incompleto, la historia de la profesora no tenía sentido, hasta que le añadí un detalle que Haru me había dado 17 años atrás; la rosa fue la llave que me ayudó a por fin saber lo que le pasó. Algo se la llevó, no sé si fue un hombre encapuchado o “algo”, pudo ser desde su peor miedo hasta aquello que fuera tan espeluznante para la imaginación que no puede ser descrito, sé que la acosaba en sueños, no había sido trabajo de una noche, habían sido meses así, el no dormir, el mal comer y sobre todo el completo miedo que le causaba fue suficiente para que se dejara caer, es verdad, la rosa fue su despedida, tal vez fue su grito de auxilio, pedía ayuda en donde nadie la podía ayudar, un lugar donde estaba sola a merced del Boogeyman.

¿Cómo no me pude dar cuenta? Sé que era solo un niño, pero jamás noté que su aspecto cambiaba, que su voz era cada vez más débil y su mano más fría, como si la vida se le estuviera resbalando, lo que jamás entenderé es porqué todo mundo la olvidó al crecer, sus padres se fueron de la ciudad hace mucho. El tiempo olvidó a Haru, fue consumida por un demonio que nadie puede describir, pues nos hace olvidar. Escribo esta historia con dos motivos, el primero es por que ahora entiendo el significado de esta rosa, en tu ultimo adiós me diste el poder de recordarte, el segundo motivo es por que hoy tuve un sueño, soñé con “él”, me sentí fuera de mi, como si perdiera el control de mi mente y de mi cuerpo, me encontré a su merced, vi mi peor miedo, no sabía que era real o no, todavía no sé si verdaderamente me encuentro despierto, sé que viene por mi, no quiere que nadie en este mundo de adultos sepa de su presencia, dejo esta carta como acta de su existencia, solo espero no condenar a todo aquel que la lea.

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