palabras del presidente
En la memoria del año pasado, a través de este mismo espacio, manifesté que la labor de presidente del Club Talca, la enfrentaría en la esperanza de poder contribuir al desarrollo y crecimiento del Club, para mantener en alto su nombre, lo que desde luego reitero en esta oportunidad. Lo cierto es que estaba muy consciente sobre el alcance de mis palabras, porque de esa forma queríamos dar a conocer que intentábamos enfrentar una tendencia generalizada que daba cuenta de un decaimiento de la vida al interior de los Clubes Sociales, que afectaba a todas las instituciones a lo largo del país, cuestión que 6 | memoria anual
cada día se manifiesta con mayor fuerza. Pero con los hechos acaecidos en el transcurso del año, mis aseveraciones alcanzaron una relevancia que ciertamente debo reconocer, no lo tenía del todo presente, cuestión que nos hace replantearnos muchas cosas. En efecto, el alcance de mis palabras se ha visto afectado, por una serie de hechos que no estaban previstos en ningún escenario, y que son las que pasó a comentar. Primero que nada, la partida del alma del Club Talca, tal y como yo me refería a nuestro ex presidente, socio honorario y amigo, Jaime Pozo Merino, que nos dejó bruscamente y con una gran amargura, durante el último año. Esto quizás se trasformó en el golpe más fuerte que recibimos como Club y que por la forma que nos impactó y su relevancia, será tratado en la presente memoria, en la forma que el caso amerita. Luego debo mencionar la crisis social, que afectó el normal funcionamiento de nuestro Club, que nos hizo operar a puertas cerradas, por varias semanas y que nos obligó a hacer algo impensado, como cerrar y o proteger las ventanas de la fachada principal, con una estructura metálica y latones, algo por cierto que nos golpea, por la irracionalidad y brutalidad de los actos, de los cuales tenemos que protegernos. Luego aparece la pandemia del covid-19, quizás el hecho más indeseado de toda la historia del Club Talca, que literalmente nos obligó a cerrar nuestro querido Club, ya por más de 6 meses, sin poder realizar una sola actividad. Un año que pasará a la historia en blanco o quizás como el más complicado. Desconozco si en la historia, el Club se cerró por un periodo tan largo como el que estamos viviendo. Finalmente el fallecimiento de socios muy activos, agregados a don Jaime, que eran asistentes asiduos a los dóminos de los lunes, como Argimiro Rodríguez Diez y Eduardo Russo Colucci, a los que se deben agregar los socios José Manuel Pozo Merino, Sergio Onofre Jarpa Reyes, los que con la tendencia que se muestra en los últimos años, lamentablemente, no están siendo repuestos
