4 minute read

En vísperas de la proclamación de la República Catalana

La España del siglo XXI, poco tiene que ver con la del siglo pasado, guste o no guste a una parte de los herederos del franquismo, empeñados en mantener el odio inoculado durante cuarenta años de dictadura que han mantenido de forma soterrada, mientras tragaban una democracia que aceptaron a regañadientes a cambio de reinstaurar la monarquía. De eso trataba en buena medida la transición, tú me das democracia y yo te devuelvo la monarquía. De ese toma y daca, el “tit for tat” de los ingleses, vienen entre otros, el problema de Cataluña. El franquismo respetó y plasmado está en la Disposición Adicional Primera de la Constitución del 78 los Fueros VascoNavarros que otorgan a estas dos comunidades un tratamiento distinto respecto del resto del Estado español. En el año 2.000 se crea la Zona Especial Canaria ZEC, que concede a esta Comunidad Autónoma un tratamiento especial de baja tributación fiscal. Es tan difícil entender que Cataluña exija un concierto económico particular? Por aquel entonces –año 2006-- el nacionalismo catalán aprobó de forma “consensuada” y mayoritaria la reforma de su Estatuto de Autonomía, utilizando todos los cauces legales y democráticos.

En ese momento el Partido Popular solicita ante el Congreso de los Diputados con 4 millones de firmas un Referéndum de toda España para aprobar la reforma del Estatuto de Cataluña, cuando en el Estado español ya se habían celebrado cuatro referéndums (1979 País Vasco y Cataluña, 1980 Galicia y 1981 Andalucía) en las Comunidades, que no en el conjunto del Estado. Esta maniobra impresentable y antidemocrática del Partido Popular, era el inicio de una ofensiva dirigida a fomentar el odio y la desconfianza contra Cataluña. El triunfo electoral del Partido Popular, en medio de las movilizaciones del 15M y en plena crisis económica mundial sirvió para dar alas a esta campaña anticatalanista, que tendría varios episodios marcados por los servicios de Inteligencia en manos de la Vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, en los que se acusaba a los nacionalistas catalanes de corrupción (caso Pujol y Trias) con la intención de esconder el escándalo de corrupción de la Casa Real española y los políticos del Partido Popular (Caso Urdangarin y Jaume Matas). El recurso y la sentencia modificatoria del Estatuto Catalán fue orquestado y “arreglado” por el Partido Popular con un “adecuado” reparto de prebendas entre la magistratura, pactado en buena medida con un PSOE desarbolado y manipulado por sus Barones, a cambio de las cabezas de Chaves y Griñán, los mismos que hoy piden la intervención del

Advertisement

ejército en Cataluña y que en su momento ataron de pies y manos a Pedro Sánchez arrojándolo al río. Lejos de cesar la campaña anticatalanista del Partido Popular, arreció en todos los frentes haciendo uso de campañas de difamación y desprestigio de las instituciones y de las personalidades vinculadas al nacionalismo catalán.

La historia la escriben los pueblos...con coraje

De ese acorralamiento y de esas campañas, surgió el rechazo de la sociedad civil catalana a los ataques dirigidos por los populares y sus aliados, fenómeno que ha servido al nacionalismo catalán, para dar una respuesta contundente a lo que no tiene más nombre que odio a los catalanes. Esta lección de dignidad que está dando el pueblo de Cataluña, tiene un precio, un precio que van a pagar a corto y largo plazo el Partido Popular y sus aliados en Cataluña. Tiene un precio, el precio que van a pagar los que se creen que ser español es pertenecer a una raza superior que habla la lengua de Castilla y no saben dónde nacieron sus abuelos ni en qué lengua hablaban sus abuelas. El precio lo va a pagar la monarquía que tarde o temprano acabará cayendo, dando paso a la República. Los catalanes si saben quiénes eran sus abuelos, hablan su lengua y respetan sus tradiciones.

España es rica por su diversidad cultural, por la mezcla de los valores y peculiaridades de sus pueblos. El conflicto comienza el lunes, cuando los catalanes, muchos o pocos, proclamen la República catalana, convirtiéndose en un ejemplo para las futuras generaciones de todos los pueblos de España. La dignidad tiene un precio, un precio, que no conocen los corruptos, los inmorales y los catetos. No es una cuestión de leyes es una cuestión de legitimidad, el “auctoritas” ha de estar investido de la fuerza de la razón y no de la razón de la fuerza. El Partido Popular y su Rey carecen del “auctoritas” que tiene el pueblo catalán, ambos se han inclinado por el “Potestas” que se reduce a la aplicación de la fuerza de la ley y no la fuerza de la razón. La política resuelve sus problemas con la negociación y la democracia, cualquier solución por el uso de la fuerza policial y la fuerza de las leyes, descalifica a los gobernantes por su propia incapacidad. Los gobernantes están para resolver los problemas de los gobernados, no para imponer a la fuerza las leyes que ellos mismos han creado en su propio beneficio.

Propuesta de reforma Constitucional

15/10/2017 La proposición de reformar la Constitución del 78 que se ha concretado en la creación de una comisión parlamentaria en plena crisis catalana no deja de sorprender y desertar suspicacias en todos los corrillos políticos

El deseo de reformar la Constitución de 1978 viene de viejo y en honor a la verdad, es anterior a las movilizaciones del 15M, es una propuesta de José Luis Rodríguez Zapatero, durante el gobierno de Aznar en 2003 y que se concretaba en cuatro puntos: Fin de la prevalencia del varón en la línea de sucesión, Integración en Europa, Reforma del Senado, Inclusión en el texto de los nombres de las Comunidades Autónomas. José María Aznar, entonces presidente del gobierno, despreció y eludió la propuesta; una vez los socialistas llegaron al

This article is from: