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Esas otras muertes ignoradas

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Corazón de acero

Corazón de acero

M E D I O A M B I E N T E

ESAS OTRAS MUERTES IGNORADAS

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ANDRÉS ZORRO

La vida animal, factor primordial de la naturaleza, debe cumplir con muchos sacrificios diarios para mantener un orden en la vida de las personas, este sacrificio es para un grupo selecto pues así como unos sufren otros gozan.

La vida animal es probablemente una muy poco valorada; cientos de animales viven de manera indigna hasta el último paso que dan sus patas, esto generado por la caza, por la magnitud de atentados contra ecosistemas y la continua amenaza a los animales en vía de extinción.

Y es que a diario los animales mueren para mantener una sociedad consumista de toneladas de carne, como si los recursos fueran infinitos.

La vida de algunos animales es utilizada como producto; es una vida llena de maltratos generados por el ser humano no solamente por el consumo alimenticio, también por entretenimiento, fines médicos, lucrativos, como la venta y exportación ilegal de especies silvestres, e incluso hasta por la movilidad y el transporte. Hace unos años eran usados para mover vehículos de carga en las calles.

Se les denominaba “zorras” a los caballos que anclados a un carruaje transportaban kilos de material

reciclable, basura o todo tipo de artefactos para reutilizar o vender como chatarra. Este paisaje que hasta hace unos años se veía en las calles colombianas se transformó. A los habitantes que transportaban residuos de esta manera se les quitó el caballo y se les dio un medio de transporte diferente. La idea era no afectar económicamente al dueño del caballo que generaba un sustento por esta labor.

Colombia es un país donde la mayor parte de su población come carne; las vacas, las gallinas y los cerdos son las principales víctimas diarias. En las calles es normal ver los camiones con el ganado en la parte de atrás, amontonado y en camino hacia el matadero. Allí los tratos son con empujones y todos los golpes necesarios para mover a un animal que en promedio pesa 720 kg, para el caso de las reses; un paisaje triste hasta el último respiro de la víctima.

Sin embargo, este sector es una de las principales fuentes de ingreso para muchas personas. Según un

comunicado de prensa emitido por FEDEGAN el 26 de marzo del 2020 “hay un total de 700.000 ganaderos que generan un millón de puestos en la zona rural; además, la ganadería abarca a todos los municipios de la geografía nacional” lo que quiere decir que este negocio no es de unos pocos beneficiados, sino que muchas personas en varias zonas del país viven de la muerte de los animales.

En este mismo comunicado mencionan que “la ganadería produce aproximadamente un millón de toneladas de carne al año”, número con posibilidad de aumento,

pues debido al incremento de la población anualmente el sector ganadero también deberá multiplicar su producción.

Los circos, tradicionalmente hacían uso de especies exóticas en varios de sus espectáculos, pero tuvieron que modificar esto desde el 2013 pues en la ley 1638 “se prohíbe el uso de animales silvestres ya sean nativos o exóticos en circos fijos e itinerantes”. En esta ley se le dio un plazo de 2 años a los respectivos dirigentes para cambiar y adecuar sus espectáculos a nuevos eventos sin la participación de animales.

Tomada de: wirestock - www.freepik.es

En cuanto al entretenimiento también cabe mencionar a los zoológicos, sitios donde son exhibidos, pero al menos reciben una seguridad y atención por expertos, en un ambiente donde no corren ningún peligro, pero no pueden disfrutar de una total libertad como en su hábitat natural. Actualmente los zoológicos tienen problemas por los pocos visitantes en las últimas semanas. Según la revista Semana sostenible “en Colombia por lo menos 20.000 animales permanecen encerrados y sus necesidades superan los 3.500 millones de pesos”.

El problema es que muchos centros de protección animal se mantienen de los ingresos diarios de las visitas.

Recientemente se vio un caso trágico en un zoológico de Colombia. En el cual un león llamado Júpiter murió y la noticia conmovió al país pues detrás había una vieja historia de amor y cariño entre la cuidadora, a quien se lo habían quitado años atrás, y este animal salvaje. “Es muy triste, pero había que hacer cumplir la ley y está en Colombia no permite que nadie tenga un animal salvaje así sea desde pequeño; desafortunadamente el error fue cambiarlo de departamento y alejarlo del contacto de ella”, dice Miguel Uribe, médico veterinario desde hace más de 30 años. Ella es Ana Julia, quién crio al animal desde cachorro.

Toda Colombia conoció las imágenes conmovedoras de ella

llegando a visitarlo a su jaula en Monteria, y la emoción y los abrazos del animal cuando la reconoció. “Inicialmente las especulaciones decían que se había muerto de tristeza, de hambre, pero al hacer el traslado a Cali se llegó a un diagnóstico y es que tenía cáncer; es decir, no hubo negligencia de las autoridades del zoológico. Eso está en la investigación de la Fiscalía”, menciona Miguel.

La mayoría de las mascotas en Colombia no son tan exóticas como la de Ana. Según el artículo del 18 de febrero del 2019 del periódico La República basado en una investigación de BrandSrat “seis de cada 10 hogares en el país tienen una mascota”. En esta investigación también se recogen datos sobre el género de la persona que adopta, el estrato socioeconómico y otros datos sobre las personas dispuestas a adoptar.

Las principales causas por las que se desea incluir a un animal en el núcleo familiar pueden variar: los apegos, los cariños y la compañía son actos en la vida y la relación amo-mascota. Estos animales les devuelven a sus dueños con actos de afecto por el comienzo de una vida que entre otras cosas tiene compromiso y mucho amor.

Sin duda la muerte de una mascota es uno de los temas más fuertes de afrontar en un núcleo familiar. “Hoy por hoy las cosas han cambiado afortunadamente en muchos hogares y ya la mascota es tenida en cuenta como lo qué es, lo que dicta la ley, un ser sintiente, y se volvió en nuestra sociedad un ser muy importante dentro de la familia” y es que una mascota en buenas condiciones y con una buena vida puede vivir hasta 20 años (en el caso de los perros) tiempo más que suficiente para tener un apego al animal.

“yo siempre he dicho: las mascotas no nos juzgan no nos critican y no están a la defensiva con nosotros, son seres limpios, puros. La muerte de la mascota se convierte en un dolor que desgarra el alma, es un amor que no encontramos en los seres humanos”, dice Miguel.

Daniela y Valentina, con tan solo 17 y 18 años respectivamente

“La casa se siente vacía sin escuchar sus ladridos, sus paticas o cuando lloraba para que la subiera a la cama”.

afrontaron la muerte de su mascota; 12 años fue el tiempo compartido, hasta que por su estado de salud tuvieron que hacerle la eutanasia a su perrita, “Con cosas tan sencillas como mover la cola tú sentías el cariño de ella”, cuenta Valentina, con la voz un poco cortada, recordando la partida de su perrita Violeta, “cuando uno no quiere saber de nadie llega la mascota y le genera paz”, menciona Daniela, aclarando qué era un sentimiento logrado solamente por su mascota.

La importancia de la mascota en su familia era muy importante,

pues todos sentían un afecto por ella, “La casa se siente vacía sin escuchar sus ladridos, sus paticas cuando iba de la sala al cuarto o cuando lloraba solo para que la subiera a la cama. Fue un golpe muy duro para todos, ella es irreemplazable y siempre la recordaremos con amor y con la alegría que ella siempre nos dio”. Encontrar las palabras para describir el vacío que deja un ser querido es algo muy complicado, todos los sentimientos y recuerdos pasan a ser memorias y marcas de por vida y duele más cuando es un amor tan puro el qué ya no estará todos los días al lado.

“Por el momento no hemos hablado de tener otra mascota, pero sí nos gustaría tener una porque amamos los animales y nos gusta tenerlos. Violeta siempre va a ser nuestra primera perrita con la que aprendimos, no solo a amar, sino a ser responsables y respetar a los animales”, comentaron las niñas.

Al día de hoy Valentina y Daniela quieren estudiar para ser veterinarias, esperando entregar todo este amor que sienten por los animales, quienes dejan una huella imborrable en la vida de las personas. 

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