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LA EXPERIENCIA EN LAS TABLAS
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LA EXPERIENCIA EN LAS TABLAS. El ambiente teatral en torno a la Casa de la Cultura
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Diego Romero
En 1966, cuando Luz Amorocho regresó de París, llegó a una ciudad considerablemente diferente de la que había partido seis años atrás. El ímpetu modernizador no se había manifestado solamente en nuevos edificios y grandes avenidas (y en una creciente miseria urbana), sino también en el interesante ambiente cultural que se había cocinado en la ciudad. La Bogotá de 1966 se parecía cada vez menos al conventual caserío situado en lo alto de la cordillera de los Andes, cuyo conservadurismo la había hecho escapar con la intención de no volver.
De alguna manera, ese retorno significó cierta continuidad con las interesantes y entrañables experiencias que había tenido durante su estancia en la capital francesa. Jacques Mosseri, el joven arquitecto al que Luz había hospedado en su buhardilla parisina, y quien también estaba de vuelta en Bogotá, la llevó al grupo de Santiago García, también arquitecto de la Universidad Nacional, que había renunciado a la vocación impuesta por su profesión y había decidido dedicarse al teatro. Marta Traba, en el artículo que publicó en Estampa en 1955, mencionaba el gran interés que Luz tenía por el teatro; entonces, vincularse con gente del mundo teatral debía resultar para ella profundamente atractivo. Este encuentro cultural se lo manifestaba a su amiga y colega Nicole Sonolet, a los pocos días de su regreso:
Con Jacques he visto con frecuencia el grupo de teatro de Santiago García (¿te acuerdas del tipo que estuvo en tu casa con una mujer morena muy bonita?). Esa gente está organizando una “Casa de la Cultura” donde desarrollar actividades como cine, música, exposiciones, etc., además de teatro. Ya hay programas coordinados y comenzará el 14 de junio con una exposición de dibujos y una pieza de teatro. Encontraron un pequeño local comercial que han convertido en teatro —bastante bien técnicamente y de aspecto— para 180 personas.1
En 1958, Santiago García fue, junto con Mónica Silva, Fausto Cabrera y un grupo de estudiantes, uno de los fundadores de El Búho. Esta agrupación
1 Fragmento de carta enviada por Luz Amorocho a Nicole Sonolet en junio de 1966.
Portada del programa de mano de Galileo Galilei, que fue decomisado antes de su estreno por las directivas de la Universidad Nacional en 1966. Centro de Documentación, Teatro La Candelaria.
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se trasladó a la Ciudad Universitaria en 1961 y vivió algunos años de inactividad causados, entre otros asuntos, por los viajes que hizo Santiago García en 1963 para especializarse en el Actor’s Studio de Nueva York y en el Teatro Roger Planchon de Lyon. El grupo se conformó nuevamente en 1965, y adoptó el nombre de Teatro Estudio de la Universidad Nacional con el apoyo de José Félix Patiño (rector), Enrique Vargas (vicerrector) y Marta Traba (directora de la Sección Cultural)2. En este grupo se empezaron a realizar montajes de obras de teatro que significaron una introducción a las corrientes del teatro experimental de posguerra. En 1966, el grupo hizo el montaje de Galileo Galilei, una obra del reconocido dramaturgo alemán Bertolt Brecht. Este montaje se acompañó de un programa de mano cuyo contenido escandalizó a las directivas de la Universidad Nacional y que, por lo tanto, fue decomisado antes de la función. Este hecho solo podía significar dos cosas: la reimpresión del programa de mano para la función que se haría en el Teatro Colón y la salida de Santiago García de la Universidad Nacional. A partir de ese momento, comenzó a reunir a un grupo de personas que conformarían un nuevo espacio cultural, adaptando un espacio comercial ubicado en la carrera 13 # 20-54: la Casa de la Cultura. Este centro cultural, que se planteó no solo para representaciones teatrales, sino también para conciertos, exposiciones, cineclubes y conferencias, se inauguró con el montaje de Soldados, adaptación de Carlos José Reyes de la novela La casa grande, de Álvaro Cepeda Samudio, el 30 de junio de 1966; cada boleta para asistir a la función tenía un valor de 10.00 pesos. A partir de entonces, la Casa de la Cultura se dedicaría a montar obras de los autores clásicos del teatro universal: William Shakespeare, Luigi Pirandello, Antón Chéjov, Ramón María del Valle-Inclán o Alfred Jarry.
Pocos meses después de haberse asentado nuevamente en Bogotá, cuando ya trabajaba en la Universidad Nacional, Luz Amorocho ingresó al grupo de teatro de la Casa de la Cultura para formar parte de la adaptación y montaje de Marat-Sade, la obra de Peter Weiss a cuya representación no había podido asistir en Nueva York, mientras estaba en su periplo de regreso de París. Esta obra, que une la vida de Jean-Paul Marat y la del marqués de Sade, fue escrita en 1963, en alemán, y estrenada en 1964 en Berlín. Su título original es Persecución y asesinato de Jean-Paul Marat representada por el grupo teatral de la casa de salud mental de Charenton bajo la dirección del marqués de Sade. Como una de las “locas” del asilo, Luz actuó en su estreno en octubre en el Teatro Colón y las siguientes presentaciones que se hicieron
2 Carmen Alicia Florián Navas y Patricia Pecha Quimbay, El Teatro La Candelaria y el movimiento teatral en Bogotá 1950-1991 (Bogotá: Alcaldía Mayor de Bogotá, 2013), 56-66.
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Recorte de prensa con un artículo publicitario de Marat-Sade en 1966. Centro de Documentación, Teatro La Candelaria.
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en la Casa de la Cultura, tres años después del primer montaje en Berlín. La primera traducción de Marat-Sade al español la hizo Manuel Sacristán en España, en 19653. La versión que se conserva de Marat-Sade en el Centro de Documentación del Teatro La Candelaria, fechada en 1970, es la traducción de Fernando González Cajiao, quien también hizo parte del grupo de locos junto con Luz Amorocho, Rafael Maldonado y Jacques Mosseri.
No es casualidad que Luz Amorocho haya estado involucrada en diferentes proyectos para la salud mental en su trabajo con Nicole Sonolet y que luego haya representado a una de las locas en el montaje de la obra de Peter Weiss. El movimiento cultural que se construyó en la década de los sesenta a ambas orillas del Atlántico daba cuenta de profundas transformaciones intelectuales y culturales que daban pie para replantear algunos paradigmas que se habían constituido en décadas anteriores. Particularmente, en el ámbito teatral, Marat-Sade es una obra que combina el teatro de Pirandello con el de Brecht4, dos de las tendencias de la renovación del teatro de la vanguardia europea más influyentes del siglo XX.
Posteriormente, Luz actuó como Berta, uno de los personajes principales de la obra La cocina, del británico Arnold Wesker, publicada originalmente en inglés en 1957. Como parte de la contribución de Wesker al género del kitchen sink drama, esta obra representa un día en la cocina de una cafetería del Londres de posguerra. El montaje de la Casa de la Cultura se estrenó en el Festival Nacional de Arte de Cali, el 29 de julio de 1969. Luz Amorocho participó en un tercer montaje de la Casa de la Cultura5, del que, hasta el momento, no se tiene referencia. Por otro lado, Patricia Ariza menciona cómo Luz no se dedicaba únicamente a la actuación en su participación en el grupo, sino que era realmente una todera y una persona de gran confianza para Santiago García.
La Casa de la Cultura se trasladó en 1972 a su nueva sede, una casa colonial en el barrio La Candelaria, en la calle 12, adquirida en 1969 con el apoyo financiero del Concejo de Bogotá, donde tomó su nuevo y definitivo nombre, el Teatro La Candelaria. En ese mismo año, el grupo llevó a cabo el montaje de Nosotros los comunes, la primera de un importante número de obras
3 En España, la obra se estrenó en 1968. Es decir, es muy posible que la Casa de la Cultura haya llevado a cabo el primer montaje de la obra en español. 4 Norman James, “The Fusion of Pirandello and Brecht in ‘Marat / Sade’ and ‘The Plebeians Rehearse the Uprising’”, Educational Theatre Journal 21, n.o 4 (1969), consultado el 24 de agosto de 2021, DOI: 10.2307/3205571 5 “Luz Amorocho. Pionera de las arquitectas colombianas. Una conversación con Circe Sencial”, En Otras Palabras (Bogotá) 5 (junio de 1998 - enero de 1999): 134.
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Programa de mano del estreno de La cocina de Arnold Wesker, en el Festival Nacional de Arte de Cali, el 29 de julio de 1968. Centro de Documentación, Teatro La Candelaria.
Recorte de prensa con un artículo publicitario de La cocina el 8 de julio de 1968. Centro de Documentación, Teatro La Candelaria.
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de creación colectiva que caracterizarían, con los años, la poética teatral de esta agrupación. Es destacable cómo el Teatro La Candelaria se convirtió en un referente tanto de la cultura bogotana como de la dramaturgia latinoamericana. En ese momento en el que la Casa de la Cultura se constituía en un referente cultural ineludible, Luz Amorocho, sin embargo, ya había decidido que su vocación no estaba en las tablas, sino en la arquitectura:
pero esto, realmente no era lo suyo, lo que le impedía responder totalmente. Disfrutaba del montaje, los ensayos, la manera de posesionarse de un papel pero no de la presentación ante el público, lo que le exigía mucho tiempo; por lo tanto, consideró que debería dedicarse a lo suyo: el trabajo en la universidad donde estuvo 16 años.6
El exceso de fiesta en la Casa de la Cultura y todo el tiempo que le consumía el trabajo de la Universidad Nacional, tanto el que la divertía como el que la aburría, distanciaron a Luz Amorocho del grupo de teatro de la Casa de la Cultura. Eso no significó que dejara de actuar (sus representaciones de Édith Piaf y de Fanny Mickey en las fiestas eran memorables, siempre “absolutamente sobria”7) ni que perdiera interés en el mundo del teatro. Según Patricia Ariza, Luz Amorocho era una persona a la que Santiago García acudía con bastante frecuencia. Afirmamos una vez más cómo Luz Amorocho fue una de las personas más confiables que muchas personas tuvieron la oportunidad de conocer.
6 “Luz Amorocho. Pionera de las arquitectas colombianas”, 134. 7 María Acosta y Lucas Maldonado, Rafael Maldonado. Un arquitecto de tierra caliente (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2019), 144.