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VI. Cuéllar Serrano Gómez

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Epílogo

Epílogo

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VI. Cuéllar Serrano Gómez32

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Los investigadores del otro lado de este libro encontraron un artículo que publicó Marta Traba33 en 1955, “La arquitecto. Luz Amorocho”. Por las fotos, el mobiliario, los uniformes, etc.34, me imagino que estas fotos que tengo en mi álbum son en las oficinas de Cuéllar Serrano Gómez (CSG).

Luz en las oficinas de arquitectura de CSG (¿?). Ca. 1955. Archivo Maldonado -Tió.

32 CSG: firma principal de la arquitectura moderna en Colombia. 33 Marta Traba (Buenos Aires, 1930-Madrid, 1983). Escritora y crítica de arte. 34 Ver imágenes del artículo mencionado del otro lado, en Luz Amorocho, arquitecta páginas 12, 16, 63 y 106.

Edificio Seguros Bolívar. Ca. 1955. Fondo Saúl Orduz, Colección Museo de Bogotá. MdB 17796

Primer acto • 41

En el año 1950 Luz entró a trabajar en CSG, una firma a la que se unirá luego Gabriel Largacha y que construirá buena parte de la arquitectura moderna en Bogotá: el Aeropuerto El Dorado, el Hotel Tequendama o el edificio de Seguros Bolívar, donde quedaban sus oficinas recién mencionadas.

CARLOS NIÑO MURCIA: Entre los principales edificios de los cincuenta está Seguros Bolívar, donde, además de las oficinas de CSG, en el último piso, quedaba la Embajada de los Estados Unidos, las oficinas de la Texaco y de Good Year. Era como el centro administrativo de Colombia y es de una calidad impresionante. Tenía aire acondicionado, que eso en Bogotá no existe ni existía. Magnífico. Y es, justamente, de esa época en que estaba Luz.

CARLOS NIÑO MURCIA: Cuéllar Serrano Gómez fue de una importancia aterradora, sobre todo por José Gómez Pinzón, que era el timón de todo. Gabriel era el diseño, pero el gerente era José Gómez, que fue rector de la Universidad Nacional, ministro de Obras, creador de la Sociedad de Ingenieros, o sea, un tipo importantísimo. No solo hacían proyectos, sino que tenían ladrillo, prefabricados, tenían como veinte oficinas, de empresas de ellos o de asociaciones. El puente Pumarejo lo hicieron ellos, era una empresa muy berraca.

ERNESTO LLERAS: Cuando ella trabajaba en Cuéllar Serrano, a Willy35, que estaba de primíparo, se le acabó el lápiz y todos los demás, por mamarle gallo, le dijeron: “Usted tiene que ir a hablar con el jefe [que era Serrano] para que le dé un nuevo lápiz”. Y él ya iba a ir, cuando Luz lo vio y le dijo: “Noooo, no sea bobo, yo le doy un lápiz, tome, si usted va, queda como un imbécil”. Willy quedó flechado con eso. Es que esa era una característica importantísima de Luz: ella era una persona superbuena, es decir, era capaz de darse cuenta de cada uno de los demás, en qué andaba. Por ejemplo, en una visita veía quién estaba mal e iba y lo acompañaba. Luz era increíble para eso, tenía una sensibilidad impresionante, humana, y una bondad total, cosa que no tiene nadie.

35 Willy Drews (Pereira, 1938). Arquitecto y amigo de Luz.

Fiesta en la casa de Gabriel Serrano, en la carrera 7.a con calle 85. Hoy desaparecida. Ca. 1955. Archivo Maldonado-Tió.

Misma fiesta. Gabriel Largacha canta y Luz, de boina, se prepara. Ca. 1955. Archivo Maldonado-Tió.

Fiesta donde el maestro Angulo (escrito por detrás de la fotografía). Luz y Willy Drews, su compañero en CSG. Ca. 1957. Archivo Maldonado-Tió. Arriba: Misma fiesta. Luz con Gabriel Largacha. Archivo Maldonado-Tió. Abajo: Misma fiesta horas después. Guillermo, conocido como “el Pajarón” Bermúdez, Luz y Largacha. Ca. 1957. Archivo Maldonado-Tió.

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CARLOS NIÑO MURCIA: Otro proyecto muy importante de CSG fue el Club Los Lagartos. Era una cosa diferente a las oficinas, porque era un club recreacional, muy abierto, con grandes ventanales, una cosa campestre. La modernidad se presta mucho a esta integración con la naturaleza.

LUZ AMOROCHO36: CSG comenzó por Gabriel Serrano y por José Gómez Pinzón; después entró Largacha37, porque era un excelente alumno de Gabriel Serrano, y ellos lo convidaron a que también formara parte de la compañía, entonces entró de socio. Pero los diseñadores eran Gabriel Serrano y Gabriel Largacha, y se acabó. Ellos eran los que daban la última palabra, porque además eran los dos arquitectos. Pero éramos nosotros los que desarrollábamos las ideas de ellos. Entre otras cosas, porque ellos eran los responsables de esa vaina. Y pues nosotros lo desarrollábamos mejor que como lo hubiera desarrollado un dibujante, pero tocaba decir: “Gabriel, a usted qué le parece, yo solucioné esto así”. Eso no se podía decir “Yo terminé este edificio así y así es como me da la gana”.

Eso era moliendo para presentar los proyectos, como siempre. Es decir, había un ambiente, una cosa, y había como el amor por todo eso de que yo pertenezco, yo soy de la élite que estudia, o que ha estudiado arquitectura, y que es mejor que nadie, porque es artista y es científica. ¡Mentiras! Uno no es ninguna de esas cosas, pero sí creía. Lo mismo que los médicos o los ingenieros. Todos los estudiantes piensan que eso es lo último y que ellos son parte de lo último. No tanto que uno pudiera cambiar el mundo, sino que uno tenía la capacidad de cambiar el mundo. Que uno tenía la iluminación, porque pertenecía a eso que recogía todo, que comprendía todo; la ciencia, el arte, el no sé qué… Y va uno a ver y los arquitectos no son ni científicos ni nada de nada, son incultos a morir, nunca han leído nada, son unos ignorantes en general muy grandes. Y mis compañeros eran así. Entonces había unos, como hay en todas partes, que sí se preocupaban por eso, que sí leían; “el Mono” Martínez, por ejemplo, era un tipo que toda la santa vida leyó. Porque eso es solo si quieres saber del mundo en el que vives, y que estés interesada en la literatura, y que estés interesada en la música y todas esas cosas, porque estás con los ojos abiertos. Pero lo otro son las ilusiones de uno cuando sale de estudiar.

36 Entrevista inédita a Luz Amorocho, realizada por Ana María Pinzón en 2007. 37 Gabriel Largacha (Bogotá, 1921-1986). Arquitecto y docente. Socio de CSG en 1945. Ganó el primer premio en la primera Bienal de Arquitectura de Colombia en 1962. Niño desconocido, su hermana Leonor, Luz y mujer con gafas. Ca. 1953. Archivo Maldonado-Tió.

Luz, presumiblemente en el centro de Bogotá, en algún barrio por modernizar. Ca. 1955. Archivo personal de la familia Amorocho, Federico Durán.

Luz en la casa de Gabriel Serrano. Ca. 1955. Archivo Maldonado-Tió.

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LUZ AMOROCHO: Cuéllar Serrano Gómez era la godarria total. Yo por las mañanas me miraba al espejo y ponía cara de Cuéllar Serrano Gómez, porque tenía que ir allá a parecer muy católica, a parecer muy creyente, a parecer que aceptaba todos los principios morales y todas las cosas de esa sociedad, y yo como no creo en eso, ni nunca he creído ni en religiones, ni en vainas de esas y no creo en Dios. Todos eran de la Acción Católica. Imagínate, Gabriel Serrano, a quien yo estimaba mucho, una vez llegó a la oficina y nos dijo “Estoy un poco preocupado porque resulta que ahora los chinos (o sea los hijos de él, que eran chiquitos) ya suben a mi oficina y entran. Y yo tengo que esconder las revistas del Geographic Magazine porque muchas veces salen negras desnudas de la cintura para arriba”. Tenía que esconderlos para que los niños no vieran tetas. ¿Usted qué opina de convivir diez años uno con gente así?

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