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Conquista y construcción de la sociedad colonial

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CAPÍTULO I HISTORIA DE LOS LIMEÑOS ESCLAVIZADOS

En este capítulo se revisa la historia de los afrolimeños desde el siglo XVI hasta el siglo XVII. Luego, se estudia el reordenamiento del siglo XVIII y las modalidades de resistencia como el cimarronaje, los palenques y el bandolerismo. Por último, se aborda la Independencia y la República hasta mediados del siglo XIX.

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Conquista y construcción de la sociedad colonial

En el Perú la esclavitud no alcanzó proporciones a gran escala como en Brasil o Cuba, pero tuvo una fuerte presencia en la costa y, especialmente, en Lima. No existen cifras fidedignas de cuántos africanos y afrodescendientes arribaron a nuestra ciudad. Por Bowser, sabemos que en 1586 Lima tenía alrededor de cuatro mil africanos y que, para 1640, llegaba a 20 000 individuos. Para el siglo XVIII, el ingreso de africanos por el puerto del Callao se hizo en grupos pequeños, destinados especialmente al servicio doméstico y las haciendas. Hacia el final del Virreinato, se incrementó la presencia de los africanos. Así, en 1790 fueron contabilizados 13 479 africanos

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24 esclavizados y 10 023 afros libres, sumando en total 44.6 % de la población total de la capital, el pico más alto en la historia de la presencia afro en la ciudad.

La esclavitud estuvo presente en Lima, en sus haciendas y chacras, trapiches y obrajes, talleres, panaderías, callejones, casas y casonas. La mayoría no estaba encerrada permanentemente; por ejemplo, los sirvientes domésticos debían cumplir encargos y hacer las compras diarias de la familia. También acompañaban a sus propietarios a diversas actividades. Esta modalidad de esclavitud les dio amplio margen de libertad para establecer sus propias redes familiares y amicales. Los trabajadores esclavizados de haciendas y chacras, dependiendo de los propietarios, podían salir a visitar a sus parientes, participar en misas, reuniones de cofradías, fiestas y procesiones.

Las haciendas cañeras jesuitas tuvieron un mayor número de esclavizados. Por ejemplo, para 1767, la hacienda San Juan tuvo 492 y la hacienda Villa, 369, las cuales podían cultivar hortalizas, criar animales de corral y, luego, vender su producción en los tambos e incluso en la misma ciudad. En contraste, la mayoría de propiedades rurales fueron de mediana y pequeña extensión, y contaron con poca mano de obra, entre seis y cuarenta esclavizados, quienes convivieron con personas de otras castas bajo distintos regímenes laborales, como los aparceros y yanaconas, los jornaleros eventuales esclavizados y libertos.

Ilustración del Códice Trujillo del Perú de Martínez Compañón. En las haciendas cercanas a Lima los africanos y sus descendientes tuvieron que trabajar como agricultores. Muchos de estos se rebelaban y huían formando palenques. 25

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Esta información nos muestra que en Lima no predominó el modelo de plantación como en Brasil, Colombia y Cuba donde las haciendas de café, caña de azúcar, tabaco, entre otras, fueron grandes propiedades con mano de obra esclavizada a gran escala, en su mayor parte homogénea gracias a sus orígenes étnicos, idioma y religión; sometida a un control férreo y trabajo sistemático.

En Lima fue común la esclavitud a jornal. Estos trabajadores se desplazaban por la ciudad, el Callao y las haciendas cercanas en busca de trabajo. Iban sin cadenas, apenas con un papel donde constaba el permiso de su amo; no tenían ningún elemento visible para identificarlos como esclavizados. Este sistema permitía que un esclavizado trabaje para un tercero; entregaba una parte de su salario al amo y lo demás era para su manutención. Por lo general, no se requería una especialización laboral al existir una amplia demanda de trabajadores en las chacras, haciendas, obrajes, talleres, etcétera. Por su parte, las jornaleras esclavizadas se desempeñaron como vendedoras ambulantes, carniceras, lavanderas, cocineras, amas de leche, etcétera.1 Este sistema permitió mayores márgenes de libertad y cierta capacidad de consumo a los jornaleros, posibilitando el contacto de los afros con otros grupos étnicos.

También existieron algunas casas, haciendas, chacras, obrajes y panaderías donde los trabajadores esclavizados

1. Las amas de leche eran nodrizas dedicas a cuidar a los recién nacidos e infantes. En la costa y algunas ciudades del Perú y América Latina fueron africanas y afrodescendientes; en las zonas andinas fueron principalmente mujeres indígenas.

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