Arqueología de una mirada criolla: el informe de la matanza de Uchuraccay1 Santiago López Maguiña El Informe de la Comisión Investigadora de la matanza de Uchuraccay, presidida por Mario Vargas Llosa, y el artículo que este escribió bajo el título de “Historia de una matanza”, en el que da testimonio de su intervención en dicha comisión, son los primeros documentos producidos por actores encargados por el Estado peruano para establecer la verdad de hechos de violencia en los cuales estuvieron comprometidas las Fuerzas Armadas, de una manera directa o indirecta. El Informe de la matanza de Uchuraccay constituye, a su vez, el primer documento oficial sobre la etapa de violencia que asoló al Perú debido a las acciones subversivas de Sendero Luminoso iniciadas en 1980. En él se fijan los términos y los valores mediante los cuales el discurso estatal percibía las acciones violentas que venían desarrollándose. Pero también se fijan las categorías y los esquemas con que el discurso oficial va a representar y explicar los hechos de violencia que en adelante van a ocurrir. En este carácter inaugural radica la importancia de estos textos. Historia de un malentendido Los dos textos mencionados explican la matanza de Uchuraccay como fruto de un malentendido. La muerte que los ocho periodistas encontraron en las alturas de la provincia de Huanta la tarde del 26 de enero de 1983 se originó en un equívoco. Las víctimas fueron confundidas con militantes de Sendero Luminoso, cuando para los campesinos todo forastero era parte de esa organización política. La confusión estaba acentuada por factores étnicos. La cultura “primitiva”, según el Informe, de los comuneros iquichanos hacía de éstos sujetos incapaces de distinguir entre periodistas que portaban máquinas fotográficas y teleobjetivos, y “combatientes” de Sendero que llevan armas de fuego. 1. Este texto sigue en parte el esquema de investigación arqueológica del discurso elaborado por Foucault en Arqueología del saber (Cf. Foucault 1970). Echamos mano así mismo de categorías que proceden de la semiótica del discurso (Cf. Fontanille 2001).