Novela romántica y nación: memorias f(r)iccionales y subjetividades protésicas Marcel Velázquez
Introducción Existe una arraigada opinión entre los estudiosos de la literatura que descalifica la novela romántica peruana1 por ser tardía, deficiente, imitativa y artificial: una novela incapaz de refractar las tensiones del mundo social, que no comprendió nuestra heterogeneidad cultural ni pudo construir una metáfora de la nación en formación. Este artículo pretende demostrar la invalidez de esa tesis y estudiar el papel de la novela romántica como fuente de memorias f(r)iccionales en las formulaciones de las alegorías del relato fundacional de la nación. Se analizará El padre Horán (1848) de Narciso Aréstegui, Edgardo o un joven de mi generación (1864) de Luis Benjamín Cisneros y Salto atrás (1889) de José Antonio de Lavalle. La primera y la tercera constituyen el inicio y el final del peregrinaje novelístico romántico. Inicio signado por estrategias costumbristas y un final que se hibrida con códigos y retóricas del realismo. En estas tres novelas se estudiará la textura y densidad de las memorias individuales y colectivas, la apropiación y distorsión del pasado, las políticas sexuales y étnicas que permiten la reproducción de la sociedad y la recurrente y perturbadora construcción de subjetividades protésicas (personajes definidos por la ausencia de un elemento constitutivo de su ser que es reemplazado por un elemento ajeno que produce identidades mutiladas y memorias artificiales). Dado que el proyecto nacional limeño-criollo es el hegemónico en el período, se examinarán las articulaciones del mismo con las novelas estudiadas, sin obviar los gérmenes de otros proyectos nacionales subalternos.
1. Un análisis detenido de las lecturas de la crítica y la historia literarias sobre la novela romántica puede encontrarse en mi libro El revés del marfil (2002: 60-70).