![](https://static.isu.pub/fe/default-story-images/news.jpg?width=720&quality=85%2C50)
4 minute read
Darwin y los fósiles como testimonios de la historia geológica
Darwin, biólogos y geólogos festejaron por igual. Sobre la contribución de Darwin al conocimiento geológico recomendamos especialmente un artículo escrito por dos importantes geólogos argentinos: Víctor Ramos y Beatriz Aguirre-Urreta (quien además es paleontóloga), ambos de la Universidad de Buenos Aires. Entre los aportes de Darwin a la geología pura y dura, Ramos y Aguirre-Urreta (2009) destacan la construcción del primer mapa geológico regional de la Patagonia argentino-chilena (más adelante hablaremos de otros aportes geológicos de Darwin, más vinculados a la paleontología estratigráfica).
Darwin y los fósiles como testimonios de la historia geológica
Advertisement
Volvamos a Darwin y a la Argentina, que en los años 30 era circunstancialmente una confederación de provincias. Durante su permanencia aquí (en total, estuvo casi dos años entre 1832 y 1834), el joven y rubio visitante inglés exploró el territorio del Plata, la costa patagónica (más extensamente que Alcide d’Orbigny, quien, como vimos en el capítulo iii, había andado por estos pagos unos años antes) y la región mesopotámica, aunque solo hasta las inmediaciones de la Bajada del Paraná (hoy ciudad de Paraná, margen izquierda del río Paraná, en la provincia de Entre Ríos; d’Orbigny había remontado el río Paraná hasta Corrientes, mucho más al norte).
Una de las cosas que más llamaron la atención de Darwin fue el registro de conchillas de moluscos pertenecientes a especies actuales, entre ellas Azara labiata6, en tierras alejadas de la costa del río de la Plata (en Uruguay y en Argentina). Woodbine Parish (1796-1882), representante británico en Buenos Aires entre 1824 y 1832 y, en condición de tal, gestor del reconocimiento de nuestra independencia ante la Corona británica (Schávelzon y Arenas, 1992), había informado a Darwin la presencia de aquellos bivalvos en el camino de Buenos Aires a San Isidro, bastante lejos de la costa, embebidos en una masa estratificada de roca, en un punto distante dos o tres millas al norte del Plata. ¿Qué hacían esas conchillas ahí, tan lejos de la playa? A Darwin se le ocurrió que la zona del Plata se había levantado en tiempos prehistóricos y que el mar, consiguientemente, se había retirado dejando las conchillas al descubierto (del mismo modo, suponía Darwin, los descensos continentales producían un avance de las aguas marinas sobre el territorio). El planteo era novedoso. D’Orbigny también había postulado que la línea de costa había avanzado (y luego retrocedido, dejando los fósiles expuestos), pero no como resultado de un descenso del continente sino a raíz
6 Actualmente, A. labiata es un sinónimo junior de Erodona mactroides, un corbúlido de las costas del río de La Plata (Scarabino, 2003).
de una gran marejada de proporciones continentales. Hoy sabemos que la línea de costa sí retrocedió, pero principalmente como resultado de un descenso del nivel del mar durante un período glacial; tengamos en cuenta que hacia 1840 era inconcebible un aumento o disminución del volumen de los océanos: recién esta idea se tornará aceptable con la teoría glacial7 .
La existencia de fósiles similares en diferentes puntos del país dio al inglés una idea de la magnitud de ese levantamiento continental. En los alrededores de Bahía Blanca, más precisamente en Punta Alta, había restos de moluscos marinos pertenecientes a especies actuales en asociación con huesos de grandes mamíferos extinguidos (esta asociación abría la puerta a la controversia, como veremos más adelante). En Observaciones geológicas se menciona que en esa localidad del sur bonaerense, precisamente en las capas de grava (capas a y c), había más de veinte especies vivientes de invertebrados marinos –moluscos, corales y cirrípedos8–, asociadas a especies extinguidas de mamíferos. Cuatro o cinco de esas especies de invertebrados eran comunes a los depósitos de conchillas levantadas (upraised shells) de las llanuras rioplatenses.9 En la capa b, la intermedia, no había fósiles marinos, con excepción de unos pocos fragmentos, y sí restos óseos de un mamífero extinguido, un armadillo. En cuanto a la composición de esta última capa, Darwin indicó que era muy parecida a su barro pampeano, o a la arcilla pampeana de d’Orbigny.10
Entre los mamíferos hallados en las capas de grava de Punta Alta (capas a y c) se encuentran los fósiles recolectados durante su viaje: Megatherium cuvierii, Megalonyx jeffersonii, Mylodon darwinii, Scelidotherium leptocephalum, Toxodon platensis, y Equus curvidens. Los huesos de estas especies extinguidas presentaban microorganismos adheridos, entre ellos varios infusorios de un origen indudablemente continental. En este caso, Darwin no tuvo inconvenientes en admitir que esos bichitos provenían de la denudación del barro pampeano, es decir de su capa b. Sin embargo, como dijimos, varias de las piezas óseas tenían también incrustados invertebrados de procedencia marina, principalmente cirrípedos y sérpulas11. ¿Cómo podía ser eso posible? ¿Se
7 El Estudio sobre los glaciares de Louis Agassiz es de 1840, pero recién en el siglo xx se reconocerá el importante papel que las glaciaciones desempeñaron en la historia del planeta. 8 Grupo de crustáceos que viven fijos en las rocas, muy comunes en las restingas de las costas patagónicas, en donde se los conoce como dientes de perro. El género más conocido es Balanus. 9 Darwin no encontró en Punta Alta restos de Azara labiata, por ser este un bivalvo típicamente estuarial. 10 Actualmente, este nivel sedimentario corresponde a distintas unidades formacionales de edad pleistocena. 11 Gusanos tubícolas calcáreos, que actualmente viven en todos los mares.