4 minute read

Dinosaurios y otros grandes bichos extinguidos bajo la luz de la ts

Next Article
Para cerrar

Para cerrar

rechazan que la morfología idealista haya sido intrínsecamente racista. En efecto: una cosa es que varios, muchos o todos los morfólogos idealistas hayan sido racistas, y hasta haber estado afiliados al partido nazi, y otra muy distinta es afirmar que la morfología idealista sea intrínsecamente racista. En todo caso, afirman Levit y Meister, el darwinismo ortodoxo, el inglésnorteamericano, contribuyó en igual medida a la doctrina de la desigualdad racial (al racismo en definitiva), e incluso fueron muy racistas algunos de los arquitectos de la ts.

La ts inclinó la balanza hacia el adaptacionismo. El programa adaptacionista inaugurado por Darwin e impulsado por Bates y Wallace fue relanzado con toda fuerza desde la ts. Veamos ahora de qué modo la historia evolutiva de nuestros dos animales favoritos, los dinosaurios y el Homo sapiens, fue reescrita al modo darwiniano, a la luz de esta nueva teoría.

Advertisement

Dinosaurios y otros grandes bichos extinguidos bajo la luz de la ts

Los dinosaurios (los no avianos) parecían ser el mejor ejemplo de evolución ortogenética: no solo eran grandes (la mayoría, no todos), sino que solían presentar estructuras anatómicas desproporcionadas (cuernos, placas o púas), más desarrolladas de lo que la adaptación al medio les demandaba. Como comentamos al hablar de Julian Huxley y el Megaloceros, el desafío de los dinosaurólogos adscritos al moderno darwinismo fue explicar esos casos desde la ts.

George Simpson no trabajó en dinosaurios, pero tuvo en Edwin H. Colbert (1905-2001), su colega en el museo neoyorquino, a un magnífico aliado contra la herejía de la ortogénesis. Específicamente con relación a los saurópodos, Colbert expresó:

[Los saurópodos fueron] herbívoros semiacuáticos que, por lo general, vadeaban en los pantanos, en ríos o en lagos, donde su gran peso podía ser parcialmente sostenido por el agua y donde podían buscar seguridad de los ataques de los dinosaurios predadores gigantes. Esas adaptaciones fueron muy exitosas, ya que los brontosaurios58 sobrevivieron hasta casi el fin de los tiempos cretácicos y estuvieron distribuidos por el mundo. [Las cursivas y la traducción son nuestras] (1955, p.55)

Como puede verse, los saurópodos de los 50 no eran ya los seres incapacitados que habían montado los ortogenetistas, aquellos reptiles condenados

58 Colbert se refiere seguramente a los saurópodos en general.

por la evolución a vivir semisumergidos hasta el cuello en una ciénaga. Ahora eran criaturas adaptadas con éxito a la vida en esos ambientes. Alfred Romer (1894-1973), director del Museo de Anatomía Comparada de Harvard luego de la guerra, también pensó a los dinosaurios como animales adaptados por completo a su entorno. Darwin estaba otra vez de moda entre los dinosaurólogos; se acercaba el centenario de la publicación de El origen de las especies (en 1959) y nadie quería quedar afuera de las celebraciones.

Otro ejemplo clásico de ortogénesis era el tigre dientes de sable, que no era un dinosaurio sino un gran mamífero carnívoro extinguido. Bajo el nuevo paradigma darwiniano, William D. Matthew (1871-1930), del American Museum of Natural History de Nueva York (y suegro de Colbert), dictaminó que los enormes y (en apariencia) desproporcionados colmillos del esmilodonte (nombre científico del susodicho tigre) eran órganos adaptados por la selección natural a perforar los gruesos cueros de los paquidermos. De esta manera, esos grandes gatos no se habrían extinguido a fines del Pleistoceno por haber superado su límite adaptativo, su techo evolutivo, como creían los ortogenetistas, sino porque se extinguieron los paquidermos, es decir, porque se les acabó la comida. Una explicación darwiniana, o al menos más compatible con el darwinismo.

Claramente, el adaptacionismo comenzaba a recuperarse en el ámbito de la paleontología de vertebrados. Los dinosaurios se iban darwiniseando conforme la ts se consolidaba (y endurecía). Sin embargo, el giro darwinista dejaba importantes cabos sin atar, por ejemplo, la extinción supuestamente repentina de los dinosaurios no avianos hacia el fin del Mesozoico. ¿Por qué razón se habían extinguido todos y a la vez? La ts no parecía tener una respuesta muy convincente a esta pregunta. De hecho, para el darwinismo las extinciones siempre fueron más un dolor de cabeza que otra cosa, sobre todo las masivas. Ciertamente, los cambios ambientales responsables de esas extinciones debían ser dramáticos, tan dramáticos como para que una especie no lograra adaptarse a ellos y, como vimos, el enfoque lyelliano/darwiniano prohibía los cambios dramáticos. El argumento que algunos modernos darwinistas emplearon para justificar la desaparición repentina de ciertos linajes fue la superespecialización.59 Los dinos cretácicos se hallaban superespecializados, tanto que un ligero cambio ambiental fue suficiente para provocar su extinción. Era razonable que una forma superespecializada se extinguiera ante la más mínima modificación del entorno, sobre todo si esa modificación era relativamente rápida. En cambio, las formas generalizadas parecían ser más adaptables a los ambientes cambiantes (Salgado, 2001).

59 Esta idea había sido planteada por primera vez por Rensch en los 40 para ciertos casos en los que se hallaba implicada la alometría (Reif y otros, 2000).

This article is from: