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La candidatura de Prado
4 18vv vv [ vv ] AGOStO 1875 [ dInamarca ]
vvvvv FALLECE EN LA CIUDAD DE COPENHAGUE EL ESCRItOR DANéS HANS CHRIStIAN ANDERSEN, UNO DE LOS MáS RECONOCIDOS AUtORES DE LA LItERAtURA INFANtIL. ENtRE SUS CUENtOS MáS CONOCIDOS SE ENCUENtRAN: "EL PAtItO FEO", "EL tRAjE NUEvO DEL EMPERADOR", "LA REINA DE LAS NIEvES", "LAS zAPAtILLAS ROjAS", "EL SOLDADItO DE PLOMO", "EL RUISEñOR", "EL SAStRECILLO vALIENtE" Y "LA SIRENItA". ANDERSEN tAMbIéN INCURSIONÓ EN OtROS GéNEROS, COMO POESÍA, tEAtRO Y NOvELAS.
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den tro del par ti do –Fran cis co Ro sas, José de la Ri va-Agüe ro, Au re lio Gar cía y Gar cía y otros– nin gu no logró la una ni mi dad ante los ele men tos directores. Había quien tenía de ma sia das odio si da des acu mu la das, quien era con si de ra do sin re lie ve su fi cien te y quien re ci bía la ta cha de ser ajeno a la vo ca ción po lí ti ca.
A la distancia de casi cien años pa re ce que el mejor candida to que, dentro de las circunstancias exis ten tes, pudo escoger en sus filas el Partido Civil para las elecciones de 1876 fue Ma nuel Costas. Su condición de primer vicepresidente encargado una vez, con carácter interino, del mando, le había dado ya una dimensión nacional. Contra él no había pasiones desatadas. Hombre del sur, habría repre sentado un desmentido a la acusación de que el civilismo era, en el fondo, un grupo cerrado compuesto por personas de la alta clase de Lima. Pero seguramente no tenía arrastre popular, ni respaldo en ese centro del poder.
la caN DI Da tu Ra DE pRa Do.- Había, por otra par te, un candida to fijo según la opinión de muchos: el general Ma riano Ignacio Prado. De lo que de él pensaban sus partida rios es un índice lo que expre só el diputado Ma nuel Ri va ro la, años atrás, en la sesión de 10 de noviembre de 1868: "Por Prado es el Pe rú una nación digna y respetada; por Prado alcan zó el Perú la supre macía entre las naciones de Amé ri ca me ri dional; por Prado no pesa hoy sobre el Perú la banca rrota y el descré dito; Prado es la personificación de las glorias de la Patria". Se había dicho reiteradamente que no estu vo presen te en las ba te rías del Callao duran te el comba te del 2 de ma yo; pe ro esa ase veración podía ser con testada, en pri mer lugar, con la afirmación de que un gobernan te no lucha necesariamente en el puesto de sus subordinados y, además, con el testimonio, de quienes aseveraban haberlo visto tomar algunas medidas directivas en esta acción. Por otra parte, durante la época del Congreso Constituyente de 1867 había revelado tolerancia, paciencia, calma y espíritu de conciliación. Al referirse a su vida durante el período posterior a 1867, Pedro Pablo Figueroa, dice lo siguien te en su Diccionario biográfico de extranjeros en Chile: "Se estableció en Chile dedicándose a la industria del carbón de piedra en Carampangue. Explorando esos ricos yacimientos de carbón fó sil, adqui rió una fortuna que le ha permitido viajar por Eu ro pa”. El mismo au tor hace el siguiente retrato de Prado a quien conoció: "De estatura regular, más bajo que alto, grueso, patilla ne gra ce rrada, vestido de ne gro, y llevando un bas tón de ébano en la mano".
En un artículo titulado "Quieren ahogarnos" sobre las tendencias expansivas de Chile hacia el norte, el periódico La Na ción de Lima expre só lo siguien te el 26 de agos to de 1872: "An tes del atentado de los Gutiérrez, preparaba el coronel Prado en Chile una revolución que debía estallar en el Perú. Lo hacía en la hipó te sis, bastan te acreditada en esa época, de hallarse dispues to el co ro nel Balta a dar un golpe de Estado. Hubo tan to error como buena in tención en el arbitrio ele gi do por Prado para pre ve nir las des gracias de su país; a pesar de to do, estu vo en su de re cho. Pe ro, ¿por qué el Gobierno de Chile le otorgó su complicidad, inji riéndose en asun tos para él vedados?". La versión de que Prado conspi ró contra Balta duran te los últimos días de la administración de este y que obtu vo el apo yo o la condescendencia del Go bierno chileno (sin pactar, por lo demás, nada desdoroso para el Perú, según aclaró este mismo artículo) necesita mayor documentación. Según La Na ción llegó a reunir dos buques, quince mil fusiles, muchos cañones, sables, municiones, vestuarios de tropas, fuertes provisiones de carbón y otros elementos para emprender una formidable campaña insurreccional.
En abril de 1873 el Con greso apro bó el ascenso de Prado a general de bri gada, a pro puesta del Ejecuti vo, lo cual evidencia la cordialidad de las re laciones entre el dictador de 1866 y su secretario de Hacienda convertido en jefe del Estado. Al mes siguiente fue colocada en el lugar de la antigua portada del Callao la primera piedra del hermoso monumento en homenaje al 2 de ma yo de 1866. Ele gi do diputado por Cañe te en las elecciones de 1874, fue Prado llevado por unanimidad a la presidencia de su Cámara al iniciarse la legislatura de este año. Votaron a su