8 minute read

Víctor Raúl Haya de la Torre

EN MÉXICO (HAYA DE LA TORRE), ENTREGÓ A LA FEDERACIÓN DE ESTUDIANTES EL 7 DE MAYO DE 1924 UNA BANDERA DE LA UNIDAD INDOAMERICANA: SOBRE UN FONDO ROJO APARECÍA EN ELLA UN CÍRCULO DORADO CON EL MAPA TAMBIÉN DORADO DEL CONTINENTE DESDE EL RÍO BRAVO HASTA EL CABO DE HORNOS. ESTE HECHO FUE CONSIDERADO COMO LA ENUNCIACIÓN DE LA PRIMERA PARTE DEL IDEARIO APRISTA.

[ ii ]

Advertisement

VíCTOr rAÚL HAYA de LA TOrre.- Nacido en Trujillo el 22 de febrero de 1895 en un hogar aristocrático pero no acaudalado, Víctor Raúl Haya de la Torre se destacó en el grupo literario de su ciudad natal al que pertenecieron Antenor Orrego, Alcides Spelucín y César Vallejo. Llegó a escribir una comedia en 1917 y viajó a Lima ese año a proseguir sus estudios universitarios. Después de un corto viaje al Cuzco que amplió al departamento de Apurímac, al de Puno y a Bolivia volvió a la capital y trabajó en el bufete de un prominente abogado unido por estrechos vínculos con el ex presidente Leguía. Se hizo conocer públicamente por la actuación que tuvo como personero estudiantil, el más destacado entre los tres que fueron nombrados con motivo de la huelga obrera de enero de 1919, de la que emanó el decreto sobre la jornada de ocho horas. Fue elegido presidente de la Federación de Estudiantes del Perú en 1919 y organizó y dirigió el Congreso del Cuzco en 1920. Fundó en 1920 la Universidad Popular González Prada. Viajó ese mismo año como personero universitario a Buenos Aires, Montevideo y Santiago en misión de solidaridad generacional y continental. Las jornadas oratorias y multitudinarias del 23 de mayo de 1923 lo tuvieron como primer protagonista. Uno de sus grandes amigos y protectores en esta época fue el escritor y profesor presbiteriano Juan MacKay, director del Colegio Angloperuano. Candidato en las elecciones para la presidencia de la Federación de Estudiantes en 1924, en calidad de reeleccionista (ya había ejercido el cargo en 1919 y 1920) sus adversarios se hallaban divididos entre los grupos que encabezaban separadamente Carlos Sayán Álvarez y Alfredo Herrera y otros sectores heterogéneos y dispersos. Para unificar a todos esos elementos, hubo quienes propiciaron la candidatura de Manuel Seoane. Al principio, Seoane se negó pues hallábase muy ocupado con una tienda que había abierto y con otro negocio que tenía en Chosica y pensaba casarse. Pero al fin aceptó intervenir en la política universitaria para aparecer como la figura “anti Haya” de aquella joven generación. Pero en la noche de la votación (que ganó Seoane), el 2 de octubre de 1924, Haya de la Torre fue apresado. Ante esa noticia fue elegido por unanimidad y Seoane ocupó la vicepresidencia. Después de siete días de huelga de hambre, fue Haya deportado a Panamá. Invitado a México por el secretario de Educación José Vasconcelos, dio al dirigirse a este país conferencias en La Habana y se vinculó con dirigentes estudiantiles e intelectuales de Cuba. En México, entregó a la Federación de Estudiantes el 7 de mayo de 1924 una bandera de la unidad indoamericana: sobre un fondo rojo aparecía en ella un círculo dorado con el mapa también dorado del continente desde el río Bravo hasta el Cabo de Hornos. Este hecho fue considerado como la enunciación de la primera parte del ideario aprista.

Tras de breve permanencia en Estados Unidos hizo una detenida visita a la Unión Soviética donde asistió como “espectador visitante” al quinto congreso mundial del Partido Comunista y al congreso mundial de la juventud del mismo partido. Invitado a pertenecer a esta agrupación, se negó. Enfermo, viajó a Suiza en noviembre de 1924 y entonces comenzó su cordial amistad con Romain Rolland. Perseguido por la policía suiza que actuaba instigada por el Gobierno peruano, huyó a Italia y pasó luego a Francia. La primera asamblea latinoamericana aprista tuvo lugar en París en julio de 1925 y allí se aprobó el programa antiimperialista del Apra, complementario del de la unidad indoamericana formulado en México en 1924. En marzo de 1925 estudiaba en la Universidad de Londres. Entre las actividades a que se dedicó entonces cuéntase su intervención en el acto contra el imperialismo norteamericano que tuvo lugar en París en junio de 1925, la fundación de la primera célula aprista en esa ciudad a la que ya se ha hecho referencia, la publicación del artículo “What is the Apra” en la revista The Labour Monthly de diciembre de 1926, la organización de una jornada oratoria contra la intervención bélica en Nicaragua que tuvo lugar en París en enero de 1927, los debates en el primer Congreso Antiimperialista de Bruselas en febrero del mismo año (en el curso de los cuales fue notoria la pugna entre comunistas y apristas), los estudios y conferencias en Oxford. En setiembre de 1927 viajó a Estados Unidos donde tuvo intensa actividad como orador y pasó después a México a dictar numerosas conferencias. Su primer libro, Por la emancipación de la América Latina apareció en Buenos Aires ese año.

[1]

[2]

eL COMITÉ deL PArTIdO SOCIALISTA. Tras la fundación del Partido Socialista, que luego se convertiría en el Partido Comunista del Perú, José Carlos Mariátegui organizó un equipo de trabajo integrado por algunos de sus allegados. Aquí, vemos una de las reuniones de este comité, a finales de 1930. (I), y a sus miembros durante una fiesta celebrada en una planta de Vitarte (2). de izquierda a derecha, aparecen Mariátegui, Julio C. Mariátegui, Ángela ramos. C. A. Velásquez y al volante, ricardo Martínez de la Torre (2).

APrA

editada por el Frente Único de Trabajadores Manuales e Intelectuales, esta revista semanal fue el órgano de la Alianza Popular revolucionaria Americana (APrA), mejor conocida como Partido Aprista Peruano. Fue fundada por Serafín del Mar y empezó a publicarse en 1930, hasta 1932. Tras una breve interrupción, volvió a publicarse en 1933 y 1934. en este segundo periodo, Víctor raúl Haya de la Torre fue su director político, y Juan |Arce Arnao se encargó de la dirección técnica.

En 1928 inició una gira por los países de América Central. Su primera etapa fue la de Guatemala, país de donde fue expulsado. En El Salvador, se repitió esta situación, y escapó de una asechanza contra su libertad urdida con el fin de entregarlo a la guardia nacional de Nicaragua. Al dirigirse en una carta al intelectual costarricense Víctor Guardia Quiroz, acusó Haya de la Torre a la Legación norteamericana en ambas Repúblicas, por haber insinuado las dos medidas bajo el influjo de la United Fruit. Viajó en seguida a Costa Rica pues allí contaba con la amistad generosa de Joaquín García Monge y no fue molestado. La solidaridad entre los universitarios del continente iniciada amable y elocuentemente hacia 1908, a través de congresos, viajes e himnos, adquirió entonces un sentido de insurgencia contra la vieja política, contra los abusos del poder, contra el estacionarismo y el egoísmo sociales y contra el imperialismo sin adoptar, en una primera época, filiación doctrinaria específica. Eran los tiempos en que los jóvenes admiraban indistintamente a Manuel González Prada, a José Vasconcelos, a Gabriel Alomar, a Miguel de Unamuno, a H.G. Wells, a Henry Barbusse, a Anatole France y a las revoluciones rusa, mexicana y china. El viaje de Haya de la Torre a la Unión Soviética pareció acercarlo al comunismo; pero no llegó a producirse esa mezcla. La Alianza Popular Revolucionaria Americana nació con carácter continental y con este lema: “Por el Frente Único de Trabajadores Manuales e Intelectuales. Contra el imperialismo. Por la unidad económica y política de Indoamérica. Por la nacionalización de la tierra y la industria. Por la internacionalización del canal de Panamá. Por la solidaridad con todos los pueblos y clases oprimidas del mundo”. De inmediato actuó como una liga o asociación que insistió en la prédica antiimperialista y en la unidad indoamericana. A la campaña de Manuel Ugarte contra la expansión de Estados Unidos agregábase un acento social y político, un hervor juvenil y la búsqueda de una organización concreta. El espíritu revolucionario que acogía una de las palabras del nombre adoptado por Haya para el movimiento por él fundado, surgía con independencia frente a las consignas de la Tercera Internacional o de otra cualquiera. Si hubo, sobre todo en un primer momento, un marxismo sedicente en Haya de la Torre, luego insistió en que, de acuerdo con la dialéctica de la vida y de la historia, el marxismo podía ser recusado apoyándose en los conocimientos del siglo XX y en la circunstancia de que fue formulado en Europa y para Europa. El creador del aprismo quiso combinar las ideas de Marx con la teoría de la relatividad de Einstein. Las diferencias sociales, económicas y políticas entre América y Europa preocupáronle especialmente y por eso habló de “la necesidad de enfocar los problemas americanos y especialmente los indoamericanos en su total extensión y complejidad”. De dicha premisa salió la tesis de que si el imperialismo era en Europa la última etapa del capitalismo, en América era la primera y la de que la revolución aquí debía buscar el apoyo de las clases medias. Con estos antecedentes fundamentó más tarde la doctrina del espacio-tiempo histórico desarrollada en un libro publicado en 1948 y quiso ofrecer no solo una teoría social o un partido político sino una revisión y una interpretación total de la vida indoamericana.

Aunque pudo haber estado influido por la Revolución China en la época de Sun Yat Sen y por los partidos europeos de la primera postguerra, Haya de Torre ha reconocido como puntos de partida para su movimiento solo la reforma Universitaria surgida en Córdoba en 1918 (extendida a Lima en 1919 para fundar la Universidad Popular en 1920) y la Revolución Mexicana. La denuncia del imperialismo como el gran enemigo no apareció acompañada por el odio al pueblo estadounidense y llevó consigo la aclaración, que en años posteriores a 1933 se hizo más clara, de que ese fenómeno, el imperialismo, ostenta, dentro de su acción económica, un sentido ambivalente que comporta peligro pero trae también progreso para los países de economía retardada. Aliado de esta prédica, Haya de la Torre hizo, sobre todo en su primera época, la condena del feudalismo, en su concepto el verdadero vencedor en la guerra de la Independencia indoamericana, culpable del fraccionamiento continental en veinte Repúblicas aisladas, aliado del imperialismo. Del conflicto entre la comunidad y el latifundio, base, este último y fondo de la unidad del civilismo, habló, por ejemplo, en su discurso del 23 de setiembre de 1926 en París que

This article is from: