3 minute read
Los esfuerzos de Benavides y Prado para consolidar la deuda externa
pero, poco a poco, fueron surgiendo nuevas empresas y algunas de las antiguas modernizaron su equipamiento e infraestructura. Para 1959, existían en operación 229.071 husos y 6.570 telares, muchos de ellos con tecnología de avanzada generación. En este contexto, la producción de la industria textil algodonera creció rápidamente de 1950 a 1958, a razón de 6% anual, y produjo alrededor de 15 mil toneladas de hilados y tejidos; la fabricación de tejidos de hilos sintéticos, por otro lado, creció a mayor velocidad que la de las fibras naturales, pues la tasa anual de incremento fue de 18%. En términos laborales, las industrias textiles y de confecciones eran las más importantes del país por el personal ocupado: cerca de 35 mil entre empleados y obreros hacia 1960. Como ya se mencionó en páginas precedentes, otro sector industrial importante fue el del papel. En efecto, la fabricación de este artículo a partir del bagazo de la caña de azúcar fue iniciada en 1937 por la Sociedad Agrícola Paramonga S. A., que con su principal accionista, W.R. Grace y Co, fue pionera en el aprovechamiento de este subproducto de la industria azucarera. Al final de la década de 1950, las fábricas de papel satisfacían cerca del 60% de la demanda total, con un aumento de 180% en la producción en el período 19501959. A su vez, las industrias derivadas del papel se desarrollaron paralelamente, dando origen a fábricas de bolsas de papel, cajas de cartón y envolturas de diversa índole. Como se verá en detalle posteriormente, la industria de conservas de pescado empezó a desarrollarse a partir de la Segunda Guerra Mundial, principalmente como consecuencia de la demanda aliada durante el conflicto, de alimentos, proteicos, que al comienzo fue satisfecha por las importaciones de pescado salado. Sin embargo, la entidad encargada de suministrar dichos alimentos cesó bruscamente sus compras al término de la guerra, lo que junto al fracaso de varias empresas pesqueras y también al desarrollo pujante de las que supieron adaptarse a las nuevas condiciones, que iniciaron el enlatado de pescado y, más tarde, la industrialización de la harina de pescado. Según cifras de la época, la fabricación de conservas de pescado aumentó de 781.450 cajas de 48 latas de media libra cada una a 1.671.244 cajas, ente 1950 y 1959.
[ X ]
Advertisement
Los EsfuErZos dE BENAVidEs y PrAdo PArA CoNsoLidAr LA dEudA EXTErNA.- Como en otras lati-
tudes, la gravedad de la crisis económica de 1929 obligó al Perú a decretar el cese del pago de la deuda externa, principalmente de aquella proveniente de los fabulosos empréstitos norteamericanos celebrados en el Oncenio y que en, en su conjunto, constituyeron lo que entonces se denominó la “danza de los millones”. En consecuencia, un tema latente durante el período siguiente fue, justamente, el de la consolidación del crédito externo. En este sentido, las esforzadas gestiones realizadas a lo largo del régimen benavidista para acabar con tan agobiante dilema continuaron de manera activa durante la administración pradista, pero los factores limitantes propios de la guerra internacional impidieron, igualmente su feliz culminación. El gobierno de Prado –escribe Emilio Romero– procedió a realizar muy importantes medidas de saneamiento o consolidación del crédito que se deben examinar a la luz de estas dos grandes operaciones financieras: a) Conversión de la deuda “Vales de Consolidación” de 1889, por valor de 20 millones de soles. Se convirtieron al 14% de su valor nominal del 7 al 6% reduciéndose a 2.885.500 soles. b) Conversión de las deudas de alto tipo de interés: Bonos de la República, 8%; Bonos para el Hospital del Niño, 8%; Bonos para el Palacio de Justicia, 8%; Bonos de la Deuda Interna Consolidada, 7%; Bonos para Vivienda Obrera, 7%; Bonos para Locales Escolares, 6,5%; Todos hacían un total de 47,659.900 soles. Con esa operación se otorgaron cédulas de la Deuda Interna al 6% con la sola garantía del Estado, suprimiéndose las garantías específicas que tenían las anteriores emisiones. Los intereses quedaron reducidos del 5 al 3%. La trascendencia de estas consolidaciones –agrega el mencionado autor– estuvo en que, por primera vez, el Estado emitió títulos de la deuda pública respaldados por el prestigio de la nación, y no como antes, cuando todos los empréstitos eran con garantía prendaria de determinados impuestos cuya
Continuando con el empeño de su antecesor, el general