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YO ME QUEDO EN

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REGRESAR AL CUERPO, EL CAMINO PARA RENACER

“Solo entrando en el cuerpo experimentamos la verdadera transformación.” Daniel Taroppio

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¿Te has preguntado alguna vez qué tanto estás en conexión con tu cuerpo? En el mundo en el que estamos ahora, estar de forma consciente en el cuerpo es un gran reto porque usualmente estamos más afuera que adentro, y regresar al cuerpo implica entrar en una conexión interior profunda.

El cuerpo es nuestro vehículo sagrado, es el contenedor del alma y nuestro aliado para hacer lo que hacemos en el mundo material. Además tiene una sabiduría propia, es un sistema que funciona con mucha precisión: no necesitas decirle ni ordenarle a tu sistema digestivo que realice su proceso natural, a tu corazón que palpite, o a tus pulmones que funcionen.

Hay que mencionar que esto, además de estar en tu cuerpo, es leerte una historia jamás contada de tu vida. En tu cuerpo se guardan muchas memorias e información valiosa que, solo cuando entras en él, puedes leerlas y sentirlas.

Por lo tanto, hacer trabajo corporal va más allá de hacer ejercicio físico, yoga, meditar y alimentarnos saludablemente. Es realmente habitar el cuerpo y saber que tenemos un elemento sabio y muy poderoso a nuestra disposición para co-crear con la vida.

Simultáneamente, el mundo funciona desde las polaridades: sol y luna, noche y día, masculino y femenino, ying y yang. Vivimos en este mundo, donde estas energías están presentes y desde nuestra corporalidad también habitamos esas polaridades; el ying y yang. El ying con una energía envolvente, de cuidado y vínculos y el yang desde una energía de hacer, alcanzar y obtener. Así que diariamente estamos tomando los elementos que sean más útiles para cada instante de la vida.

Desde la psicología transpersonal, el cuerpo es un elemento clave para reconocer nuestras capacidades y desde un lugar de balance habitar el mundo. Es ahí cuando el ying y yang están siempre presentes: energías que podemos acceder y explorar de forma consciente a través del trabajo corporal atento.

Considerando que vivimos en un mundo en que su punto de gravedad suele estar en el yang, nuestro cuerpo también habita desde ese lugar. Y así, nos damos pocos espacios para fluir, descansar, soltar y vivir desde el disfrute. El trabajo corporal consciente promueve el balance de energías ying y yang: ese lugar donde es posible vivir una vida plena, en balance y sin necesidad de actuar desde un lugar de desconexión corporal y, por ende, emocional y energética.

En relación con “RENACER”: el cuerpo es el vehículo para ir hacia adentro y florecer nuevamente desde el interior. No funciona igual cuando solo estamos desde la mente, cuando los diálogos internos no paran y no hacemos nada por observarlos. El secreto del trabajo corporal implica también impactar positivamente la mente, el cuerpo emocional y el espíritu. Es como abrir una ventana que nos permite explorarnos integralmente.

Trabajar desde el cuerpo sana, habilita nuevos espacios mentales y permite que tu esencia pura pueda emerger. Y desde ahí es posible renacer, percibiendo y siendo consciente de este libro tan íntimo y a la vez tan abierto que tenemos a nuestra disposición, como lo es el cuerpo.

A través de tu cuerpo puedes encontrar nuevas formas de habitar. Puedes encontrar emociones, situaciones y, en general, una nueva forma de pararte ante la vida. Cuando estás en conexión con el cuerpo, puedes vivir desde un mayor bienestar integral y comprender que tu vida no es una línea recta, sino que así como el cuerpo ha evolucionado durante miles de años, tu vida también lo hace; y es desde ahí que los procesos naturales tiene sentido: cuando una y otra vez la transformación sucede.

En este equinoccio, te invito a que regreses a ese templo sagrado que es tu cuerpo. Podemos sanar y renacer cuando vamos al cuerpo, contactamos con las memorias celulares que nos habitan y regresamos a la consciencia infinita de sabiduría que contienen.

Renacer desde el cuerpo y habitar el mundo desde un lugar mucho más pleno es el resultado de un trabajo profundo que como humanidad necesitamos. El llamado es hacia adentro, es hacia nuestro cuerpo.

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