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Humos y Bebidas
El interesante mundo entre las armonías sibaritas
Lo más habitual al recomendar una armonía a paladares exigentes de un Habano con bebidas, es algún destilado o fermentado, como Whiskies de Malta, Cognacs, Rones u Oportos, sin descartar un Té de alta gama e incluso Café o Chocolate, puesto que son productos de similar calidad, historia y tradición. La correcta elección del puro como de la bebida determinan el resultado de la degustación, su disfrute junto con otros productos al combinarse, enriquecen y aportan nuevas sensaciones y sabores en las papilas gustativas. Por ello tradicionalmente al seleccionar o recomendar una experiencia sensorial, hay que tomar en consideración en primer lugar si se trata de dos productos de fortaleza o complejidad similares, para así asegurarse que ninguno de los dos opaque al otro, es decir, procurar que ninguno de los dos protagonistas pierda sus principales características organolépticas y conseguir así una experiencia gastronómica placentera, eso constituye el concepto de armonía. En este punto, recomendaría por ejemplo degustar un habano de fortaleza media o media-alta con un ron de mediano envejecimiento (Premium de 8 años de añejamiento) y per l abocado, de ese modo no compiten y se acompañen. Un claro ejemplo de no armonía es combinar un ron super premium (+ de 10 años de añejamiento) y per l abocado con un puro ligero, el ron acabará con los sabores del tabaco desdibujando completamente el disfrute o degustación.
Un concepto polémico es el Maridaje entre habanos y bebidas, el cual se de ne:¬ Como aquel que sucede cuando combino el humo del puro con la bebida, y de su unión en boca aparecen sabores, aromas y sensaciones nuevas que no estaban presentes por separado. Un ejemplo que pude disfrutar en Caracas ocurrió al tomar un espumante Brut Cuvee Lounge Astoria y un Montecristo Edmundo, generándose en la primera parte de la fumada, sabores y aromas en boca, tales como, durazno, albaricoque y mango verde; todos totalmente ausentes en el espumoso como en el habano.
Hay una tercera manera de combinar el habano con las bebidas, se denomina: Acompañamiento. En este punto, es el fumador quien elige qué desea experimentar, ya sea que su puro sea el protagonista o por el contrario sea su bebida. Si elige sea su habano el protagonista, pues les recomiendo acompañar con un té. Días atrás tuve una experiencia con mi grupo de Té, en la cual acompañamos nuestra fumada con un Partagás Serie D N°2 con el Té Quanzhou Milk Oolong de la Provincia de Fujian en China, bebida en la que se puede apreciar la unión de los matices orales con notas lácteas, muy elegantes, sencillamente mágico, las cuales se prolongan infusión tras infusión dando fe que se trata de un proceso natural, sin aditivos de ningún tipo y, les cuento que nos acompañó gratamente durante toda la fumada, de hecho las hojas se re-infusionaron 4 veces.
Tras una comida no tan elaborada, la elección del puro debería recaer en un cigarro de fortaleza suave o media, sutil, elegante y equilibrado de aromas y sabores. Si, por el contrario, la comida es de sabores fuertes y pesada, invitará a continuar en esa línea con un puro de intensos aromas y gran fortaleza.
Otro punto interesante que considero debe tomarse en cuenta al momento de elegir experiencias sensoriales armónicas entre cigarros y bebidas, es que en general las bebidas muy frías y gasi cadas dejan insípido al cigarro, por muy alta fortaleza que éste posea, como podemos comprobar al degustar un cigarro con vodkas, ginebras, así como, con cocteles que, al beberse fríos, diluyen el cuerpo y la riqueza aromática del puro.
Concluyo desde mi óptica que existen muchas opciones de disfrute, tan solo les invito a interactuar con ambos placeres, y de esa manera descubran las armonías que más satisfagan a su gusto personal.
Me despido, en la próxima entrega continuaremos disfrutando del interesante mundo de las armonías entre productos sibaritas.