Reanimación neonatal. Revisión de Guías 2005
Despejar la vía aérea (sin presencia de meconio): si el niño está respirando pero la ventilación no es adecuada, es probable que la vía aérea esté obstruida por secreciones. Para limpiar la vía aérea, gire la cabeza hacia un lado, aspire suavemente, primero la boca y después la nariz, utilizando una perilla o un aspirador mecánico con una sonda de 10 F (8 F en prematuros) sin exceder los 100 mm Hg de presión negativa. Recuerde que este procedimiento puede causar reflejo vagal, si este se presenta suspenda la aspiración y estimule al recién nacido. Secar, estimular y reposicionar: en general, el secado y la succión son ya un estímulo efectivo para iniciar la respiración; si ello no fuera suficiente, se procedería a efectuar unas palmadas suaves en la planta de los pies o frotar la espalda. Si no hay respuesta, debe pensarse que el recién nacido está en apnea secundaria e iniciar ventilación con presión positiva.
2. Evaluación En los primeros 30 segundos de vida y posterior a la estabilización inicial, siguiendo el esquema acción-evaluación-decisión. Se evalúan en el recién nacido, tres parámetros: respiración, frecuencia cardíaca y color. Es importante recordar que no se debe retrasar el inicio de las maniobras de reanimación en espera de obtener la evaluación de Apgar, ya que esta se realiza hasta el minuto de vida. a) Respiración: el llanto del niño es la confirmación del inicio de una adecuada ventilación. Si después de la estabilización inicial no hay respiración, o existen patrones respiratorios anómalos como boqueo (gasping) o quejido, se debe considerar que el recién nacido está en apnea secundaria y se debe iniciar ventilación con presión positiva (VPP). b) Frecuencia cardíaca: se evalúa auscultando el latido cardíaco con estetoscopio (maniobra más fiable), tomando el pulso en la base del cordón umbilical. Si es menor de 100 latidos por minutos se debe iniciar VPP aunque haya respiración espontánea.
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c) Color: debe observarse si el niño tiene color rosado, acrocianótico, cianótico o pálido. La cianosis periférica es habitual y no significa hipoxemia.
3. Administración de oxígeno En la actualidad la controversia de reanimación con aire vs. oxígeno 100% no está resuelta, y hay preocupación tanto por los efectos adversos del oxígeno al 100% como por la falta de oxigenación y las lesiones por hipoxia. La recomendación actual para el uso de oxígeno es: a) A flujo libre: aunque la suplementación de oxígeno no es rutinaria, si aun después de la estabilización inicial existe cianosis central en un recién nacido que está respirando espontáneamente y cuya frecuencia cardíaca es superior a 100 latidos por minuto, cuando se va a intubar un paciente o cuando se reinician respiraciones espontáneas después de VPP, se debe considerar la administración de oxígeno al 100% en forma de flujo libre. Este puede ser administrado con cánula nasal, máscara de oxígeno o máscara y bolsa inflada por flujo. b) VPP: la ventilación con presión positiva debe ir acompañada de oxígeno al 100%, en el paciente pretérmino menor de 32 semanas de gestación, se recomienda iniciar en un punto entre el 21 y 100%, pero durante la reanimación inicial en sala de parto no hay contraindicación para usar oxígeno al 100%. Por lo anterior es recomendable incorporar a la sala de parto un mezclador aire/oxígeno que permita administrar la fracción inspiratoria de oxígeno (FiO2) adecuada y un oxímetro de pulso que permita monitorizar la saturación de oxígeno –objetivo en recién nacido a término (93-97%) y en el prematuro (8592%)–.
4. Ventilación con presión positiva La ventilación con presión positiva (VPP) es la maniobra de reanimación tal vez de mayor relevancia en el aprendizaje de la reanimación, si tomamos en cuenta que la acción más