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Carolina Regalado Ramírez
Cosas difíciles de hablar
MARIELA GRISEL MENDOZA GÓMEZ
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A mi padre
Hola papá, lo que estás a punto de leer es un resumen de las cosas que quisiera decirte y que me cuesta mucho expresarlo personalmente porque para empezar siempre se me ha complicado hablar abiertamente de mis sentimientos y porque nuestra comunicación no ha sido la mejor.
Los primeros recuerdos que tengo de ti los tengo registrados desde que tenía dos o tres años, no los tengo claros, pero tengo presente algunos momentos cuando me cargabas, fui creciendo y me di cuenta de que no siempre estabas en casa porque trabajabas y cuando llegabas a casa me emocionaba mucho y corría a abrazarte, por ese entonces vivamos en el Estado de México junto con mi madre. Después nos mudamos al estado de Hidalgo cerca de la casa de mis abuelos paternos, de ahí tengo recuerdos más claros en los que jugabas conmigo, haciéndome caballito y me subías a tu espalda mientras yo me sostenía fuerte e intentaba no caerme, o que me tomabas de las manos y me dabas vueltas hasta marearme, también tengo presente que tenía muchos juguetes y bastante ropa, solo que a diferencia de cuando vivíamos en el Estado de México solo te veía los fines de semana y no diario como antes lo era, pues trabajabas en el entonces DF y por eso me emocionaba más cuando te veía llegar porque no te veía en días. Crecí otro poco y comencé a notar los problemas que tenías con mamá, las discusiones en voz elevada que tenían, y las quejas de mi mamá; comúnmente los adultos suelen pensar que los niños no entienden las cosas porque están pequeños y por eso lo hablan sin problema, pero no son tontos y aunque haya cosa que no comprendan al cien, claro que comprenden. Lamentablemente de mi madre no tengo los mejores recuerdos, me tocó ver cosas
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que desearía no haberlo hecho, no sé si fue real o era mi perspectiva de ese entonces, pero con ella no me sentía segura, se iba por largas horas y nos encargaba con la vecina, o a veces nos dejaba solos, para ese tiempo ya tengo recuerdos de mi hermano que tenía casi dos años, tu no estabas entre semana y recuerdo que solía extrañarte mucho, además cuando volvías casi siempre nos traías algo, usualmente eran los kínder sorpresa, esos chocolates en forma de huevo que tienen un juguete adentro, también me gustaba que cuando dormía siempre me llevaras cargando hasta mi cama.
Cuando te divorciaste de mamá yo te preguntaba por eso y tú simplemente te limitaste a decirme que era muy chica para entenderlo, sin embargo yo quería saber. Tú te quedaste con nuestra custodia y por tu trabajo en la CDMX te era imposible cuidarnos y nos dejaste a cargo de mis abuelos, y como de costumbre solo te veíamos solo los fines de semana, en esa época entre al kínder que estaba frente a la tienda de los abuelos, ni tú, ni mi madre estuvieron ahí pero me ayudaste con mi tarea, y procurabas que nada nos faltara, para nosotros era un sufrimiento cada lunes en la madrugada porque te ibas a trabajar, por eso casi siempre odiaba los domingos porque para mí era señal de que al siguiente día te volverías a ir y tendrían que pasar muchos días para volver a verte, por un tiempo lloraba cuando eso pasaba, hasta que lo entendí y ahora yo intentaba consolar a mi hermano cuando te veía marcharte, a raíz del divorcio de ustedes me hice más unida a ti, aunque quiero mucho a mis abuelos sentía que no me comprendían y no nos ponían la atención debida, obviamente no era su obligación pero de verdad que te extrañaba y me ponía hacerte cartitas y dibujos, hacía una diario y al fin de semana ya tenía varias que guardaba en el viejo refrigerador descompuesto de los abuelos. Cuando llegabas te las entregaba emocionada y luego nos sacabas a jugar al parque o ahí mismo en el patio de los abuelos, a veces me molestaba que cuando estabas en casa salieras por cualquier compromiso de como cosas de la iglesia y no nos llevaras, yo te veía como el mejor padre, y siempre quería estar contigo, de mi madre ni me acordaba y aunque
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luego nos iba a ver no me sentía cómoda en salir a recibirla. Y así transcurrió mucho tiempo, mi hermano y yo solíamos enfermarnos seguido y recuerdo bien que en las madrugadas te levantabas a darnos medicamento o ponernos algo para bajarnos la fiebre y así un montón de cosas, también recuerdo que en muchas ocasiones dormíamos con música y me relajaba, posiblemente por eso ahora me gusta escuchar música.
Cuando te volviste a casar las cosas cambiaron un poco, para bien. Nos fuimos a vivir contigo y mi “nueva mamá”, parecía que los momentos turbios habían quedado atrás, en ella encontramos refugio, protección y estabilidad, que aunque seguías sin estar en casa, tu ausencia ya no pensaba tanto, o al menos no era tan doloroso, pero luego pasaron cosas que arruinaron todo eso y si antes añoraba que volvieras del trabajo, en ese momento por lo sucedido aún más, pero entonces sentí que me decepcionaste, en tus manos estuvo que las cosas se remediaran y parecía que no te importaba, y entre más crecía me daba cuenta de las cosas y yo notaba una seria indiferencia por tu parte ante varias situaciones que pudiste frenar pero te quedaste inmóvil, jamás me faltó ropa, comida, calzado, un techo pero sentí un descuido moral y afectivo muy fuerte y comencé a verte distinto, dejaste de ser mi héroe, mi motivación y sentía que ya no confiaba en ti.
Cuando entré a la adolescencia desarrollé cierto resentimiento hacia a ti, porque me di cuenta de muchas cosas, yo no entendía tu proceder, estabas en casa y era como si no existieras, te ibas por un buen rato y nos dejabas en casa, parecía que los problemas que tenías con mi madrastra repercutía en nosotros tus hijos, y por eso también dejé de verte como lo mejor. Por varias razones cambie mi actitud hacia a ti, y como mencioné, nuestra comunicación nunca fue buena, creo que solo lo fue mientras era una niña, vi dificultades en ti para guiarnos, para demostrar que te importamos, por mucho tiempo te vi como un mal padre, me decía que yo en tu lugar lo hubiera hecho diferente, y luego supe cómo fue tu infancia, la relación con mis abuelos y entonces me di cuenta que si yo había tenido ciertas deficiencias, tú aún más, mi abuelo era muy
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borracho y todo el dinero se lo gastaba en alcohol, mi abuela por años estuvo ausente debido a que se encontraba en cama enferma, y que tú junto con mis tíos, prácticamente tuvieron que salir adelante solos, me dijiste en más de una ocasión que mi abuelo nunca les habló de sexo, de las novias, ni fue muy afectivo con ustedes, que nunca les ayudó con las tareas y que tenían que ir a trabajar antes de ir a la escuela, con mucho esfuerzo lograron estudiar al menos el bachillerato, entre muchas otras cosas más, y entonces comprendí que el ambiente de un niño es determinante para su desarrollo, mi abuelo creció con su padrastro, su padre murió cuando él era un niño, y no tuvo una figura que lo orientara, ni mucho menos amor, mi abuela tenía igual una historia trágica y llena de traumas y eso repercutió en lo que son ahora. Entendí que no tenía ni la menor idea de los que habías vivido, no es que te justifique pero ahora las cosas eran más claras, yo no soy nadie para juzgarte, ser padre no es cosa fácil, en medio de las adversidades te aventaste el paquete de cuidarnos, de darnos estudio y todo aquello que te faltó, siempre te esforzaste y privaste de cosas por darnos lo necesario, y que muchas veces no he sido agradecida y valorado lo que has hecho por mí.
Después de todo, tú me diste la vida, me enseñaste muchas cosas, me tuviste paciencia, nunca me hablaste mal de mi madre y al contrario me invitabas a saludarle y visitar a mi abuela materna, y que a pesar de que he hecho cosas que te han decepcionado me sigues queriendo, solo puedo pedir tu perdón por tenerte por mucho tiempo rencor, quiero ser mejor de lo que tú has sido y que te sientas orgulloso de mí, sé que a veces te causo dolores de cabeza pero créeme que te quiero mucho y no quiero imaginar ni siquiera qué sería de mí cuando me faltes, muchas gracias.
A mi madre
Al igual que la relación con mi padre ha sido complicada, contigo es más. Para muchos no eras mi madre biológica y es cierto pero por mucho tiempo te considere como si lo fueras. Es curioso que antes del divorcio de mis padres, ya te
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conociéramos y fueras una de las personas que nos cuidara, y que tiempo más tarde fueras nuestra madre. Antes de que tú y mi papá se aventuraran a su relación, yo veía como otras muchachas pretendían a mi papá y le daban regalos, y aunque era una niña, entendía la situación y luego me iba a pegar con mi papá para no dejarlo solo con esas personas, pero por alguna razón tú me caíste mejor y es que a diferencia de las otras, tú trataste de ganarte nuestra amistad y lo lograste, además de que ya nos habías cuidado, al principio me resistí pero termine accediendo a que ustedes tuvieras un noviazgo, según mi padre nos preguntó qué pensábamos de ti y de alguna manera pidió nuestra aprobación cosa que no recuerdo.
Jamás imaginé que llegaríamos a vivir contigo, como familia, pero las cosas funcionaron bien, y era como empezar de cero si mi padre era joven, tú lo eras más. Desafortunadamente pasaron cosas que rompieron la buena relación que se había creado entre nosotros, anteriormente a eso, sentía la estabilidad que me hacía falta y confiaba plenamente en ti, entiendo que esas cosas que nos alejaron fueron ajenas a nosotros y que la mayor responsabilidad la tenía mi padre, pero en aquel momento te vi a ti y a él como los únicos culpables y olvidé todas las cosas buenas que habías hecho por nosotros. Veníamos de estar con los abuelos y ellos por sus ocupaciones y posiblemente por su edad, no nos brindaban la atención debida en todos los sentidos, desde lo emocional, lo académico, y material, pero cuando llegamos contigo, nos enseñaste a ser ordenados, a realizar quehaceres, nuestras calificaciones mejoraron drásticamente que incluso recuerdo en alguna ocasión una de nuestras maestras te comentó que desde que te habías hecho cargo de nosotros había visto una mejoría, la disciplina que habías inculcado en nosotros dio resultados y gracias a ello en la primaria salí seleccionada en la escolta oficial y en varias ocasiones los profesores resaltaban mis trabajos etcétera. Al igual que papen varias ocasiones nos cuidaste mientras estábamos enfermos y nos llevabas al doctor, porque él, por su trabajo, casi nunca estaba y tú, sola, a tu corta edad, te hacías cargo de nosotros, de la casa y de todo, y cuando
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esperabas a tu primer bebé, (mi hermano), redoblaste esfuerzos, ibas sola al tianguis y te las ingeniabas para traer el mandado, nos criaste a los tres en la ausencia de mi padre, y luego cuando nació mi hermana ya éramos cuatro a tu cuidado y aun así podías con todo.
Siempre me ha sorprendido la habilidad que tienes para manejar las cosas aun cuando tienes el estrés o tiempo encima, siempre lo resuelves, y haces más de una cosa a la vez, cuando tienes que movilizarte no lo dudas y aunque estés cansada intentas hasta que esté listo, también tienes capacidad de ahorrar y hacer maravillas con ello, lo opuesto de mi padre.
Uno de los mejores momentos, fue cuando nos contaste que íbamos a tener un hermanito, y aprendimos a cuidarlo y hacer muchas cosas con él y para cuando nació mi hermana también.
A lo largo de estos casi 18 años en ocasiones me he desesperado y frustrado por las razones que ya sabes, sin embargo, te aprecio, aunque a veces siento que has sido injusta conmigo. Entiendo que cuando te hiciste cargo de mi hermano y de mi eras muy joven, no sabías ni cocinar, como ya muchas veces has contado. Aguantaste nuestro carácter, a veces la crítica de la gente, enfrentaste a la familia de mi padre que a veces era muy chismosa y hostil, y trataste de educarnos de la mejor manera, por todo eso mil gracias.
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