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Darío Castro
Marzo
ESMERALDA SÁNCHEZ RODRÍGUEZ
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Estoy tratando de hacer una carta con las notas que he escrito desde que no te veo, pero no sé cómo hacerlo… paciencia, paciencia…
Algo está sucediendo con el mes de Marzo, papá. ¿Lo notas? Sí, hace calor, pero no es cualquier calor, éste que se siente es un calor que aclara, apapacha, y, finalmente sana. Ahora mismo, afuera, uno puede estar sin suéter y sin temor a enfermar. ¿Recuerdas que antes de salir a la calle nos recomendabas llevar uno en la mochila?, ¿te digo un secreto? Yo ya no salgo a la calle sin suéter.
Pero no es por el clima que el mes de Marzo es diferente. Se están gestando muchos cambios unos visibles, otros no tanto. Próximamente será la marcha en contra de la violencia hacia las mujeres. Marcharé, marchará Dulce, mamá marchará con nosotras. Esta tarde mamá me trajo tu sombrero. Recuerdo que siempre nos recomendaste que no saliéramos sin cubrirnos del sol por aquello del cáncer de piel. No iré a la marcha sin él.
Elian está afuera, juega con el carro que le trajeron Los reyes. Ahora mismo se escucha el crujir de la tierra con el peso de las llantas. Quizá puedas oírlo. Ya se detuvo, ¿lo escuchas? Seguramente se ha puesto a jugar con los perros.
Tu nieto se parece tanto a ti. Los vecinos y la familia, cuando lo ven, dicen que volviste a nacer. A veces también lo creo. Veo a Elian y es todo tú, con la única diferencia, como decías, de que a él no le duele la cara de ser tan guapo.
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¿Recuerdas el rompecabezas que comenzamos a armar juntos?, ¡adivina! He tenido paciencia como dijiste y ya estoy por terminarlo. Tú me inspiras mucho, no sé si lo sabías. Seguramente sí. Espero que sí lo supieras.
Acabo de ponerme tu sombrero. Me queda a la perfección. Elian está aquí, quiere medírselo. Mamá tiene miedo de que lo arrastre o lo abolle, yo igual que tú lo hacías con nosotros, confío en él. Dejo que lo traiga puesto así como dejo que trepe al lavadero, intente lavar los platos, abrace y juegue con los perros u observe arañas, lagartijas, pájaros o cochinillas. Y lo permito porque descubrí, no hace mucho, tu plan. El plan de permitirle a un hijo descubrir el mundo de manera autónoma sin perderl o de vista. Tú bien sabes que Elian no es mi hijo, pero lo amo como si lo fuera.
Hoy estuve recordando el pavor que le tenía a las serpientes de patio, tu astucia para atraparlas y la técnica que utilizaste para mostrarme que eran inofensivas. Lo recordé porque tu nieto encontró el ventilador encendido cerca de la puerta y huyó hacia su madre mientras lloraba. ーNo te va a pasar nada ーle decía ellaー sal. Luego de un rato de insistencia, mamá hizo lo mismo que tú conmigo, solo que ella, en vez de meter el ventilador a su boca, se paró frente a él y le mostró que no era peligroso, luego tomó de la mano al niño y lo acercó. Él frente al ventilador con los ojos casi cerrados por el aire, comenzó a reír
Luz está escribiendo algo al reverso de una de las notas que ya transcribí. Ahora te digo lo que ha escrito:
“El olivo que plantaste no deja de crecer, le están naciendo cada vez más flores. Te sabe más cerca de él por eso está tan vivo. Mi hijo y yo te amamos.”
Anoche tuve un desacuerdo con Dulce, seguro lo habrás oído. En realidad, no fue con ella directamente, sino con algo que dijo mamá. Pasé toda tarde encerrada en mi cuarto pensando en ello hasta que me di cuenta de que quien se equivocó fui yo. Me disculpé con ella, como cuando fuimos niñas y después de una riña provocada por mí, nos pediste que
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nos pidiéramos disculpas, nos diéramos la mano y luego un abrazo. Desde entonces sé de la importancia de pedir perdón.
Está tarde, durante la comida, hablabamos de ti. Todos te extrañamos. Mamá miraba sus pies, trae puestas las chanclitas que le obsequiaste. Ya sabes como es, hay que leer el subtexto de sus palabras, pero esta vez no fue así. Observó sus chanclitas, inclinó ligeramente su cabeza hacia la derecha, sonrió y dijo “Su papá me compró estas chanclas con mucho amor porque mira, ya me duraron.”
Leonardo no lo dice, pero le hubiera gustado que lo acompañaras en su recorrido por la edad adulta. Lo que sí dijo es que él ama su trabajo tanto como tú amaste el tuyo. Dulce habló de amor, de no rencor. Dice que tu partida nos ha unido como familia. Luz lloraba y Elian la veía desconcertado. Seguramente nos escuchaste, deseo que haya sido así, decido que fue así. Sé que es así.
Estoy en la cocina haciendo las últimas correcciones a tu carta. Luz le dice a Elian 一Dale beso a papá. Él baja de su silla, está a punto de llegar a ti. Frente a la pequeña mesa que sostiene la cajita que guarda tu cuerpo, Elian toma tu fotografía y la besa, te besa.
Algo nos está sucediendo con el mes de Marzo, papá, ¿lo notas?
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