![](https://assets.isu.pub/document-structure/200717002358-2c83c1f42d006d4489030d7ac2af1152/v1/08443a95f4f57a488409fb8286e74590.jpg?width=720&quality=85%2C50)
6 minute read
No se necesita mucho para ser el mejor
MARCELA VIVIANA LUGO VALENCIA
Hace un par de días mi padre nos invitó a comer a mi madre y a mi, de repente en el transcurso empezamos a hablar sobre el aumento del pasaje en el estado de Hidalgo, de donde es originario mi papá, por lo cual va de visita muy seguido y se dio cuenta que subió el pasaje, un número considerable desde que inició el año y que probablemente iba a subir un poco más.
Advertisement
Entonces mi papá nos empezó a contar sobre su infancia, lo cual a mi en particular me pareció interesante y me sorprendió un poco ya que nunca había tocado ese tema. Por lo que comenzó algo así: "Recuerdo cuando yo era niño y antes nos íbamos caminando de un pueblo a otro, no eran metros si no kilómetros. Cuando eres niño todo se te hace relativamente cerca, ahora míranos tomando taxi o camionetas para ir casi a la vuelta de la esquina”.
Me acuerdo de que una vez mis hermanos y yo fuimos ha acarrear agua al pozo, al otro lado del pueblo siempre íbamos con nuestros botes o cubetas.
Nos parábamos desde temprano para que no nos agarrara el sol, un día nos mandaron como ya era costumbre a traer agua y como siempre íbamos jugando, de regreso nos veníamos empujando y echando carreritas, de repente mi hermano José (el más chico) se calló con una piedra, ya que antes no estaban pavimentadas las calles y habían muchas piedras grandes y pequeñas, además algunas eran lisas y otras más eran filosas y porosas, mi hermano al momento de caer se abrió la pierna y se
75
la torció, y tiró el bote lleno de agua el cual se rompió, ya no queríamos volver ese día a la casa por que sabíamos que mi papá nos iba a regañar, ya que tu abuelo era muy estricto con las personas y siempre quería las cosas bien hechas.
Cuando llegamos a la casa dicho y hecho nos metió una santa regañiza, a mí y a mis tres hermanos que íbamos, nos pegó con un lazo que mojo por haber roto el bote, aunque todos le echamos la culpa al chico, nos dijo que la culpa la íbamos a compartir entre todos por andar jugando.
De cierto modo tenía razón mi padre, pero en ese entonces no lo entendíamos y lo único que queríamos era evitar las tranquizas que nos pudiera dar. Recuerdo que un día cuando íbamos a la primaria los hermanos más grandes trabajamos con el compadre de mi papá porque éramos muy pobres y teníamos que ayudar en los gastos de la casa. El compadre se llamaba Juan, él trabajaba en unas minas rompiendo piedra, siempre saliendo de la escuela íbamos con el compadre Juan ha ayudarle, un día se nos hizo fácil irnos a jugar fútbol con los amigos de la escuela porque nos convencieron de echarnos una cascarita, nosotros al principio dijimos que no ya que teníamos que ir a trabajar, pero al final nos convencieron de ir a jugar y cuando nos dimos cuenta ya era muy tarde.
Cuando llegamos a la casa el compadre Juan estaba ahí, y ya se iba, cuando se fue mi padre nos regaño por no ir al trabajo y nos pegó en las piernas con una palita. Esa vez aprendimos la lección, pero la verdad es que no me arrepiento de haberlo hecho puesto que ese día nos la pasamos súper bien y ganamos.
Después de que terminé la primaria mi tío Sergio el hermano de mi papá me dijo que me fuera con él a la ciudad a buscar chamba, ya que él era albañil y me dijo que necesitaba un chalán, le pidió permiso a mi padre y estuvo de acuerdo. Yo estaba muy feliz ya que nunca habíamos viajado fuera del pueblo y me llevaba muy bien con mi tío.
Al llegar a la ciudad que en ese entonces era el Distrito Federal, nos alojamos en una posada muy sencilla, Al día siguiente, salimos a buscar trabajo y desafortunadamente no
76
encontramos nada, a mi tío ya se le estaba acabando el dinero que había juntado durante mucho tiempo para irnos a la ciudad y estábamos apunto de regresar al pueblo pero afortunadamente mi tío consiguió trabajo en una obra, y poco a poco salieron trabajitos pequeños de albañilería en casas, mi tío sabía mucho además de albañil era plomero, electricista, pintor le hacía de todo y lo que no sabía intentaba hacerlo y aprender.
Al igual que él yo aprendí de este oficio viendo a mi tío y ayudando en lo que podía, todo el día trabajamos de sol a sol, y lo poco que mi tío me daba lo juntaba y cuando íbamos al pueblo se lo daba a mi mamá para los gastos de la casa.
Cuando tenía 15 años mi tío falleció en un accidente de obra, se cayó del del tercer piso de una obra en construcción, la verdad es que sufrí mucho por la pérdida de mi tío lo quería demasiado, en ese momento sentí que el mundo se venía abajo, ya que mi tío era todo lo que tenía aquí en la ciudad y aunque ya tenia tiempo de vivir en la ciudad no era fácil quedarse solo. Y menos sin trabajo ya que en la obra que trabajábamos mi tío y yo, la habían clausurado por el mismo accidente así que no tuve de otra más que regresar al pueblo con mi mamá.
Estando en mi pueblo me fui a trabajar con mi abuelo en las cosechas, a veces nos iba bien y otras no tanto. Me quedé un par de años en mi pueblo y en ese tiempo mi papá se murió de cirrosis, la verdad es que no lo sentí mucho, aunque suene feo, pero la verdad casi nunca convivió conmigo y cuando lo hacía solo era para regañarnos.
Después de un par de meses de la muerte de mi papá me volví a regresar a la ciudad porque sentía que el campo no era lo mío en el sentido de que había cosechas donde podías perder todo, ya sea por las sequías o por las nevadas, además de que necesitaba ayudar a mi mamá ahora más que nunca.
Cuando regresé a la ciudad conseguí trabajo gracias a Dios en una empresa de construcción, me iba muy bien, pero seguía siendo un trabajo inestable y a veces no tenía dinero ni para comer ni mucho menos para la renta, a veces unos amigos me prestaban un poco de dinero o me invitaban un taco, pero un tiempo me las vi duras, por lo que decidí trabajar turnos extras
77
de lo que fuera, y así mismo fui ahorrando poco a poco ,pronto me hice de un terreno pequeño en la zona de Xochimilco, pero la zona no estaba muy habitada ya que una casa estaba muy lejos de otra, no había luz, ni mucho menos drenaje, todos éramos muy pobres, pero se podía caminar tranquilamente por la madrugada sin ningún problema. Poco a poco me fui haciendo de algunas cositas, una parrilla, un colchón, un radio, etc.
Un día tocando puertas conseguí mi trabajo estable por fin y pude ayudar a mi mamá a construir su casa bien ya que vivía en una casita provisional. Por otro lado, mi abuelo me apoyó demasiado cuando no tenía nada, y también psicológicamente, cuando más lo necesitaba, recuerdo que siempre nos defendió de mi padre cuando nos pegaba, aunque no siempre se podía, cuando cumplí 27 años mi abuelo falleció y me dolió como nada en este mundo, fue como mi papá.
“Mi vida no ha sido fácil, he tenido altas y bajas, pero siempre trato de salir adelante, no me arrepiento de nada ni me da pena decir donde vengo por que soy lo que soy gracias a todo eso”.
Estas fueron las palabras de una persona que no tuvo estudios, pero no fue impedimento para salir adelante, y que hoy por hoy es una excelente persona, un hijo extraordinario y un maravilloso padre.
78
80