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Por ellos doy la vida

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Para ti

Para ti

ADRIANA LÓPEZ BARRIOS

Recuerdo que cuando tenía 10 años, le pregunté a mi madre si podíamos tener una mascota. Ella muy segura y con tono de regaño dijo que no, porque no había espacio para una mascota y tiempo para cuidar de ella. Yo notaba a mis vecinos jugando con sus mascotas, muy felices y emocionados.

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Cuando tenía seis años, compré un pececito afuera de la primaria en la cual asistía y a escondidas lo llevaba en mi mochila para que mi madre no se diera cuenta del pececito. Durante ese día lo mantuve debajo de mi cama, lo había vaciado en un trasto con agua y a cada hora lo alimentaba, creyendo que tenía hambre siempre. Cuando llegó la noche y noté que todos dormían lo saqué para ver que estuviera bien. Al verlo noté que no se movía estaba tieso, yo estaba muy asustada, pues en mi vida había visto un animalito muerto. Bueno, como es que supe que estaba muerto, pues porque comencé a llorar muy asustada, mi madre entró a ver que tenía y me preguntó que sucedía, yo le conté la verdad. Mi mamá muy consciente y linda me explico que mi pececito había muerto, porque no estaba en buenas condiciones y aparte necesitaba oxígeno debajo del agua para respirar mejor y vivir bien. A partir de ese momento yo entendí bien el significado de la muerte de un ser querido, mi pez a pesar de que no estuvo mucho tiempo conmigo yo sentía que lo quería y de un día para otro murió.

Al día siguiente mi mamá me ayudó a enterrarlo en una maceta de una planta. Cabe mencionar que mi mamá no se enojó conmigo al contrario me dijo que era una buena persona por sentir empatía y amor por algún animalito.

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Lo que escribiré a continuación es dedicado a mi madre que tanto amo y admiro.

Como ya lo mencionaba anteriormente, a mi madre no le gustaba pensar en la idea de tener una mascota en casa.

Hace algunos años como diez para ser exactos, mi madre conoció a una persona llamada Martha. Mi madre llegó a trabajar con ella, para a hacer labores domésticas.

Cuando por primera vez llegó a casa de aquella señora, se percató que vivía con diez perros en casa. Recuerdo que cuando mi mamá llegó a casa nos contó todo lo que había vivido aquel día. Nos contó que aquellos perros eran algunos grandes, otros pequeños, algunos peludos otros lampiños, unos de raza fina otros no tan finos. Cuando nos relató lo que había vivido, mis hermanos y yo suponíamos que tal vez ella renunciaría, pues ella no le gustaban los perros, tampoco es que mi madre fuera grosera con ellos, sino que simplemente no toleraba el hecho de vivir y compartir con ellos el mismo lugar.

Tiempo después comenzamos a ver que se fue adaptando y acostumbrando, pues nos contaba que aquellos perros eran muy educados y entendían todo lo que les dijeras. La señora Martha le caía bien a mi madre, pues decía que era muy amable, noble y educada. Martha le contó a mi madre la historia de cada uno de sus perros. Le decía que cada uno de ellos tenía una triste historia y otros simplemente se los encontraba en la calle y decidió adoptarlos.

Cuando mi mamá escuchó todo lo que Martha le contaba, mis hermanos y yo nos sorprendimos del gran corazón que Martha tenía por el darles una oportunidad a aquellos animalitos. Martha es una persona muy animalista, gracias a ella, mi madre se dio cuenta de que el tener una mascota no era malo, siempre y cuando estuvieras dispuesto o dispuesta a educarlo, a quererlo y alimentarlo.

Con el tiempo los perros se encariñaron con mi mamá y le lloraban cuando llegaba o se iba de casa de Martha. A partir de ese momento la forma de pensar de mi madre acerca de tener mascotas cambió.

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Martha se dedica a recoger a animalitos callejeros, los lleva a casa, los baña y alimenta, para después llevarlos a una protectora de animales donde los adoptan. Mi madre también es voluntaria en ese lugar, cada que ella encuentra o ve a algún animalito en especial perros o gatos callejeros los recoge y se los lleva a casa, los cuida y alimenta. En algunas ocasiones ha optado por quedarse con ellos.

La mayoría de los perros que ahora viven con mi mamá, han sido rescatados. Actualmente tiene cinco perritas a las cuales quiere y cuida con mucho amor siempre.

Yo he sido testigo de cómo mi madre los ha rescatado y se ha metido en problemas con personas que maltratan a los animales. Mi madre siempre dice "uno como quiera puede hablar y pedir de comer, pero ellos no hablan, sus ojos hablan por ellos" o "si alguien se mete con mis niñas, se mete conmigo y no me importa dar la vida por todos aquellos animalitos que no se pueden defender de la gente inconsciente y mala que existe en el mundo". Por este tipo de acciones es que admiro tanto a mi madre, porque ella es muy valiente y no le importa que las personas la critiquen y juzguen por lo que hace.

Madre muchas gracias por todo lo bueno que me has enseñado, otras cosas las he ido aprendiendo por mi misma, pero siempre que recurro a ti para algún consejo, siempre tienes la razón y me haces notar mis errores. De ti he aprendido ser más fuerte y levantarme cada vez que algo me derrumba. Te admiro porque eres fuerte, noble, valiente, pero sobretodo porque eres muy humana con los animalitos. Ojalá y todo el mundo fuera tan amable y buena con ellos. Ojalá y siempre fueras eterna en mi vida. Te amo mamá, gracias por tantas cosas buenas.

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