Capítulo I1. Las bibliotecas de la AECID en el exte-
rior, entre la cooperación y la promoción: pasado y presente
Las bibliotecas pueden ayudar en las tomas de decisiones de los directivos y gestores de las entidades en que se integran. En ellas, además del bibliotecario capacitado para guiarles, está toda la documentación necesaria para ayudarles a tomar las mejores decisiones.Y esta documentación, algún día servirá para realizar estudios e investigaciones históricas. Las bibliotecas normalmente sobreviven a las propias instituciones en que se integran, cobran vida propia, reciclan sus capacidades, se adaptan a nuevos tiempos. Son organismos vivos habitados por bibliotecarios que trabajamos para que nuestro objeto de trabajo, permanezca. Las bibliotecas de la Administración pueden tener, además, una colección, unos bibliotecarios especializados en su tema de especialización, unos servicios y unas instalaciones, capaces de satisfacer las necesidades de información de los más elevados investigadores. Este es el caso de las Bibliotecas Hispánica e Islámica de la AECID. Bibliotecas de cooperación para el desarrollo, como es la que nos ocupa, tienen, además, unas obligaciones de contribuir al propio desarrollo de los pueblos, facilitando el acceso al conocimiento y la información a los más desfavorecidos. Sólo desde la formación se puede luchar, no contra las manifestaciones de la pobreza, sino contra sus causas. Las bibliotecas que trabajan por la cooperación para el desarrollo necesitan cambiar su punto de apoyo fundamental: su interés prioritario no se centra en sí mismas y en sus valores para la investigación y el conocimiento, sino que su principal misión es ponerse al servicio de los más desfavorecidos para que dejen de serlo.Y este cambio de concepción es complejo y requiere una gran dosis de generosidad entre sus profesionales. Como en muchos otros países, en España, sobre todo en aspectos que tienen que ver con la cultura, la cooperación se une en muchas ocasiones a la promoción. La cooperación busca el interés del otro, su desarrollo en todos los ámbitos humanos. En cambio la promoción, al basar la parte fundamental de su trabajo en que se conozcan los valores culturales propios, persigue el interés propio. La marcha asociada entre cooperación y promoción puede parecer incompatible, pero de hecho se da en muchos países. El motivo puede estar en que la cooperación es una actividad muy reciente, mientras que promocionar la cultura propia en el exterior es algo
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