Reflexiones sobre la gestión del agua en América Latina y el Caribe
como incorporar paulatinamente las energías renovables no convencionales (ERNC) hasta alcanzar al menos un 10% en el año 2024, incluyendo centrales hidroeléctricas de hasta 20 MW (2008). En lo institucional, se creó el Ministerio de Energía (2009), como entidad separada de minería, con la responsabilidad de diseñar y coordinar los planes, políticas y normas para el buen funcionamiento y desarrollo del sector eléctrico, quedando la CNE como órgano técnico encargado de analizar precios, tarifas y normas técnicas, y organizar las licitaciones de las proveedoras. Mediante una ley especial (N° 20.571) se hizo factible que las pequeñas fuentes de autogeneración de las ERNC hasta 100 kW de potencia pudieran integrarse a los sistemas generales de distribución e inyectar sus excedentes a la red (2012). Finalmente, los problemas de suministro y altos costos, debido a las barreras de entrada del sector eléctrico y la poca competencia existente, posibilitaron un nuevo consenso político, social y técnico sobre cómo desarrollar el sector energético en el país, materializado, mediante un proceso de diálogo y participación de actores privados y públicos a nivel nacional, en la formulación y aprobación de la Agenda de Energía (2014). Dicho acuerdo cambió el paradigma que había imperado en el sector eléctrico por más de 30 años, desde el dictamen de la Ley General de Servicios Eléctricos en 1982. De acuerdo con esta visión, la dirección del desarrollo del sector se encontraba totalmente entregada al mercado. La nueva estrategia dispuso que el Estado pasaría a tener un rol más activo en la planificación de largo plazo del sector eléctrico, conciliando objetivos económicos, ambientales y sociales en pro del bien común de toda la población (Romero y Tapia, 2018). La Agenda de Energía estableció como una de sus tareas el diseñar y ejecutar una política energética de largo plazo que contara con validación social, política y técnica, lo cual se realizó por medio de mesas de trabajo temáticas, tanto a nivel central como regional. Así, se aprobó la Política Nacional de Energía contenida en el documento denominado “Energía 2050: Política Energética de Chile” (2015), la que se estableció basada en cuatro pilares: seguridad y calidad de suministro, energía como motor de desarrollo, compatibilidad con el medio ambiente, y eficiencia y educación energética, definiendo visiones, metas y lineamientos a los años 2035 y 2050. En este nuevo marco, el año 2014 se aumentó la exigencia sobre las ERNC establecida en 2008, definiendo como meta llegar a un 20% del abastecimiento eléctrico nacional el año 2025. Además, se revisó el mecanismo de licitaciones incorporado en el año 2005 mediante una ley en 2015, con el objetivo de disminuir los precios, aumentar la competencia, incorporar nuevos actores y diversificar las fuentes de energía. Para ello se radicó en la CNE la obligación de efectuar las licitaciones públicas —y no en las empresas distribuidoras— con plazos de antelación más largos para facilitar la entrada de las nuevas fuentes, con contratos de mediano y largo plazo más flexibles y competitivos.
4. Matriz energética menos dependiente del agua A principios de los años 2000, el desarrollo de nuevas centrales hidroeléctricas de gran tamaño presentaba en el país importantes desincentivos. El riesgo hidrológico, la plena vigencia de la normativa ambiental, junto con una activa campaña sobre el tema de grupos ambientalistas y la incorporación de fuentes de menor costo (como fue en su momento el gas proveniente de Argentina y después las ERNC), generaron una fuerte disminución en el interés por invertir en este tipo de proyectos. En la práctica, la inversión se orientó hacia centrales hidroeléctricas de pasada de tamaño mediano localizadas en las cuencas altas, con algunas excepciones. Entre los años 2005 y 2015, se construyeron 11 centrales con una potencia total de 1.077 MW. Adicionalmente, se desarrollaron 68 minicentrales con una potencia de 281 MW, frecuentemente asociadas a los sistemas de canales (IING, 2016).
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