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china y sus firmes pasos hacia la supremacía económica mundial
El pasado 15 de noviembre tuvo lugar un hecho histórico; quince economías de la zona Asia-Pacífico firmaron el mayor tratado de libre comercio del mundo con China como principal promotor del proyecto.
Por caroLiNa aLoNso romei FoTos: Pixabay / CorTesÍA
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ASEAN
Después de ocho largos años de negociaciones, el acuerdo se pactó de manera virtual en el marco de una cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (aseaN), organizada por Vietnam.
La asociacióN Económica Integral Regional (rceP, por sus siglas en inglés), representa una gran victoria para el gigante asiático, ya que, aunado a dejar fuera a su principal competidor comercial, Estados Unidos, abarcará cerca de 2,100 millones de consumidores y el 30% del PIB mundial, cifras muy parejas al tLcaN de Estados Unidos con Canadá y México, o incluso la propia Unión Europea.
Los países que acompañarán a china en este acuerdo son: japón, corea del sur, australia, Nueva Zelanda, indonesia, tailandia, singapur, malasia, filipinas, Vietnam, myanmar, camboya, Laos y brunei. India tomó la decisión de quedar fuera del acuerdo durante las negociaciones llevadas a cabo el año pasado, ante el temor de verse inundada de productos más baratos, especialmente los provenientes de China. Los países firmantes han dejado la puerta abierta a India, en caso que decida unirse al acuerdo en el futuro. Evidentemente, la firma de este convenio representa un gran éxito para China.
El rceP fue un proyecto largamente trabajado y después de casi una década de conversaciones entre los países participantes.
Entre los objetivos principales del convenio se encuentran la disminución de tarifas comerciales, el fortalecimiento de las cadenas de suministro basadas en el establecimiento de reglas comunes, así como la sistematización de las normas que regulan el comercio electrónico. El pacto rebajará los aranceles y cuotas para aproximadamente el 65% de los productos, además de abordar cuestiones como la economía digital, las inversiones y la propiedad intelectual, igualmente estipula mecanismos para la resolución de disputas entre los países, aunque deja de lado temas como los derechos laborales o el medio ambiente.
Pero pese a todas estas limitantes, el acuerdo representa un estrechamiento de lazos sumamente relevante para el panorama internacional. El RCEP fue un proyecto largamente trabajado y después de casi una década de conversaciones entre los países participantes, por fin se está trazando una ruta para que las empresas globales, atraídas por las mejores condiciones comerciales, tomen la decisión de intensificar su presencia en estos dos continentes, por encima de América, lo que acelerará la recuperación económica de toda la región de Asia Oriental tras la pandemia.
El acuerdo entre los países asiáticos y oceánicos involucrados representa un empuje económico y político para Pekín, convirtiéndose así en el principal impulsor, consolidando su influencia dentro de la región asiática. Esto le permitirá marcar la pauta para el desarrollo de las reglas comerciales del continente, abriendo nuevos mercados a sus exportaciones en momentos de incertidumbre sobre la marcha de la economía global. Además de reforzar la imagen de China como defensor del multilateralismo, en medio de un contexto como el que estamos viviendo hoy en día, teniendo como base la deslocalización.
Una de las principales interrogantes derivada de la aprobación de dicho convenio, es el hecho de si esta decisión afectará de alguna manera al principal rival económico y comercial del gigante asiático, Estados Unidos.
China se encamina a reclamarse como el nuevo centro de poder geopolítico mundial.
Hay varios puntos a destacar, el primero es la clara desventaja en la que se encuentran algunas compañías estadounidenses que están fuera de esta zona, especialmente tras la salida del país norteamericano del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés), decretada en 2017 por el presidente Donald Trump.
Lo segundo es el hecho de la imagen que proyecta Estados Unidos ante el resto del mundo sobre su poco –o casi nulo– interés en tener participación activa en la región asiática, situación que beneficia enormemente a Pekín, puesto que queda totalmente claro ante la mirada internacional quien es el gobierno que de verdad quiere apoyar e impulsar el crecimiento y fortalecimiento económico de Asia. Y, por último, la presión que representa para el presidente electo estadounidense, Joe Biden demostrar que tiene la intención y el compromiso de trabajar para que dicha zona alcance su mayor potencial de crecimiento en los próximos años, así como tratar de renegociar el reingreso de Estados Unidos al TPP, lo cual no supone un desafío fácil.
Evidentemente, la firma de este convenio representa un gran éxito para China, ya que no solo le ayudará a tomar fuerza en la región, sino que le permitirá posicionarse en el mundo como una de las principales potencias económicas, pisando los talones, muy de cerca, a Estados Unidos. Además, el acuerdo representa un hito, ya que, por primera vez, potencias rivales de Asia Oriental –China, Japón y Corea del Sur– participan en una alianza de libre comercio.
En un comunicado conjunto, las 15 naciones destacaron que el tratado ayudará de manera significativa a la recuperación de sus economías ante el impacto de la pandemia, la cual ha afectado gravemente a diversos sectores debido a las múltiples restricciones y el impacto sanitario. Además, han recalcado su apuesta, a cambio de contar con un entorno de inversiones y comercio “abierto, inclusivo y regulado” para todos los involucrados, de manera equitativa.
Sin duda alguna al tomar la batuta y el control de este nuevo acuerdo, China se encamina a reclamarse como el nuevo centro de poder geopolítico mundial. El tratado ayudará al país asiático a reducir su dependencia de los mercados y tecnología occidental, un movimiento certero para hacerle frente a la creciente fractura con Washington. Algunos se refieren al hecho como un “regalo de despedida” para el presidente Donald Trump, dejando en claro que China está dispuesta a abrirse paso y dejar de ser el segundo a bordo en el camino hacia la supremacía económica mundial, dando pasos firmes y respirándole en la nunca a su eterno “archienemigo” Estados Unidos. PQ