Recordanto a Mario Bravo Vela J.P. Biosca
Ya
olvidé la fecha en que conocí a Mario Bravo Vela, todo un personaje de la música, el arte, la ciecia y la conciencia de Coatzacoalcos.
gunos, como La Quina, Joaquín Hernández Galicia, respondían de manera dura y directa, desde sus posiciones de mando.
Y disfrutaba del dueto de Mario & Eloína. Me pasaba como a los niños, que admiran tanto a unos personajes que no quieren ni hablar con ellos y tiemblan de inseguridad ante la posibilidad de mantener un diálogo y conocerlos realmente. Así fue en un principio.
Un día –ya ni recuerdo cómo– nos presentaron: “él es Mario, Mario Bravo y ella Eloína…” Disfruté el instante, quería estacionarme en el momento. El diálogo fue agradable, recuerdo algún tema relacionado con su presentación. Ya sentí la puerta abierta y me acerqué cuantas veces pude.
Y se me restregaban las ideas en la cabeza. Significaban todo lo que quería ser y, a la vez, todo lo que no era. Eloína hermosa, con su timbre de voz privilegiada; sus hermanas Sara y Gabriela muy femeninas, muy interesantes, muy distantes para mi persona que comenzaba una vida en Coatzacoalcos. Como todos los círculos, eran cerrados para los ajenos. Me era más fácil dialogar con políticos, con el secretario de Marina, con el director de Pemex, con el gobernador Gutiérrez Barrios. Pero eran diálogos, a veces preguntas candentes, que al-
Las Noches Bohemias Con mucho éxito fluyeron las Noches Bohemias que llevó a cabo, por su primera temporada, el Volare, a cargo de Rebeca Ponce Jiménez, quien tuvo en el escenario a Mario & Eloína por varios años todos los sábados.
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