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Presentación Mauricio Moyssén Chávez

PRESENTACIÓN MA URICIO MOYSS ÉN CHÁVEZ

Alcanzar un nivel de igualdad para los integrantes de una sociedad es el fin último de una democracia. Igualdad entendida más allá del derecho a elegir representantes o gobernantes de la comunidad a la que uno pertenece, en el sentido más amplio del término: el derecho y la oportunidad de participar en todas las actividades individuales y sociales que se pueden desarrollar en dicha comunidad, sin importar factores de origen, raza, clase, género, edad, creencias o condiciones físicas o mentales. Este ideal, que se planteaban ya los griegos clásicos, está sin embargo lejos de alcanzarse aún: no todo mundo goza de los más elementales derechos ni oportunidades, empezando por el derecho básico de movilidad o acceso a cualquier sitio, pues en gran número de casos no están dadas las condiciones para que las personas con alguna limitación física, cualquiera que sea su origen, tengan oportunidad de circular libre e independientemente en los espacios públicos, o de ingresar a los recintos en que tienen lugar distintas actividades sociales y que a su vez representan la oportunidad de disfrutar los beneficios sociales garantizados constitucionalmente para todos, y que van desde la educación a la atención a la salud o del entretenimiento al ejercicio de un empleo digno remunerado.

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A pesar de que la oportunidad de desplazamiento en las ciudades, el acceso a los edificios o el uso de los objetos representan casi siempre los medios para ejercer los derechos más elementales y de participar activa y productivamente en la sociedad, no ha sido sino hasta últimas fechas que se ha legislado en nuestro país para garantizar el acceso libre e independiente a inmuebles públicos y privados a cualquier persona, con discapacidad o no. Por increíble que pueda parecer, el acceso a cualquier recinto dependía hasta hace poco de la consciencia personal o la buena voluntad de quien lo construía o administraba. Uno de los cambios que llegaron con el nuevo siglo a la sociedad mexicana parece ser la preocupación del gobierno federal y los estatales por mejorar las condiciones de vida de las distintas minorías de nuestra sociedad.

Si es difícil lograr que las condiciones de acceso y uso se cumplan en las obras arquitectónicas nuevas o en la fabricación de objetos de uso cotidiano, se presenta más ardua la tarea de adaptar espacios construidos hace doscientos, trescientos o cuatrocientos años para que, ahora que tienen otra finalidad distinta a aquélla para la que fueron creados, puedan ser utilizados por cualquier persona, sin afectar su estructura o los acabados que les dan carácter de patrimonio histórico, que debe ser preservado por su valor tanto histórico como artístico. Cuando un grupo de profesores de diferentes áreas de la Facultad de Arquitectura nos propusimos realizar una propuesta de lineamientos para mejorar las condiciones de accesibilidad y uso de los edificios de la época virreinal, éramos conscientes del doble reto que enfrentábamos, al tratar de adecuar espacios que en su momento fueron concebidos con otras finalidades a veces, inclusive, para evitar el paso a ciertas áreas, y facilitar el acceso al mayor número de áreas, proponiendo adecuaciones que no afectaran al edificio en su estructura ni en su apariencia general. Era un ejercicio de negociación

entre las soluciones de accesibilidad y los requerimientos, sustentados en la legislación vigente sobre conservación y preservación, dado su carácter patrimonial.

Con base en esta dificultad, que al mismo tiempo representaba el reto más interesante del proyecto fue precisamente que se decidió involucrar a especialistas de diversas áreas para enriquecer el resultado con una variedad amplia de enfoques. Un proyecto sobre accesibilidad por definición debía ser incluyente y, en la medida de lo posible, inter y multidisciplinario, de modo que a lo largo de los tres años de duración del proyecto participamos Arquitectos, Diseñadores Industriales y Gráficos, Psicólogos, Restauradores, Urbanistas y Economistas, apoyados por pasantes de las cuatro primeras profesiones.

La cantidad de ejemplos disponibles, de distinto uso actual y diferente nivel de conservación, nos llevó a limitar nuestro objeto de estudio a seis edificios que fueran representativos de diferentes épocas, con estilos, técnicas constructivas y soluciones característicos. Estos edificios son el ex-templo de San Pedro y San Pablo (en el momento de su análisis todavía sede del Museo de la Luz), la antigua Escuela de Economía (sede de la sociedad de ex-alumnos de la propia Facultad y donde se imparten clases de lenguas extranjeras), la Casa de los Mascarones (en la que la UNAM imparte cursos de computación), el que fuera convento de Santa Teresa la Antigua (actual Palacio de la Autonomía), así como las Cárceles de la Perpetua y el ex-templo de San Agustín, ambos en proceso de restauración y sin uso definido. El que todos estén bajo responsabilidad de la Universidad Nacional representaba una ventaja para tener acceso a los recintos durante la elaboración del proyecto

Durante la primera etapa anual, de acercamiento al problema, se realizaron varios recorridos de los espacios,en visitas que no sólo se aprovecharon para profundizar en la historia y las características constructivas y estilísticas de cada uno, sino para hacer levantamientos arquitectónicos, fotográficos y en video. Los planos, videos y las más de mil fotografías obtenidos entonces serían de la mayor utilidad durante todos los trabajos subsecuentes.

Para la segunda etapa se consideró importante una sensibilización directa a la problemática, así como un intercambio con especialistas de otras instituciones que nos permitiera conocer el estado del arte en cuanto a accesibilidad y lo que se ha llamado Diseño Universal. Para ello, se realizaron dos grandes acciones: una visita a los edificios acompañados de personas con alguna discapacidad temporal o permanente (ancianos, ciegos, mujeres embarazadas), con las que después se organizaron grupos focales en los que se les inquiría sobre sus vivencias personales en el espacio y las mejoras que propondrían a los mismos. Para sensibilizar a los pasantes que participaron como apoyo durante las visitas, se realizó un recorrido por las instalaciones del Posgrado de Arquitectura, desconocidas para ellos, en el que unos alumnos se vendaron los ojos y otros hicieron el recorrido en silla de ruedas o con muletas. Sobra decir la impresión que causó en ellos la experiencia y el entendimiento que lograron entonces de las situaciones a que se enfrentan cotidianamente las personas con discapacidad. Gracias a los recorridos en los edificios se pudieron constatar de manera directa, cualitativa, los problemas que algunas personas tienen para acceder o hacer uso de las instalaciones de cuatro de los seis edificios, pues no se justificaba un recorrido semejante en los otros dos por estar desocupados y en proceso de restauración,.

La segunda acción para esta etapa consistió en la organización del Coloquio "Diseño para Todos", que se llevó a cabo del 20 al 22 de septiembre de 2006 en la biblioteca "Lino Picaseño" de la Facultad de Arquitectura, en Ciudad Universitaria, donde también se presentaron problemas de accesibilidad que fueron solventados o están en vías de resolverse, un poco como consecuencia directa del coloquio y de nuestro proyecto en general. El objetivo del coloquio era reunir a expertos que, partiendo de ciertos principios básicos de accesibilidad, de conservación patrimonial y legales, expusieran sus experiencias en diversas situaciones, tanto en la adecuación de espacios arquitectónicos como en la generación de accesorios y objetos que faciliten el uso de diversos espacios. Así, se pudieron compartir tanto las consideraciones para una obra nueva como la Terminal 2 del aeropuerto de la Ciudad de México, como los retos que puede representar un recorrido en zonas arqueológicas, o los esfuerzos de grupos de profesores de distintas universidades nacionales y extranjeras frente a los propios de la UNAM .

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