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1. La percepción del espacio cotidiano Tonatiuh Navarro

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La percepción del espacio cotidiano Tonatiuh Gall ardo Núñ ez

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“Las dimensiones estéticas del espacio, incluyendo su temporalidad, no son exclusivamente visuales.” J. Fernández

“La percepción es una cuestión de lenguaje.” Pablo Fernández

El espacio, como concepto aislado, remite a un tiempo detenido. En este sentido, “espacio es todo lo que había antes de que a cualquiera se le ocurriera crear algo” 1 . Así, éste se vuelve condición y causa de todo lo posterior y uno podría empezar a darle la importancia que merece, ya que “Es con la invención del espacio con lo que se echa a andar la cultura.” 2 Sin embargo, para comprender qué es la percepción del espacio cotidiano, uno no puede empezar a analizar los conceptos de forma aislada, pues gran parte de su significado se da en la relación que los conceptos guardan entre si. No es lo mismo el espacio que el espacio cotidiano, ya que al agregar el concepto cotidiano, el espacio se vuelve un sustantivo que ya no puede ser sin su adjetivo, esto es, el espacio se ve modificado. Y así, el espacio ahora cotidiano reinventa su significado porque se vuelve una zona limitada por la cotidianidad; es decir, en esta nueva articulación lo social forma parte del espacio tanto como el espacio forma parte de lo social.

Esta interdependencia es descrita de forma involuntaria en un par de citas sustraídas del mismo texto pero de lugares distintos: “Podría decirse que la humanidad, a lo largo de su historia y en sus diferentes manifestaciones culturales, ha ido expresándose estéticamente mediante la transformación de los espacios que ha poblado...” 3

“espacio ha de entenderse... como el significado que adquieren un conjunto de dimensiones en las que se vive; dimensiones que condicionan, en función de sus características, las formas de vivir que se producen en su interior”. 4

La sociedad está determinada por las condiciones del espacio que la contienen, así como el espacio es transformado por la sociedad que lo habita. “El hombre, como su medio ambiente, participan en un moldeamiento mutuo. El hombre está ahora en condiciones de crear realmente todo el mundo en que vive... Y al crear ese mundo está en verdad determinando la clase de organismo que será” 5 . Un ejemplo de esto que vale la pena citar in extenso:

“La urbanización de París funciona como una especie de fábula con moraleja intimidatoria; en el siglo XVIII

1 Fernández, P. La psicología colectiva un fin de siglo más tarde.

Anthropos. Barcelona, 1994. Pág. 322 2 Í bid. Pág. 322

3 F ernández, J. (coord.) Arte efímero y espacio estético. Anthropos. España, 1988. Pág. 26 4 Í bid. Pág. 20 5 Hall, E. La dimensión oculta. Siglo XXI. México, 1985. Pág. 10

se habían construido las grandes plazas (Vêndome, Los Inválidos, La Concordia) como monumentos a la magnificencia de la misma ciudad... y se suponía que estaban ahí para ser admiradas pero, por el contrario, más se ocupaban que se admiraban, y su superficie alcanzaba para reunir a grandes concentraciones de gente, que una vez juntas se tornaban incontrolables: el espacio creaba las multitudes; y los grandes espacios coadyuvaron a la inevitabilidad de las revoluciones de 1789, 1830 y 1848, de modo que la siguiente remodelación urbana llevada a cabo por el Barón Haussmann no tuvo por objetivo tanto la autocomplacencia estética como la estrategia militar de controlar a las turbas por medio de amplios bulevares en los que las tropas podían arribar expeditamente en caso de disturbio...” 6

Ya sean grandes espacios que generen multitudes o pequeños cubículos aislados para hacer que la gente trabaje, también se puede derrumbar paredes para hacer más confortable una sala o poner unas cuantas mesas en un parque para volverlo zona de convivencia familiar. Esto genera que “El espacio no es nunca espacio natural, sino un espacio transformado.” 7 Pero esta transformación no remite solamente al hecho de una intervención física, es más, ni siquiera a una transformación consciente. La percepción de este espacio es parte fundamental también de su configuración, percepción que no puede tampoco ser sino social:

“La percepción no recibe a los objetos del mundo: los construye mediante la comunicación de la colectividad...” 8

Una percepción sólo puede ser correcta porque es social, porque está sancionada por la sociedad: percibir es encontrar lo que ya se sabe.” 9

Cuando una percepción no es social se le conoce como delirio. La forma en que algo puede ser social es sólo mediante la comunicación, esto es, que se encuentre dentro del lenguaje, cuya función es la de crear categorías y diferenciaciones entre las cosas del mundo. Pero existe otro punto a tomar en cuenta, el hecho de que “la gente de diferentes culturas no sólo habla diferentes lenguajes sino... habitan diferentes mundos sensorios.” 10 Es por eso que el lenguaje también tiene una participación importante en el hecho de percibir:

“Percibir es concebir a un objeto como perteneciente a una categoría construida colectivamente, y por lo tanto, percibir también es concordar con los demás en el reconocimiento. Las percepciones son públicas. “El sentido del espacio es en el hombre una síntesis de la entrada de datos sensoriales de muchos tipos: visual, auditivo, cenestésico, olfativo y térmico. No solamente es cada uno de éstos un complejo sistema...

Como claro ejemplo están los experimentos que realizó Benjamin Lee Whorf, quien indicó que “todo lenguaje desempeña un papel de primera importancia en el moldeamiento efectivo del mundo perceptual de las personas que lo emplean.” 12 Pues ahí donde una persona ve solamente un horizonte blanco cubierto de nieve donde hace mucho frío, un esquimal no sólo verá distintos tonos de blanco (cada uno con un nombre específico), sino que sabrá diferenciar el estado de congelación de cada parte y sumado a la dirección y humedad del viento, podrá saber qué camino seguir donde la línea del horizonte no es visualmente distinguible.

“un nombre… le endosa al objeto toda su historia, su contenido, sus derivaciones y sus asociaciones; percibimos lo que conocemos, de manera que un mayor conocimiento amplía también el rango y la precisión de lo que se percibe…” 11

6 Fernández, P. La psicología colectiva un fin de siglo más tarde.

Anthropos. Barcelona, 1994. Págs. 28-29. El subrayado es mío. 7 F ernández, J. (coord.) Arte efímero y espacio estético. Anthropos. España, 1988. Pág. 31 8 Í bid. Pág. 91

9 Fernández, P. La psicología colectiva un fin de siglo más tarde.

Anthropos. Barcelona, 1994. Pág. 90. El subrayado es mío. 10 Hall, E. La dimensión oculta. Siglo XXI. México, 1985. Pág. 8 11 Fernández, P. La psicología colectiva un fin de siglo más tarde.

Anthropos. Barcelona, 1994. Pág. 91 12 Hall, E. La dimensión oculta. Siglo XXI. México, 1985. Pág. 114

sino que además cada uno de ellos es modelado y configurado por la cultura.” 13

Esto transforma al espacio cotidiano en un ente en movimiento, con vida, que está en continua evolución. A este encuentro del espacio en el tiempo se le conoce como forma. 14 Y es justamente por su animación que el espacio cotidiano no puede ser conservado en un museo. “ Lo que puede archivarse y coleccionarse es justamente la imagen de lo vivo, y no lo vivo.” 15 Si uno quiere mantener o dar a vida un espacio cotidiano, tiene entonces que dejar fluir su transformación, y es importante notar que esto no significa destruir su memoria, ya que:

“La memoria de las formas consiste en el resucitamiento de las fases antiguas del desarrollo que llegan juntas todas y que permiten que uno esté asistiendo al proceso permanente de gestación de dicha forma.” 16

Una forma no es una fotografía, podría compararse con una escena que no deja de transcurrir y reinventarse a cada momento, con cada mirada que entra en su espacio y le otorga características que no le pertenecían en un principio. No se puede intentar detener, a riesgo de convertirla en un espacio muerto. La percepción del espacio cotidiano se construye a sí misma y su historia no deja de contarse. Es así, con base en lo anterior, que se desprende el hecho de que cada individuo percibe el mundo de una forma particular, todo obviamente englobado dentro de lo social, es decir, con un referente común. Entonces la forma en la que una persona con discapacidad percibe su entorno es distinta de lo que se podría llegar a pensar. Por este hecho se decidió visitar los edificios que abarca este proyecto con personas con discapacidad y preguntarle a ellas su opinión, como ejercicio para intentar comprender más a fondo la forma en que perciben y no limitarse solamente a la teoría. Sin embargo, surge una cuestión: Si “el hombre no puede despojarse de su propia cultura... y es ella la que determina el modo que él tiene de percibir el mundo” 17 , ¿qué sucede en una cultura como la nuestra, donde la discriminación, en general, ocupa un lugar común en la sociedad; donde “los medios de comunicación masiva cumplen un papel ideológico en cuanto sistemas de representación de la realidad” 18 creando estereotipos cada vez más alejados de la cotidianidad? Construyendo así el molde del individuo perfecto que sólo da cabida para que surjan toda clase de estigmas que regulen las interacciones sociales. Tal vez una respuesta que no deje sólo espacio para el pesimismo es que existen proyectos como éste, donde se reúnen muchas personas de distintas especialidades con el propósito de mejorar la calidad de vida y tratar de cambiar la percepción que se tiene sobre las personas con discapacidad.

13 Í bid. Pág. 222 14 F ernández, P. El concepto de psicología colectiva. UNAM . México, 2006 15 F ernández, J. (coord.) Arte efímero y espacio estético. Anthropos. España, 1988. Pág. 34 16 F ernández, P. El concepto de psicología colectiva. UNAM . México, 2006. Pág. 168

17 Hall, E. La dimensión oculta. Siglo XXI. México, 1985. Pág. 231 18 I to, M. y Vargas, B. Investigación cualitativa para psicólogos.

UNAM . México, 2005. Pág. 40

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