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Carrícola

donde la ecología, el arte y el gusto de vivir van de la mano

Es sorprendente saber que desde los años 80 aquí se hace producción biológica.

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Àlex Pérez

Sin perder de vista el Benicadell y siempre rodeados de campos de cultivo, llegamos a un pequeño núcleo poblacional en medio de un silencio cautivador, de una tranquilidad casi monacal, donde solo se perciben los sonidos de la naturaleza. Un cartel en la entrada del municipio nos pone sobre aviso y nos hace un guiño: estás en Carrícola, la ch ispa de la Vall, simulando el famoso refresco de cola. Aquí, ¿qué pasa? Pues pasa que Carrícola tiene un “no se qué” que hechiza. Puede que sea la calidad del aire, el sosiego o el entorno que invita a caminar, algo existe para que un pueblo tan pequeño y tan recóndito, reciba la visita de gente de la comarca y de otras comarcas vecinas, atraída por la ecología, el patrimonio y el arte. Un referente para todos aquellos que busquen formas de vida más respetuosas con las personas y su entorno. La fusión entre el arte y la naturaleza, el deporte en la montaña y l’Ametlla de Palla, el Centro de Educación Ambiental, son tres motivos para visitar Carrícola. Estamos en un municipio eminentemente agrícola, en su término hay cultivos de frutales, olivos, viñas, naranjos, así como una gran variedad de hortalizas. Es sorprendente saber que desde los años 80 aquí se hace producción biológica. Una pequeña empresa

familiar, la Vall Bio, se dedica a la producción y comercialización de frutas y verduras exclusivamente ecológicas. Es la versión actual de aquellos labradores que fueron, sin duda, pioneros en el Estado Español. Hoy en día, la ecología ya va ligada a todo lo relacionado con Carrícola. No solamente se ha hecho extensivo el cultivo ecológico y agroecológico en los campos, también se han puesto en marcha múltiples iniciativas que promueven la armonía con el entorno. Por ejemplo, con la colaboración de la Universidad Politécnica de València, la instalación de una depuradora de sistema natural que limpia el agua a través de microorganismos, plantas y piedras (fitodepuración), sin generar malos olores ni ruidos y está totalmente integrada en el paisaje Con el Projecte Biodivers también se hace arte de la ecología. El 2010 tuvo lugar la primera convocatoria. La idea fue lanzar una invitación a cualquier persona creativa, con predisposición para dejar huella en el entorno de unos circuitos naturales establecidos y de manera altruista. El objetivo era conseguir una visión estética en medio de la naturaleza, como un museo abierto, integrado y respetuoso con el

Carrícola

medio ambiente. Tanto si las obras tenían carácter permanente como efímero, se tenían que quedar donde habían nacido, para formar parte del paisaje de Carrícola y que la propia naturaleza las hiciera suyas. Para redondear el círculo de productos de la tierra, podemos visitar también el Celler de Vicent Tomás, donde encontraremos los vinos que elabora de sus viñas. De cultivo ecológico y proceso artesanal, tiene una producción anual que no supera las 7000 botellas. Cada domingo la plaza del pueblo acoge el mercado. La red de labradores monta su parada de frutas y verduras ecológicas de proximidad, pero también encontraremos cosméticos artesanos y naturales, trabajos de piel hechos a mano y, con un poco de suerte, el pan del Forn de Carrícola que se elabora con harinas 100% biológicas a la manera tradicional. ¢

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