Los caminos Son muchos los caminos que llevan a Santiago. Se puede definir la Ruta Jacobea o Camino de Santiago como el conjunto de los distintos caminos que llevan a Compostela. Historia y leyenda se mezclan en el Camino de Santiago, la magia envuelve este itinerario. Los relatos e historias inverosímiles se cuentan a través de las crónicas, los relatos de los viajeros y las fuentes literarias. En la época medieval, el Camino de Santiago se convirtió en un verdadero fenómeno de masas, sobre todo hasta el siglo XIII. En un principio los caminos eran peligrosos y muchos peregrinos no llegaban a su destino, prueba de ello es la existencia de un gran número de cementerios de peregrinos por los caminos. Se empiezan a hacer más seguros y se construyen hospitales, se reparan caminos, se construyen puentes. Los monasterios cluniacenses tienen un papel importante en la atención desinteresada de los peregrinos. Las Órdenes militares, como la de los Caballeros de Santiago o los templarios, se preocupan también de la seguridad física de los peregrinos, defendiéndoles de malhechores. A partir de los siglos XIV y XV, el Camino de Santiago entrará en decadencia y el número de peregrinos se reduce progresivamente. Esta decadencia se hace más evidente en el siglo XVI. Varias son la razones: el triunfo de la Reforma protestante detiene las peregrinaciones de países como Inglaterra, Holanda o Alemania que aceptaron la doctrina de Lutero; se cambian las normas penales y la peregrinación como castigo es sustituida por multas en dinero; se producen cambios en la mentalidad que ya no es la de la gran religiosidad medieval; la figura del peregrino sufre un desprestigio y se acaba asociando al pícaro… En el siglo XX, en la década de los ochenta, surge un gran interés por el Camino de Santiago, por dar a conocer el legado de nuestro pasado medieval. Se busca la recuperación no solamente por su valor religioso, si no también por el valor cultural, económico y turístico.
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