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Una mirada hacia lo que viene. Sería ilusorio pensar que
Una mirada hacia lo que viene RECAMBIO GENERACIONAL
Sería ilusorio pensar que no habrá problemas en el recambio generacional, y que todo transcurrirá sin sobresaltos y sin conflictos. Cada generación tiene su impronta, e incluso dentro de una misma generación puede haber objetivos muy diferentes entre quienes tendrán a su cargo en un futuro la empresa.
Apartir de lo que enuncia el título, puede suponerse que lo que sigue será referirse a alguna nueva tecnología para el tambo, quizás cambios en algo de lo ya conocido, o algunos argumentos sobre el devenir del precio de la leche a nivel nacional
o internacional. En ese sentido, siento decepcionarlo al lector, porque a nada de eso se refiere en este caso. El tema en cuestión, en cambio, trata sobre algo diferente, que va más allá de tal o cual novedad tecnológica, o
predicción a futuro. Y se refiere a la llegada de las nuevas generaciones (o no, ya lo aclararemos más adelante), para gerenciar, conducir el tambo en el futuro.
PROHIBIDO, PROHIBIR “CON MI EXPERIENCIA, YO MANEJO LA EMPRESA COMO ME PARECE, Y CUANDO LLEGUEN LAS PRÓXIMAS GENERACIONES, QUE HAGAN LO QUE LES PAREZCA. PERO MIENTRAS TANTO, Y HASTA TANTO LLEGUE ESE MOMENTO, ESTE ES EL RUMBO, DESDE EL MOMENTO EN QUE YO ASUMO TODA LA RESPONSABILIDAD, CON MIS ACIERTOS Y ERRORES…”
Pensando en el futuro… Como suele decirse, cada empresa es un mundo, de modo que de poco valen las generalidades que se puedan enunciar como recetas. Pero sí puede ser un aporte hablar sobre casos concretos en diferentes empresas, que por lo menos pueden dar un breve pantallazo de situación sobre este tema. Vale a aclarar que los nombres elegidos para las empresas y sus gerenciadores son de fantasía, pero los casos son reales. De modo que, como suele decirse: cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia… Y aparece el caso por ejemplo de “Las Overas”, empresa que gerencian, desde hace varias décadas Carlos F. y su esposa Susana M. Ya sus tres hijos han crecido: uno de ellos es veterinario, el otro ingeniero agrónomo, y el tercero prefirió dedicarse a desarrollarse en la actividad de todos los días de la empresa, convirtiéndose en el encargado de campo. Todos atraídos por continuar el negocio del tambo, de modo que el futuro parece no presentar mayores interrogantes. Porque además han consensuado seguir unidos, aun cuando falte la generación de sus padres. El futuro se presenta entonces promisorio, y eso abre la posibilidad de planificar nuevas inversiones, comenzando por la posibilidad de arrendar un campo vecino, ya que el aumento de los rodeos de ordeñe hace pensar en la conveniencia de trasladar la recría a otro lugar. Podría decirse que se trata éste, del caso ideal, en el que no hay incertidumbres por delante, por lo menos en lo que hace a la continuidad de la empresa tambera. Pero no es la excepción ni mucho menos la regla. Porque el abanico que muestra la realidad es amplio… Ahora pasemos a “Las Liebres”: allí Fernando D. y su esposa Marta L, sus dueños, están a cargo de todo. Y además viven en el campo, de modo que supervisan hasta el más mínimo detalle. En este caso no hay próxima generación en ciernes porque son un matrimonio sin hijos. En su trayectoria empresarial, comenzaron con unas pocas vacas hace varios años, y han venido creciendo año tras año, siguiendo puntillosamente todos los aspectos de la actividad. Así, fue aumentando la cantidad de vacas, se renovaron y ampliaron en su momento las instalaciones de ordeñe, compraron maquinaria, mejoraron la producción. En resumen, fueron aprendiendo sobre el negocio con toda la experiencia acumulada en años Y no es que no hayan pensado en el futuro sino que, por el contrario, ya lo vienen conversando hace tiempo, y no es para menos: cada tanto vuelve a aparecer la pregunta: ¿cuál será el futuro de esta empresa? ¿Vale la pena seguir expandiéndose o la incertidumbre familiar a futuro no lo justificaría? Expandirse, implicaría seguir creciendo en vacas en ordeñe, gracias
PARA RECORDAR TIPS PARA TRABAJAR EL RECAMBIO
• Plantearlo ya y no posponerlo. • Escuchar qué piensan, qué esperan, qué les gusta y que no. • Tomar nota. • No querer imponer nada, bajo ningún argumento. • Definir visiones y estrategias en común. • No esperar resolverlo en una sola reunión familiar.
a los buenos índices reproductivos alcanzados, y la posibilidad de reformar el tambo, para darle mayor capacidad. Pero el paso del tiempo continúa y ellos son conscientes de que no estarán indefinidamente al frente de la empresa. ¿Qué hacer entonces?
No alcanza con la tradición Algo parecido se plantean en San Ramón, también empresa familiar –como la mayoría de las empresas tamberas–, que llevan en su haber ya varias generaciones dedicadas a esta actividad, lo cual constituye todo un orgullo familiar. Con mucho empeño, han logrado avances productivos, sanitarios, reproductivos y genéticos muy importantes. En en su momento han decidido ampliar la escala, y es así que abrieron un segundo tambo, y siguen adelante a pesar de todo contratiempo que pueda aparecer en el camino. En su caso, hay varios hijos en la nueva generación, pero la duda es si estará
alguno de ellos interesado en tomar la posta, y hablando específicamente de la posta del tambo. Porque los hijos han venido escuchando durante años las quejas y complicaciones que ha significado para sus padres seguir en esta actividad, en parte para no interrumpir la tradición familiar. Hacia adelante… ¿cuánto pesará en definitiva ese mandato? En estos tiempos que corren, eso de la tradición familiar para esas nuevas generaciones no suele ser lo que era en otros tiempos. Algunos de los hijos preferirían dejar la complejidad del tambo y dedicarse a la agricultura, por administración o arrendada, por qué no… Más aún: otro de ellos está alejado de la actividad agropecuaria, de modo que no le interesa continuar una actividad que desconoce y la ve como lejana. También en este caso, surgen los interrogantes sobre el futuro. Pero lo más preocupante es que sigue pasando el tiempo, y, como en tantos otros casos, aún no han decidido poner el tema sobre la mesa, sentarse a conversar, y escuchar las opiniones de cada tanto. Hasta analizar la conveniencia de dejar por escrito todo lo se converse, porque a las palabras se las lleva el viento, y luego vienen los malos entendidos. En resumen, sigue siendo materia pendiente entonces… Esto casos puntuales reflejan apenas una pequeña parte de la mayor o menor incertidumbre que puede haber en las miles de empresas tamberas. Y en este sentido, no es cuestión de tamaño. Ocurre inexorablemente en cualquiera, tarde o temprano, porque el tiempo corre para todas, sin excepción, sea su tamaño pequeño, mediano o grande. Porque es algo que va más allá de la cantidad de vacas en ordeñe que pueda haber en cada una. Sería ilusorio pensar que no habrá problemas en el recambio generacional, y que todo transcurrirá sin sobresal
TARDE O TEMPRANO HAY QUE HABLARLO “OCURRE INEXORABLEMENTE EN CUALQUIERA EMPRESA FAMILIAR PORQUE EL TIEMPO CORRE PARA TODAS, SIN EXCEPCIÓN, SEA SU TAMAÑO PEQUEÑO, MEDIANO O GRANDE. PORQUE ES ALGO QUE VA MÁS ALLÁ DE LA CANTIDAD DE VACAS EN ORDEÑE QUE PUEDA HABER EN CADA UNA.”
tos, en forma gradual y sin conflictos. Cada generación tiene su impronta, e incluso dentro de una misma generación puede haber objetivos muy diferentes entre quienes tendrán a su cargo en un futuro la empresa.
Debe ser una prioridad su discusión Como vemos, el recambio generacional, en este caso referido a gerenciar el tambo, no es poca cosa. Pero todavía en muchos casos sigue siendo un tema tabú, del que no se habla, o se comparte con otros productores, como si fuera un intangible que no ocupa los primeros lugares en el orden de prioridades de una actividad que es compleja, y donde muchas lo urgente se antepone o no deja tiempo para tratar lo importante. Porque además no es algo que se pueda dilucidar en una reunión familiar sino que es algo dinámico, que puede ir cambiando con el tiempo, tanto para consolidar la orientación de la empresa en su vertiente tambera, como también para abrir interrogantes al respecto. El desafío, la propuesta, es entonces poder plantearlo en cada empresa, con la presencia y el aporte de las nuevas generaciones, estén o no ya
» 60 próximas a tener que definir lo que piensan hacer en el futuro. Es una buena forma de ir preparando el recambio, y a la vez ir “tanteando” cómo viene la cosa en las generaciones, qué piensan, que esperan, qué les gusta y que no. En definitiva se trata de despejar las incógnitas sobre el futuro, y a partir de ello lograr varias cosas: la más importante, un consenso familiar, reconociendo que lo más importante es la familia, y luego la empresa. Tener la premisa de escuchar, de tomar nota, de no querer imponer nada, bajo ningún argumento: ni esgrimiendo todo el esfuerzo realizado por las generaciones que los precedieron, ni la tradición familiar de tamberos durante años y años que pueda haber en la familia y que debe continuar a rajatabla, porque no puede interrumpirse bajo ningún concepto, ya que constituye una suerte de “homenaje” a todo lo realizado por los mayores. Y además, poder definir estrategias a futuro, consensuadas, y no vale ya aquella frase según la cual “con mi experiencia, yo manejo la empresa como me parece, y cuando lleguen las próximas generaciones, que hagan lo que les parezca. Pero mientras tanto, y hasta tanto llegue ese momento, este es el rumbo, desde el momento en que yo asumo toda la responsabilidad, con mis aciertos y errores…” Y queda pendiente aún referirse a cómo puede ser luego esa transición, sus tiempos, sus idas y vueltas, y todo lo que implica. Pero será tema de otro artículo… n