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a) Reconciliación de perspectivas: diversidad con valor agregado
RECONCILIACIÓN DE PERSPECTIVAS:
DIVERSIDAD CON VALOR AGREGADO
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P O R : A N A F E R N A N D A G U Z M Á N H E R N Á N D E Z
E S T U D I A N T E D E L A L I C E N C I A T U R A E N R E L A C I O N E S I N T E R N A C I O N A L E S P O R P A R T E D E
L A U N I V E R S I D A D A N Á H U A C M É X I C O E N 7 º S E M E S T R E .
C O R R E O : A N A F E R G H D E Z @ G M A I L . C O M I N S T A G R A M : @ A N A F E R G H D E Z
Resumen: El presente artículo introduce la posibilidad de construir una nueva visión de la diversidad en el poder, en la que los gobiernos y el sistema internacional cambien la composición de los cuerpos de influencia hacía la construcción de gabinetes más diversos, pero no por ello menos calificados. Esto quiere decir que los altos rangos se conformen por expertos en un espectro amplio de temas, provenientes de diferentes contextos, con una gama extensa de estudios, experiencias laborales distintas, con preferencias sexuales no normativas, entre otros. Para ello, es primordial reconciliar los diferentes puntos de vista y aproximaciones. Además, se necesita ver a la inclusión como un elemento positivo y con valor agregado, para implementar modelos que la legalicen y sistematicen. De esta forma, se decidirán los perfiles adecuados para el puesto o labor en cuestión.
a escasa diversidad que existe actualmente en los puestos de poder evidencia las enormes limitaciones que persisten dentro de los sistemas políticos domésticos y genera repercusiones en el sistema internacional. Es claro que, en las últimas décadas, múltiples movimientos han promovido una mayor inclusión, sugiriendo que los grupos de tomadores de decisiones estén compuestos por grupos heterogéneos. Sin embargo, estos procedimientos no se llevan a cabo de la manera ideal.
Key words: reconciliación, diversidad, inclusión, educación, pragmatismo.
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Si bien, desde el punto de vista inclusivo esta medida es elemental, esto también puede traer beneficios pragmáticos y resultados concretos que no están siendo considerados. El mantener los modelos tradicionales perpetúa una rigidez que imposibilita seguir el ritmo acelerado del cambio social, desaprovechando la oferta existente y percibiendo la inclusión como un obstáculo que ralentiza la eficiencia de los múltiples sistemas que rigen al mundo.
Hoy en día se utilizan nuevas energías, diferentes modelos educativos, constantemente se desarrollan reformas en materia económica y, debido a la pandemia, también se crean estrategias innovadoras de salud pública. Sin embargo, la inclusión en la política y en altos rangos administrativos permanece sin alteraciones significativas. Ejemplo de ello es que, a pesar de la constante lucha feminista de la que se lee a diario en espacios de prensa nacional e internacional, de los 193 países reconocidos por las Naciones Unidas solo 22 están dirigidos por mujeres (Organización de las Naciones Unidas [ONU], 2021). Esta cifra demuestra que, a pesar de la difusión y presencia que pueden tener ciertas causas, aún permanecen condiciones limitantes. Resulta ser una obviedad, pero no hay sociedades homogéneas, aunque la mayoría de los gabinetes de gobierno y los altos mandos de las grandes corporaciones transmitan otra realidad con su representatividad.
Existe una pluralidad de ideas y de individuos que componen y complejizan a una sociedad. Tan solo en México, es primordial que se tome en cuenta la perspectiva de los pueblos indígenas,
las personas de escasos recursos, las mujeres, la comunidad LGBT, los migrantes, las personas con discapacidad, entre muchos otros. Aún con eso claro, sería absurdo suponer que los cuerpos de poder dentro del país tienen un escaño para cada uno de ellos, aunque, de acuerdo con los artículos 50º , 51º , 52º y 53º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, se exponga que el gobierno es regido bajo un sistema democráticorepresentativo en el que el poder político reside en el pueblo (Sistema de Información Legislativa [SIL], s.f).Si bien, esta incongruencia está normalizada dentro de la visión del mexicano promedio, la realidad dista de un escenario adaptado a las circunstancias.
A pesar de eso, existen avances que deben reconocerse. En 2017 el Instituto Nacional Electoral (INE) aprobó un acuerdo general dentro de los partidos políticos para respetar la paridad de género y las candidaturas indígenas en doce de los veintiocho distritos uninominales. Mientras hubo una victoria en la representación femenina, con una presencia del 49.2% en la Cámara de Diputados y 50.8% en el Senado de la República, aún permanece un rezago en las cifras de las comunidades indígenas, puesto que únicamente hubo 8 candidaturas para 2018.
De acuerdo con un artículo publicado por el Centro de Investigación y Docencia Económicas A.C. (CIDE), se necesita tomar conciencia de manera generalizada sobre la necesidad de mejorar la inclusión política. Para ello, es primordial tomar en cuenta distintos componentes como el clasismo, el cambio sociológico a partir de la conquista española, el modelo capitalista, entre otros. Pues estas y otras características influyen y diferencian el desempeño económico, político y social de los mexicanos. (Sonnleitner, 2020). Además, se debe contemplar que, en dichas comunidades, existen importantes atrasos en cuanto al acceso a la información y a la educación, así como poca promoción para la vinculación o participación política. Por lo que los resultados no pueden interpretarse de manera aislada, sino que deben entenderse como piezas de un todo
Si bien, lo anterior expone discordancias en la política doméstica, la visión como Estado a nivel internacional puede verse afectada por las debilidades al interior. Analizado desde la visión teórica de las relaciones internacionales, Hans J. Morgenthau, en su libro Politics Among Nations (1960) men ciona que existen ciertos elementos que le dan poder a una nación. Entre ellos están: una población con buen nivel de vida, el tener conciencia nacional y una buena capacidad gubernamental. No obstante, el valor implicado en supuestos como estos son subestimados. Una población con un buen nivel de vida es aquella que se ve representada al momento de aprobar legislaciones; la conciencia nacional se genera cuando incluso quienes nacen sujetos a condiciones desfavorables, pueden anteponerse a estas mediante sus esfuerzos y lograr la movilidad social; finalmente, la capacidad gubernamental no se alcanza ignorando sectores poblacionales importantes, ni acallando sus necesidades a costa de mantener el estatus hegemónico
En este sentido, Estados como Nueva Zelanda han desarrollado acciones concretas para promover esta inclusión, iniciando con un proceso de reconocimiento del pueblo maorí (una de las múltiples etnias en el territorio), mediante el cual se busca contemplarlos dentro de la educación y la fuerza laboral. Producto de ello es que, actualmente, alrededor 65,2% de la comunidad vive en zonas urbanas, pero sin perder sus tradiciones, lo que supone una vida con mayores comodidades, cercanía a la información y oportunidad de convivir de cerca con el ámbito de la gobernanza (Gálvez, 2019).
Otro ejemplo es el manejo de la política exterior sueca. En una entrevista compartida por el Instituto Matías Romero (IMR) con Annika Gunilla Thunborg, Embajadora de Suecia en México, habló de la decisión del país de adoptar una perspectiva feminista en cuanto a su política. La embajadora narra que, en un inicio, la proposición de esta idea representaba un rechazo por parte del gobierno. Sin embargo, a través de los años esta decisión se ha ganado la aprobación política. Hoy dicha propuesta es considerada como un movimiento positivo e inteligente, pues la perspectiva de género beneficia a todos: aumenta el nivel de desarrollo, ayuda a transitar hacia una paternidad compartida, revindica el significado de familia y los cuidadores, entre otros (Rivera, 2020, 4m10s).
Ahora bien, es importante aclarar que el presente artículo no pretende incitar al odio o al resentimiento. Por el contrario, plantea una posibilidad de desarrollar un diálogo entre iguales en el que existan espacios y se contemplen puestos para personas de distintos origines y especialidades. Se debe replantear la teoría y los modelos tradicionales, y si estos siguen vigentes para el estu-
dio del siglo XXI, o si se intenta comprender una realidad que ya no existe. La clave está en que la diversidad presente en una sociedad sea transmitida a las diferentes instancias, tanto públicas como privadas, de una manera transparente y con base en las capacidades y no en el privilegio.
Una correcta implementación de estos modelos puede tener repercusiones directas en los niveles de productividad y asertividad de las decisiones tomadas a nivel doméstico e internacional. ¿Quién mejor para desarrollar reformas agrarias que un conjunto de expertos con experiencia en el campo? O bien, ¿quién más adecuado para reformar las leyes en cuanto a productos de higiene femenina, que diputadas y senadoras mujeres que día con día entienden la realidad de su uso? Finalmente, ¿quién más indicado que una selección de epidemiólogos distinguidos, de distintas partes del mundo, para medir las consecuencias del Covid-19 de manera global? A largo plazo, esta representación logrará que los diferentes sectores se sientan motivados a formar parte de la vida pública de su país y también fuera de este.
Sin embargo, se debe ser cuidadoso, puesto que este argumento puede radicalizarse y convertirse en “incluir por incluir” sin tomar en cuenta el nivel de especialización o experiencia previa. Por ende, es primordial generar una serie de condiciones que determinen quién gana ese lugar, aunque para ello se elimine el “pase directo” o el “dedazo” . No obstante, se debe partir del hecho de que no todos tienen las mismas oportunidades y, por ende, no tienen la misma facilidad para obtener conocimiento y experiencia. Tomando en cuenta que todos los grupos, independientemente de su condición, deben recibir educación de calidad, acceso a servicios básicos, una alimentación balanceada, entre otros elementos que garantizan su correcto desarrollo y desempeño.
Por ello, una última sugerencia es el invertir un porcentaje considerable del gasto público en educación, cuidando que la distribución ayude siempre a los más necesitados y no a aquellos en el privilegio. Con ello, se garantiza un acceso al conocimiento sin importar el contexto de vida de la persona. Esto disminuye la brecha social que suponen las distintas variables como el nivel socioeconómico o el género. De acuerdo con datos del Banco Mundial, los países de ingreso alto dedican en promedio un 4,9% de su PIB en educación, el caso más alto siendo Dinamarca destinando el 7,8%. Mientras que los países de ingreso bajo destinan poco más del 3% del PIB en este mismo (Banco Mundial [BM], 2018).
En conclusión, el sistema internacional y los gobiernos nacionales deben hacer mancuerna con la situación que ocurre actualmente a nivel social. La diversidad es un instrumento importante de crecimiento y evolución. Si la sociedad pide y se moviliza por un futuro más inclusivo, los que están en el poder deben responder ante este cambio. Una inclusión bien llevada equivale a una sociedad más educada, una economía sólida, índices de calidad de vida altos y, por ende, una mayor productividad. Para que este tipo de modelos tengan posibilidad de aceptarse y ser desarrollados, se debe trabajar en reconciliar a las partes involucradas en dichas estrategias.
Si las comúnmente llamadas “minorías” son vistas como inferiores e incapaces, no se promoverá su participación activa. Es importante entender que no se puede pretender tomar decisiones acertadas respecto a un país, región u organismo con solo un tipo de perfil en el poder. La reconciliación puede ser llevada a cabo a través del discurso informado, promoviendo casos de éxito y adaptándolos a diferentes escenarios. El progreso y la innovación dependen en mayor medida de un equipo compuesto por personas diversas que de grupos conformados por aquellos con una posición privilegiada (Page, 2008). Si se sabe gestionar y estar a la altura del cambio, el rendimiento tanto nacional como internacional puede ser aprovechado a niveles que aún no se pueden medir.
Referencias:
Banco Mundial (2018). Gasto Público en Educación, total (% PIB) – Low Income, High Income https://datos.bancomundial.org/indicador/SE.XPD.TOTL.GD.Z S?locations=XM-XD&most _ recent _ value _ desc=false.
Sonnleitner, M. (2020). Participación, representación e inclusión política ¿existe un voto indígena en México? Revista CIDE Política y Gobierno, Vol. 27 (Núm. 2) 1-39. http://www.politicaygobierno.cide.edu/index.php/pyg/article/vie w/1331/1025
Rivera, M (Anfitrión). (30 de agosto del 2020). La política exterior feminista de Suecia [Podcast IMR]. Spotify. https://open.spotify.com/episode/6tDLUxCkO9XIzeWRSEsvQ 4
Gálvez, M. (2019). Políticas de reconocimiento indígena: lecciones del caso de Nueva Zelanda y el pueblo maorí. Instituto de Investigación en Ciencias Sociales UDP. https://labconstitucional.udp.cl/cms/wpcontent/uploads/2019/06/ICSO _ DT _ 56 _ Galvez.pdf
Morgenthau, Hans (1960). Politics Among Nations. The Struggle for Power and Peace (3rd ed.). New York: Alfred A. Knopf. Noticias ONU (10 de marzo de 2021). Solo 22 mujeres en todo el mundo son jefes de Estado o presidentas de un Gobierno. ONU. https://news.un.org/es/story/2021/03/1489352
Page, S. (2008). The Difference: How the Power of Diversity Creates Better Groups, Firms, Schools, and Societies. Princeton University Press. https://press.princeton.edu/books/paperback/9780691138541/th e-difference
Sistema de información legislativa (s.f). Democracia representativa. + http://sil.gobernacion.gob.mx/Glosario/definicionpop.php? ID=68