Poesía
Cuántos somos los invisibles que buscan despertar miradas. Somos con los dedos de una mano, apenas la resistencia que legitima su agresividad exacerbada, misma que no tocará políticos narcotraficantes.
Re
cuento
Ahogados en trabajos y papeles, no quieren nada, ni un poco de conciencia, no tienen tiempo, ni vida, ni alma.
Recuerdo el 68, entre letras rojas, como si hubiera estado ahí, con toda una rabia heredada generacionalmente, pero nadie recuerda el 68, y se disfraza el dolor con juegos olímpicos, confabulación a la memoria colectiva. Un pasado que te dicen cómo debe ser recordado.
Olvidaron que Dios está muerto, nuestras manos son testigo. No hay historia, de una sola palabra, ya no. Víctor Francisco Rosas Cruz
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Revista Alerta Sociológica
Aún con todo su peso, con sus palabras cimentadas de sangre y lodo, con cuerpos como segundos que completan miles de años, juegan a ser Dios.