Borrandofronteras_revista Borrando Fronteras
Publicación mensual de distribución gratuita Año 4 - Número 56 - Junio 2020
SOBRE EL MAL USO DE LOS PSICOFÁRMACOS Y SUS POSIBLES CONSECUENCIAS Por el Dr. Gastón Noriega
“La Casita del Árbol: una fundación sin fines de lucro en épocas de Pandemia” Por la Abg.Carolina Ag üero
1985-“35 Aniversario”-2020 Instituto “Camino de Esperanza” ASAIM
Pandemia Viejos y nuevos escenarios Por el Lic. Federico Álvarez
Editorial
Prof. Claudia Marcela Loza
Lic. Carrizo Loza, Soledad
“Educación Salud y Sociedad” A través de un trabajo multidisciplinario, pretendemos impulsar nuestro proyecto, aportando nuestro potencial al servicio de la sociedad. Nuestro objetivo es contribuir a la formación de una conciencia social actualizada a los tiempos que corren, contando con la intervención de distintos profesionales e instituciones que brindan información idónea como actores-generadores de una relación pedagógica, orientada hacia el aprendizaje de una actitud de autocuidado y salud preventiva, basada en el desarrollo de la sociedad.
REVISTA DE SALUD, EDUCACIÒN Y SOCIEDAD Publicación mensual de distribución gratuita Año 4 - Número 56 - Junio 2020 Propiedad intelectual inscripta al INPI - N°3582555
Editorial CL Directora: Claudia Marcela Loza Coordinación editorial: Lic. Carrizo Loza, Soledad Diseño y Diagramación: José Pallares - Estudio Gráfico TRISEÑO Cabo San Pablo 58, P.B., D. 02. Barrio Belgrano. Santiago del Estero. Email: loza_claudia66@hotmail.com Celular: 0385 155922385
SUMARIO “La Casita del Árbol: una fundación sin fines de lucro en épocas de Pandemia”................. 3 Pandemia Viejos y nuevos escenarios............................... 5 “Sobre el mal uso de los psicofármacos y sus posibles consecuencias”..................................................... 7 El Dr. Gerardo Zamora fue dado de alta y en un video pidió por el uso responsable del casco........................................ 9 El Dr. Gerardo Zamora junto a la intendente Ing. Norma Fuentes, en un aniversario más del paso a la inmortalidad del General Manuel Belgrano, en plaza Libertad............. 10 1985-“35 Aniversario”-2020 Instituto “Camino de Esperanza” ASAIM....................................................................... 12 Carlos Skliar: “Volver a la escuela va a ser complicado por cómo están chicos y educadores”........................................................... 15
“La Casita del Árbol: una fundación sin fines de lucro en épocas de Pandemia”
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a Casita del Árbol es una fundación sin fines de lucro creada para trabajar por las personas con discapacidad y sus familias. Tiene por objetivo la promoción de los derechos de las personas con discapacidad, a fin de acercarles a la sociedad en general, y a todo aquel que lo necesita, la información necesaria. También nos encontramos abocados a la realización de proyectos sociales para intervenir en la sociedad de modo que sea un lugar para todos, y favorecer de esta manera la plena inclusión de las personas con discapacidad en igualdad de condiciones. Asimismo, es nuestro objetivo continuar trabajando en la contención y asistencia de las personas con discapacidad y su grupo familia. La pandemia y las consiguientes medidas de aislamiento social, preventivo y obligatorio, importaron
la configuración de un escenario distinto: la imposibilidad del encuentro presencial con el otro. Sin embargo, esta imposibilidad de encontrarnos físicamente, no importo una imposibilidad de acercarnos de manera virtual. La Fundación suspendió sus encuentros presenciales, pero continuo con la atención en aquellos casos cuya intervención resultaba requerida, tratando en todo de atender los requerimientos realizados. En un primer momento las familias se comunicaban a fin de hacer “catarsis” o compartir sus experiencias en torno a las medidas de aislamiento, luego fueron muy pocas las consultas relacionadas a la cobertura social, por ejemplo. Como Fundación, y también como familias de personas con discapacidad en algunos casos, la pandemia nos tomó por sorpresa,
como a todos. Nadie estaba preparado para ello. Acomodarnos a las nuevas rutinas con nuestros familiares con discapacidad, fue una tarea complicada, que requirió mucho esfuerzo y paciencia, a lo que se sumaba el miedo y la incertidumbre por lo desconocido. En la actualidad seguimos en esta tarea de acomodarnos, de pensar a futuro el trabajo de la Fundación, en este nuevo contexto mundial. Las situaciones vividas individual o colectivamente como crisis o catástrofes importan una bisagra en la vida de las personas, un antes y un después. Seguramente a partir de esto todo será antes y después de la pandemia. Por otra parte, la pandemia configuro un cambio de paradigma: no siempre será posible tener contacto físico con el otro, pero aún así debemos asegurar un contacto y una presencia.
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Por otra parte, no podemos desconocer, y en esto me detengo a hacer una autocrítica, la falta de preparación de los dispositivos para asegurar la accesibilidad de las personas con discapacidad. Y de nuevo las barreras, en este caso las tecnológicas, se hacen presentes.
Por último, como Fundación que trabaja por los derechos humanos, pretendemos continuar trabajando, aunque aún estemos analizando la manera, por cuanto en materia de derechos humanos todos y todas somos responsables de adoptar medidas de acción positiva a fin de evitar el excesivo sufrimiento e impactos no deseados muchas veces de magnitud incalculable. En esta pausa impuesta, decidimos acomodarnos primero, y comenzar a pensar en cómo seguir. La pandemia es un gran desafío. Aún persisten incertidumbres, y lo único que sabemos con certeza es que estamos juntos en esto. Las personas con discapacidad se encuentran dentro de los grupos vulnerables, por eso también el Estado le dio un trato distinto en la adopción de medidas generales (por ejemplo autorización para circular), son las que ya estaban y aún más hoy, están en riesgo. Es crucial que nos aseguremos de no dejar a nadie atrás. Y eso es responsabilidad de TODOS. Es el momento de la solidaridad y la cooperación. María Carolina Agüero Presidente de La Casita del Árbol Mamá de Santiago (niño de 8 años con discapacidad)
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Lic. Federico Alvarez
PA N D E M I A
VIEJOS Y NUEVOS ESCENARIOS
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l brote de la pandemia por coronavirus COVID-19/ ha provocado que muchos países exijan a sus comunidades, que se queden en su hogar, bajo el aislamiento domiciliario. Asimismo, la rápida expansión del virus ha generado que ciudades enteras hayan sido puestas bajo cuarentena masiva. Si bien, las generaciones actuales no tuvieron la contingencia de atravesar este tipo de crisis, el contexto actual de pandemia no es desconocido para la historia de la humanidad. Basta con remitirse a los comienzos del siglo pasado para recordar la pandemia de gripe que azotó a Europa entre 1918 y 1920. Por aquel entonces, la llamada “gripe española”, produjo la muerte de 50 millones de personas. 100 años después, el avance tecnológico y
científico no logró dar respuesta a un real que irrumpe --bajo el nombre de covid-19-- forzando al aislamiento social preventivo y obligatorio como medida excepcional que el Gobierno Nacional tuvo que adoptar en este contexto crítico. Al respecto Sigmund Freud, quien vivió por aquellas épocas, nos permite tener coordenadas entre la correspondencia de ese contexto con el actual. Traigo a colación el significante primario que el médico austríaco utilizó en ese momento: “trabajo”. Pero, ¿qué quería decir con “trabajo”? Se refería a realizar el trabajo del sueño, el trabajo psíquico, el trabajo de la angustia, no rechazarla sino al contrario, aferrarse a esa expectativa que nos permite prepararnos para la inminencia del peligro, que es el
estado que nos mueve a tramitar del mejor modo posible la situación de aislamiento. Hay una labor que es necesaria poner en práctica frente a determinados sucesos o acontecimientos. Ahora sí, retornando a lo que nos sucede hoy. El mundo no estuvo preparado para la intrusión de tal magnitud. Un claro ejemplo de ello fueron los sistemas de salud colapsados de los países del llamado “primer mundo”, innumerables pérdidas económicas y millones de personas en las calles excluidxs del sistema. El rol del psicólogx no estuvo exento de todo este panorama, sobre la marcha buscamos alternativas para amoldarnos al nuevo contexto, mientras tanto íbamos sorteando los obstáculos presentados.
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En la virtualidad fuimos encontrando un espacio de escucha, a través de plataformas online, en donde la palabra singular y el nombre propio recobren sentido. Comprendiendo que el psicoanálisis nos sirve para entender y dar cuenta de ese “malestar de la cultura”, que el mismo Freud ya señalaba allá por 1920 (entre pandemias y guerras mundiales). Una misma cultura capitalista, que a través de sus portavoces (los medios de comunicación) bombardean y durante toda la cuarentena con mensajes eficientistas tales como: “debes aprovechar este tiempo de cuarentena y ponerte en forma o leer un libro”, sobreexigiéndo, en un momento que ya es estresante, ya que algunxs perdieron sus trabajos, otrxs no pueden ver a sus familiares, reavivando algo de ese trauma en cada situación. Tantos siglos de cultura no han podido hacer que no nos sigamos matando entre nosotrxs, la respuesta no la sabemos, al respecto Freud expresaba en el “Malestar De La Cultura”: “…el ser humano no es un
ser manso, amable, a lo sumo capaz de defenderse si lo atacan, sino que es licito atribuir a su dotación pulsional una buena cuota de agresividad. En consecuencia, el prójimo no es solamente un posible auxiliar y objeto sexual, sino una tentación para satisfacer en él la agresión, explotar su fuerza de trabajo sin resarcirlo, usarlo sexualmente sin su consentimiento, desposeerlo de su patrimonio, humillarlo, infligirle dolores, martirizarlo y asesinarlo…” Por lo pronto un nuevo escenario se
abre a partir de la post cuarentena, en donde el desafío, considero, será aprovechar las nuevas oportunidades que de ella surjan. Tener una mirada comunitaria y empática es clave, ya que este virus ha demostrado que el individualismo no nos conduce a ningún lado. Y en donde la mirada como registro simbólico tendrá un valor preponderante. En donde lo real de la pandemia nos llama a los psicoanalistas a estar a la altura de las demandas de la época.
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Dr. Gastón Noriega
“SOBRE EL MAL USO DE LOS PSICOFÁRMACOS Y SUS POSIBLES CONSECUENCIAS”
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i bien hay gente que está en completo desacuerdo con el uso de la medicación psiquiátrica, lo cierto es que, utilizada correctamente o sea indicada por un médico especialista en psiquiatría, ha evitado muchas muertes por suicidio y ha mejorado sensiblemente la calidad de vida de muchas personas que la estaban pasando realmente muy mal. El problema es que hay un gran grupo de personas que se auto-medican para aplacar sus síntomas, sin supervisión alguna por parte de un profesional y esto es extremadamente peligroso. Los psicofármacos más usados para auto-medicarse son las llamadas benzodiacepinas (como el clonazepan, alprazolam, diazepam, lorazepam, bromazepam o midazolam) que cuando no son
supervisadas correctamente, se tiende a necesitar más dosis de medicación para tener el mismo efecto. Esto se llama fenómeno de la tolerancia a la medicación.
La medicación salva vidas, pero si nos auto-medicamos, nos estamos envenenando solos ¿Por qué es peligrosa la automedicación? En primer término, toda medicación tiene sus efectos adversos que solo son conocidos en forma suficiente por un profesional médico. Por lo tanto, si nos auto-medicamos podría ser peor el remedio que la enfermedad. Sin embargo, lo que más veo
es que las personas comienzan “probando” la medicación en bajas dosis. Al ver que no les hace daño inmediatamente y de hecho les produce algún alivio entonces la siguen tomando indefinidamente sin consultar. Otra situación común es que las personas van una o dos veces al psiquiatra, quien al ver la situación en que está la persona le indica una medicación y regresar a control, pero el paciente no regresa y sigue tomando la misma medicación o la va aumentando de acuerdo a su propio parecer. Cuando las personas se automedican, hacen un autodiagnóstico de cuan “nerviosos” están y de acuerdo a ello toman pastillas. Entonces van variando las dosis de acuerdo a esta impresión subjetiva sobre sí mismos. No siguen una
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estrategia terapéutica que les permita superar el problema y luego ir reduciendo la dosis hasta eliminar la necesidad de usar la medicación. Solo la utilizan como un medio para anestesiarse de las emociones negativas que tenemos a diario. Además, cuando se consumen psicofármacos y no se hace psicoterapia nos perdemos de la cura más natural. Y de hecho cuando nos acostumbramos a la automedicación nos desacostumbramos a ingeniárnosla para salir del problema que nos pone nerviosos. Por lo tanto, cada vez nos hacemos más vulnerables a sufrir una enfermedad mental más grave y de la cual es más difícil salir. ¿Por qué es malo que la gente odie la medicación? Mucha gente tiene una imagen muy negativa hacia los tratamientos psiquiátricos, incluso aversión hacia los psiquiatras y los pacientes que toman medicación o realizan tratamientos psicoterapéuticos. Esto es realmente lamentable porque tiene un efecto de retraso en el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad mental. Como en toda patología crónica de la medicina, llámese diabetes o hipertensión o dislipemia, es mucho mejor cuando llegamos temprano con la detección y el tratamiento. Cuando esto se retrasa, por prejuicios mal fundados y por el miedo a la discriminación, la persona sufre innecesariamente y la patología se cronifica. Haciendo que la duración del tratamiento se prolongue o sea necesario sostenerlo indefinidamente. En mi experiencia SIEMPRE que mis pacientes están en
tratamiento psicofarmacológico les indico que deben seguir un tratamiento psicoterapéutico. Justamente porque la medicación tranquiliza al paciente y lo habilita a escuchar, a tener la serenidad suficiente para hablar sobre lo que le pasa, a sincerar sus emociones consigo mismo y con el terapeuta. Esto genera una actitud diferente del paciente y posibilita realizar una psicoterapia efectiva, que solucione el problema definitivamente. Para esto se debe aprovechar al máximo el período en que la persona está con el efecto de la medicación, de modo que cuando se empiece a bajar, la persona ya tenga varios meses de terapia encima. Lo ideal es que la terapia le sirva al paciente para reflexionar sobre lo que lo llevó a estar así, y a partir de eso, hacer las modificaciones en el pensamiento, las actitudes, las decisiones y las acciones que son necesarias para cambiar el modo de vida que nos llevó a sentirnos tan mal y por ende necesitar el auxilio de la medicación. En conclusión, la medicación en si no es mala ni buena, es una herramienta que se puede utilizar con la supervisión de un profesional bien formado. Si nos auto-medicamos, la medicación funciona como un veneno o peor como una droga de abuso. Dr. Gastón Noriega Director de Clínica El Jardín Profesor de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la UNSE MP: 2636
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Tras su accidente el Gobernador de la provincia pide por el uso responsable del casco
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l Dr. Gerardo Zamora, fue dado de alta, luego de ocho días de internación en la Unidad de Terapia Intensiva del Hospital Regional Ramón Carrillo por un accidente en su moto. Horas más tarde, subió a sus redes un video donde envió un saludo a los santiagueños, agradeció al equipo médico y de enfermeros que lo atendió y al final pidió por el uso responsable del casco. “Todos saben que tuve un accidente en moto. Quiero mandarles un mensaje a ellos, a sus familiares, a todos los que usan la moto: si no hubiera llevado el casco puesto, bien puesto y bien abrochado, hoy sería otra la circunstancia . Tomemos en cuenta eso”, indicó el Gobernador, en tono serio y paternalista. En el inicio del video que fue compartido por él, en sus cuentas de Facebook, Twitter, y que sus militantes y adherentes se encargaron de viralizar en dichas redes y también por WhatsApp, Zamora contó: “Ya me encuentro en mi domicilio particular, espero pronto
recuperar la normalidad de mi salud y mis funciones y obligaciones”. Agradeció los mensajes y preguntas por su salud e inmediatamente habló del personal de la salud del Ramón Carrillo, donde pasó ocho días en la Unidad de Terapia Intensiva. “Quiero agradecer profundamente
El Dr. Gerardo Zamora fue dado de alta y en un video pidió por el uso responsable del casco.
a todos los que componen el área de urgencias y UTI (Unidad de Terapia Intensiva) dentro de nuestro querido Hospital Regional. Es muy importante valorar esto y rescatarlo por nuestra salud pública”, expresó. Recordemos que el pasado sábado 20, cerca de las 19, nuestro mandatario santiagueño sufrió un accidente con su moto , al sur de la capital, mientras volvía del cementerio privado donde había visitado la tumba de su madre, al cumplirse 11 meses de fallecimiento. El Gobernador perdió el control, lo que le ocasionó la fractura de la 12va costilla y otros golpes en distintas partes del cuerpo. Inmediatamente fue trasladado al Hospital Regional, donde se le realizaron estudios y se determinaron las lesiones, por lo que descartaron una intervención quirúrgica. Sin embargo, debió ser internado. Por: Leonel Rodríguez
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El Dr. Gerardo Zamora junto a la intendente Ing. Norma Fuentes, en un aniversario mรกs del paso a la inmortalidad del General Manuel Belgrano, en plaza Libertad
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1985-“35 Aniversario”-2020 Instituto “Camino de Esperanza” ASAIM El Instituto “Camino de Esperanza” ASAIM, en su Trigésimo Quinto Aniversario, constituye un hito fundamental a lo largo de la historia. Se podrá apreciar tres momentos UN RECORRIDO HISTÓRICO…
Un inicio con notables testimonios que han sabido dejar su impronta y su huella, en un pasado en forma de un reconocimiento entrañable de Personas y de hechos, contribuyeron de modo trascendente a que esta escuela haya recorrido, el camino de esperanza y de proyectos. Nace en el año 1985; un proyecto alentador con decisiones profundas de un grupo de Padres, que conforman la Asociación Santiagueña de Ayuda Integral a la Persona con Síndrome de Down, una de las denominaciones que con el paso del tiempo y de acuerdo a
los paradigmas, se redefine como Asociación Santiagueña de Ayuda al Discapacitado Mental; para vivir el sueño de fundar el “Instituto Camino de Esperanza”, ASAIM. Se insertaron en la comunidad, comenzando sus primeros pasos en la calle Urquiza, de la Ciudad de La Banda, en calidad de alquiler.
Con el transcurrir de los tiempos, gestionaron ante Organizaciones Gubernamentales un espacio para posibilitar el proceso Educativo. Se toma posesión en la parte posterior de la Escuela Juan Francisco Borges, cedida por el Gobierno Provincial. Desde la Gestión Directiva, Administrativa y Docente; mantuvo
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vigente el derecho de cada estudiante a la educación. En ese entonces la población Estudiantil era mínima y se recibía a niños y adolescentes solo con Síndrome De Down. Con el transcurrir del tiempo, la Escuela presenta un crecimiento profesional con actualizaciones permanentes, y abre su matrícula abarcando a una población mayor en el campo de la Discapacidad Mental, y con otros compromisos orgánicos y psicológicos, aumentando la Población Estudiantil. Este aspecto condujo a nuevos replanteos; en buscar otro contexto con posibilidades y mayor accesibilidad para todos; ya que uno de los obstáculos era que la infraestructura edilicia quedaba muy limitada en su espacio.
LO SOCIAL COMO IMPLICANCIA DE TODOS
Nuevos tiempos, nuevos giros en las Políticas Educativas dan un significado al concepto de Discapacidad fijando su mirada desde el Modelo Social teniendo en cuenta las profundas y positivas transformaciones, que después de dos décadas el tema de la Discapacidad se focaliza en la cuestión social comunitaria; vinculadas a la discapacidad, que pasó de una problemática individual, de la persona con discapacidad, a una perspectiva social amplia, que nos interpela a todos. La Visión e Identidad Institucional prima sobre la Formación Integral del Niño/a, Adolescente y Joven con
Discapacidad Mental especificado sobre la premisa fundamental del Principio de Inclusión en todos sus aspectos, como Sujetos de Derechos. Y con propuestas de mejoras en un Proyecto Educativo Institucional, participativo y democrático, se erige un nueva visión de proyecto con la creación de un nuevo establecimiento educacional, gestionado por la Asociación de Padres, Autoridades Directivos, Docentes y Familias ante el Gobierno de la Provincia de Santiago del Estero; accediendo a la recepción de un subsidio. Con Políticas Públicas de Inclusión Social, se inaugura la nueva infraestructura, sito en Avenida Patricias Argentinas y Deán Funes, de la ciudad de La
Banda, ante el Gobierno de Dr Gerardo Zamora. Esto conlleva a estructurar Un Organigrama Institucional mayor, conformando seis Servicios Educativos con la pertinencia de Equipos Interdisciplinarios, conformados por Docentes Especialistas, Médico, Psicopedagogos, Fonoaudiólogos, Reeducador Vocal, Trabajadores Sociales, Kinesiológos, Psicomotricista, y Profesores de Áreas Especiales: Música, Folclore, Educación Física, Plástica, Actividades Prácticas y Teatro.
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Los Servicios Educativos son: -Servicio de Educación Inicial, con una Primera Etapa que corresponde a Estimulación Temprana, de 0 a 2 años y una Segunda Etapa, que compete al Nivel Inicial, de 3 a 5 años de edad. / Luego se encuentra el Servicio de Escolaridad Primaria Especial, / Servicio de Educación Terapéutica, / Servicio de Formación Integral de Adolescentes y Jóvenes, /Servicio de Formación Permanente para Adultos / Servicio de Apoyo a la Escuela Común. El impacto sociocomunitario se determinó por los avances y logros alcanzados en el área de Integración e Inclusión Educativa, donde aumentaron las matrículas e inscripciones de Estudiantes, estableciéndose Proyectos Interinstitucionales articulándose con 34 escuelas de Gestión Municipal, Provincial y de Gestión Privada, de la ciudad de La Banda, Capital, Beltrán, Clodomira y Campo Gallo; de Educación Inicial, Educación Primaria y Educación Secundaria. Con validación y certificación Oficial, otorgada a través de la Resolución Nacional 311/16. En el ámbito de Derecho Laboral, se emprendieron nuevos convenios de Pasantías Laborales con diferentes Empresas del medio, con asesoramientos técnicos especializados. Desde las Áreas Sociales y Culturales, se llevan Proyectos de Inclusión con
actividades de gran despliegue, en lo Recreativo, Cultural y Artístico con la participación del Ballet Folclórico de Asociación Santiagueña de ayuda a la Persona con Discapacidad Mental. REPENSAR LOS SENTIDOS DE LA EDUCACIÓN…
Una tercera etapa, iniciada con un hecho trágico que dejó un hito de dolor ante la gran pérdida material y edilicia de nuestra querida Institución, provocado por un incendio afectando la mayor parte frontal del edificio. Sentimientos de dolor y de angustia por tamaño suceso, y sumado a la Pandemia Mundial del COVID 19, se presentaron como dos hechos muy significativos, poniendo en evidencia, situaciones de absoluta perplejidad ante un futuro incierto,
incidiendo notoriamente en nuestras prácticas pedagógicas con intervenciones interdisciplinarias, asumiendo la cuestión de responsabilidad colectiva, desde las Políticas Educativas del Estado, quedándonos en casa. Nuestra Dirección, Coordinaciones,
Personal Docente y Técnico abordan esta realidad desde el lugar de repensar nuestra Escuela desde una sinergia finita entre las partes orientadoras que lo constituyen la Familia-Institución-Comunidad, ante un nuevo modo de actuación con aplicación y ejecución de estrategias alternativas y cibernéticas, con un alto acatamiento de responsabilidad Individual y Familiar. Preservar y preservar al otro, es el nuevo lema que se instituye; sin perder la fe en ese camino de esperanza apoyado en el Paradigma Ecológico Contextual, como lo establece el Papa Francisco en Laudato si’- (Nro. 92 L.S.). Todos los seres están conectados y el hombre es un ser en relación y es sol, es luna, es agua y “es tierra que camina… Y sin una visión de conjunto nadie tendrá futuro”
Carlos Skliar: “Volver a la escuela va a ser complicado por cómo están chicos y educadores” Por María Daniela Yaccar
Dice que la educación exhibió en la pandemia su costado más burocrático, centrado en la tarea, resolución y evaluación. Y rescata que se haya eliminado este último término. La “tecnoeducación”, el papel de los docentes, el nuevo paradigma.
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arlos Skliar es escritor, pensador y pedagogo. También es investigador del Conicet y del área de Educación de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) y vicepresidente de PEN Argentina (organización que nuclea a poetas, ensayistas y narradores). “En la pandemia la escuela tomó su peor forma o apariencia: la relación entre tarea, resolución y evaluación”, afirma. A la vez sugiere nuevos caminos posibles, a partir de lo que este contexto inédito puede
dejar como enseñanza: “Al contrario del exceso y la parafernalia de la conectividad, he retrocedido a la idea de la pedagogía pobre: aquella que mira para los costados y se da cuenta de que lo más importante de la vida o del mundo es aquello que hemos dejado ignorado”.
--¿Qué aspectos sobre la educación deja ver la pandemia?
--Hay algo que venía de antes que la situación de aislamiento reveló. La escuela tomó su peor forma o apariencia: la relación entre tarea, resolución y evaluación. Es una suerte de burocratización. Una fórmula que solamente consiste en dar un material, asistir a la tarea y juzgar. Por suerte la evaluación quedó en la nada. Fue justo que lo hayan pensado así. Mantuve una conversación multitudinaria con miles de personas, docentes en su mayoría, sobre el agotamiento; sobre esa caricatura de la escuela, esa forma desdichada. Muchos
empezaron a darse cuenta de que estaban ocupando el tiempo sin considerar la situación, lo intempestivo del problema educativo, del mundo y de la vida, que está aconteciendo en este momento. Como si la escuela fuese ajena, como si perdiera de vista que se trata de un momento límite de una cierta forma del mundo y de vivir. Creo que hubo dos reacciones: por un lado, la escuela como reproducción mecánica, burocrática, administrativa; por el otro, es una oportunidad para que vuelva a ponerse en escena como el lugar donde aprendemos a vivir. En el fondo se trata de la diferencia entre tiempo ocupado y libre. --¿En qué sentido?
--La escuela había acogotado el tiempo libre en nombre de aprender y de que no hay que perder el tiempo. En nombre de que el niño será un adulto empleado en unos años. Esto pone en el tapete la discusión de si la escuela es un lugar de tiempo libre o de tiempo terriblemente ocupado por una planificación. Yo era partidario de creer que la escuela era tiempo libre. Que significaba salir del ritmo frenético o de aceleración personal. Era irse a pensar y sentir el mundo, no justamente ocupar el tiempo como lo hacen los adultos. Esto se vio retratado en estos meses a propósito de ocupar a los niños con tareas. Del otro lado está la idea de liberarlos, dejarlos en paz. Y también es un gesto terriblemente educativo: nos han formado cuando nos han dejado en paz para leer, jugar, lo que sea. -.Usted también viene reflexionando sobre la “tecnoeducación”.
--Ya se preveía una escolarización o educación formal mediada por la tecnología. Se hablaba de una “tecnoeducación”, de una livianísima o superficial mediación por parte de los maestros. O de
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su fin. La pandemia subrayó la confusión entre conectividad y comunicabilidad. Estoy impactado con esta idea: hasta ahora era claro --pensé que lo era-- que la responsabilidad de un educador es tomar la palabra en nombre de la humanidad, el mundo anterior, presente y porvenir. Y buscar cómo comunicarla en diferentes estructuras. Si fuera a través de la conectividad, con ella como una herramienta más. Ahora es como si se hubiera invertido esta lógica. Dado que en una buena parte del mundo la conectividad es un hecho, pareciera estar resuelta la comunicabilidad. Tomar la palabra, tener algo para decir, quedó en la nada. Como si fuera superficial, banal, dado por la naturaleza. Y no es verdad. Habría que insistir en qué tienen el mundo y nuestras vidas para decir que se pueda comunicar bajo las formas que se quiera, y ver si la conectividad ayuda o no. No tengo problemas con las nuevas tecnologías, siempre que nos sirvamos de ellas para el eje fundamental de construcción de sexualidad, ciudadanía, mundialización y todos los temas que atraviesan a la escuela.
--La idea de una escuela sin maestros es contradictoria con la sobrecarga que elles manifiestan que vienen experimentando en la pandemia, ¿no?
--La tecnoeducación crea la falsa idea de la disponibilidad. Lo que antes era un espacio-tiempo consagrado a la tarea de educar se ha vuelto una cuestión de disponibilidad. No sólo ha aumentado el trabajo: ha aumentado la reunión por el trabajo. El perfil administrativoburocrático del maestro, como si ése fuera el lugar de su responsabilidad o preocupación. Estoy seguro de que nadie quiso ser educador para eso. Aquí está la mezcla entre disponibilidad y disposición: “Estoy terriblemente dispuesto al gesto de educar pero no estoy disponible 24/7”. Se ha ingresado en el acelerar de un proceso descripto hace más de una década: 24/7 para educadores. Agotamiento absoluto. He escuchado que la vuelta a la normalidad traerá consigo una catarata de licencias médicas... el volver a la escuela va a ser complicado por el estado en que se encuentran chicos y educadores. Es una sobrecarga superflua: no ataca el nudo de la cuestión. Hablamos de lo
periférico, todo el tiempo. Hay una mezcla entre rutina y ritual que habría que despejar. Volver a ciertos rituales, no rutinas, no estaría mal. La escuela tiene algo de rutina, por supuesto. La ciudad se organiza a partir de ella. Pero dentro de la escuela hay rituales hermosos que estamos echando de menos y olvidando. --¿Qué opina de la brecha digital, que afecta tanto a estudiantes como a maestros?
--Esto se había marcado hace un tiempo de otra manera, con otros conceptos, que presagiaban que nuestra generación y las anteriores estaban desacompasadas con respecto a las generaciones digitales nacientes. En algunos casos se mencionaba como un obstáculo que los maestros no estuvieran a la altura de los niños. Y mucha gente planteaba que la educación era un punto de encuentro entre diferentes generaciones, que ése era el principio educativo por excelencia. Hay que mirarlo desde dos lugares. Si esta idea de brecha digital es una falsa acusación a los maestros, mi defensa tiene que ver con que siempre la educación es un encuentro entre generaciones desacompasadas, que
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buscan encontrar lo común para ir más allá de las propias edades y lo que corresponde a una época determinada. Por otro lado, el relato de la brecha digital es evidente en términos cuantitativos. Como los estudiantes, muchos maestros tampoco tienen acceso liberado, gratuito, sostenido. Este es un principio por el que yo había batallado: si provisoriamente íbamos a tener que mutarnos en una suerte de educación virtual, la condición no podía ser la precariedad de nadie. Hay quienes creen que lo digital es apenas un medio atractivo, lleno de recursos, muy potente, pero que es simplemente una forma de transmisión y no determina contenidos. Otros creen que la forma determina contenidos, un tipo de palabra y lenguaje, formas de hacer. Yo estoy entre ambos. Tengo una sensación de que muchos están instalando la idea de que aquello que puede ser provisorio en momentos de pandemia será definitivo. Hay que hacer un proceso de sedimentación. Hay una enorme discusión para dar sobre qué quedará y qué no. Qué es lo superfluo y qué lo significativo. Qué es lo banal, lo mecánico; qué es lo espiritual. --¿Y qué supone que quedará?
--Va a depender mucho de la forma en que salgamos de esta condición de aislamiento y distanciamiento. Hay una posibilidad de salir absolutamente agotados, hartos, con un cansancio feroz, que no produciría un encuentro demasiado dichoso. Si imaginamos el reencuentro como una celebración hay que ver cómo llegamos a la fiesta. Preparar un poco las casas. Las escuelas tienen que volver a estar en condiciones no precarias para que pueda ser una celebración adecuada y no vuele todo por el aire. No se puede volver a la explosión de un tanque de gas, a un techo caído, a la falta de calefacción. La gente eligió otro Estado. La tercera línea que hay
que pensar es que nos debemos --si las urgencias no nos vuelven a consumir-- una larga conversación sobre el mundo anterior. Sobre cómo llegamos a la pandemia para analizar si la pandemia es una excepción o formaba parte de un mundo anterior. -.¿Qué reflexiones le sugiere la manera en que distintos países del mundo retoman las clases?
--Muchos estamos pensando en el regreso como la vuelta de la celebración, la fiesta, pero todavía estamos en el medio de. Espero que todo lo que está siendo planteado como regreso sea un momento de la historia. Que nada asuma carácter definitivo. Lo que veo en general (no en las escuelas) me espanta un poco: es un espectáculo del cual no quisiera participar. Entiendo las medidas de cuidado, pero... ¿cómo nos vamos a cuidar del mundo que ha creado esta pandemia? ¿O del mundo que ha dejado todo al pie de la pandemia? Otra sensación que tengo es ante lo precario. Estoy como el personaje de La peste, de Camus, cuando en la última parte siente la alegría de que podemos volver
todos a las calles a estar juntos de nuevo, pero mantiene un pie atrás sintiendo que otra rata rabiosa nos va a morder. Se volverá pero la precariedad se va a manifestar con toda su crudeza. La precariedad de la pobreza, la miseria, el hambre. Será un regreso sin gloria, por otro lado. Volver a percibir la precariedad en la que vivimos. Por ahora no tengo más que estas dos imágenes. Vi cómo estaban volviendo a las escuelas y creo que es mejor volver aún en el espectáculo complejo de los sombreros de metro y medio y de tres chicos en una sala. Prefiero volver a la precariedad que como tantos sentirme ahogado en esta provisoriedad. Hay un deseo de padres y chicos de que sea como sea hay que regresar. Y revisar nuestra habitualidad. No regresar al lugar de aceleración, enfermedades, competencias, mercado educativo. --Muchos padres cuando ven las imágenes de las escuelas del mundo que reabrieron se espantan…
--Soy un poco desconfiado. Tengo la impresión de que los países que ya plantearon el regreso lo hicieron por
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el experimento de la productividad, para que vuelva a funcionar un poco la maquinaria. Para dejar un poco libre al mundo adulto y que siga mecanizándose. No sé si es honesto. Por otro lado, pienso que tenemos una noción, una idea sobre a qué llamamos “escuela”. Su forma, su apariencia. Todos los cambios que se produjeron en esa apariencia han provocado una reacción inmediata de rechazo o adoración. Hay algo que hay que discutir sobre la forma escuela. El rechazo tiene que ver con que da la sensación --y confieso que a mí también-- de que están yendo a la escuela pero ésa no es la forma escuela o no la que nos gusta. Con el contacto, el cariño, el afecto, la compañía, el roce, la ronda; todo lo que es estar los cuerpos juntos. Es, quizá, caer en la cuenta de que no haya una forma escuela. O que la forma escuela es totalmente informe, no deformada, sino una forma que hay que hacer todo el tiempo. Pensemos en las escuelas de fronteras o en las de los campos de refugiados... --O en la escuela como comedor...
--Los noventa trajeron la forma comedero y así podríamos revisar… hay escuelas que se han vuelto forma radio, danza, literatura. Esto pone en tela de juicio que hay formas consagradas. Pueden serlo para una época determinada, pero han sido mutantes todo el tiempo. Con honestidad brutal, en las últimas semanas he vuelto a leer y pensar sobre la idea de una educación pobre. Al contrario del exceso y la parafernalia de la conectividad, de que podemos estar todos, que el micrófono, la cámara, los pizarrones, no sé cuánto... toda la sofisticación me ha hecho retroceder a la pedagogía pobre. Está vinculada con la idea del arte pobre de los ‘60, con el cine, el teatro. Era una idea de trabajar de alguna manera con lo olvidado, lo descartado,
lo que en algún momento de la historia se deshecha como antiguo, añejo, anacrónico, y convertirlo en el conector del debate y el trabajo educativo. No es en el sentido de para pobres o empobrecida. Es aquella pedagogía que mira a los costados y se da cuenta de que lo más importante de la vida o del mundo es aquello que quizás hemos dejado ignorado. El residuo, la basura de una época. Estoy en una suerte de rechazo a la sofisticación, a lo que algunos llaman el pantallismo exacerbado. De quedarse enredado en esos espejitos de colores y los efectos que provocan. La pobre es una suerte de pedagogía melancólica que se pregunta por aquello que fue abandonado. Está en el mundo, sólo que a los costados, no hacia adelante en esa idea de progreso mortífero que tenemos los humanos. --¿Y qué residuos se podrían rescatar?
--Siempre fui de los que piensan que educar tiene que ver con poner el mundo sobre la mesa. Es una suerte de banquete; invitar a la gente a que conozca, sienta, perciba, toque todo lo que la humanidad ha creado. Recuperar la tradición de lo pobre implicaría rescatar el arte, en primer lugar. No la productividad artística: la vida artística. Esa vida inútil de lo bello, la apreciación estética, renunciar a la apreciación tecnológica y poner en el centro de la escena una existencia poética, ética, política en las mejores tradiciones. Recuperar muchísimas experiencias de escuelas de arte, de música, populares, de gestión social. Como si de algún modo fuéramos contraepocales o nos quitáramos de las exigencias de la época. Oponiendo a la exigencia de rendimiento y la idea de éxito, ahora un poco desmoronada, la idea de una experiencia libertaria que sólo --creo yo-- el arte, la lectura, la
escritura podrían volver a situar.
--¿Es un momento para repensar, también, la formación docente?
--Es un tema delicado, espinoso. Parece que cada tiempo necesita de una transformación de los programas formativos. Siempre se responsabiliza a la falta de formación de la carencia, como si nunca fuera suficiente, como si siempre hubiera que encerrarnos a formarnos. Está también la maldición de entender a la formación como capacitación o actualización, de sólo revisar las novedades de la disciplina pedagógica. Me parece que es algo mayor, mayúsculo, que excede el campo de la capacitación o actualización. Tiene que ver con una permanente revisión de la propia biografía y la colectiva. Con ser capaces de entender qué de verdad nos ha enseñado, qué de verdad hemos aprendido en la vida, qué nos ha dado la escuela que todavía sigue en nosotros, qué nos ha quitado, qué tiene sentido y que lo ha perdido. Forma parte de una compleja trama de contenidos que se han desviado en los últimos años hacia el camino del maestro y profesor como simple mediador. Como si no hiciera falta un educador para que los niños se relacionaran directamente con la máquina del mundo. La figura de un maestro excede el campo de la escuela. Es siempre aquel o aquella delante del cual podemos hacernos preguntas. No para que las responda, sino para que acompañe su naturaleza y existencia. Preguntas sobre el amor, el dolor, la muerte, las dificultades, la fragilidad, el hambre, la miseria. Hay que buscar un modo de reconquistar la imagen del educador en términos de una figura esencial en la vida cotidiana de una sociedad.