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Momentos: vida que se hace recuerdos

Por Miriam Mora Campuzano*

Vida, sinónimo de momentos únicos que nos marcan día a día, que se inmortalizan en recuerdos que perseguirán nuestra conciencia hasta la muerte o, cuando menos, hasta perder la razón.

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Usted, querido lector, no está para saber mis intimidades. Soy una humilde escritora que sólo desea presentarle otra perspectiva de lo que, de acuerdo con la mía, es la verdad en nuestro mundo. Sin embargo, haré una excepción en esta ocasión, ya que lo que voy a confesarle viene justo al punto al que deseo llegar. Así que, ante todo, le pido que me disculpe.

En cada cabeza cansada hay al menos un pensamiento perturbador, que le quita la energía y el espíritu al cuerpo de quien lo padece. En mi caso son varios miedos un tanto ficticios que, durante las noches en vela, se hacen grandes monstruos devoradores de ilusiones, sueños y aspiraciones. En esta ocasión le hablaré de uno muy personal, el cual posiblemente comparta conmigo, porque, aunque seamos diferentes, al final pertenecemos a un grupo de seres pensantes, que, si bien no sufren de la misma manera, si sufren por cosas similares o incluso iguales. Sin tantos preámbulos, me refiero al temor de que nuestro presente más atesorado, el cual vivimos hoy, se acabe repentinamente, y solamente muera en recuerdos, los cuales día y noche nos dejen en claro que esas vivencias ya no regresarán para sentirlas en la piel y verlas con nuestros ojos una vez más, a pesar de que lo deseemos con toda el alma. De igual forma, me da temor revivir lo que me ha hecho llorar lágrimas amargas con matices agrios que solamente aniquilan a mi corazón herido.

Quizá usted que está leyendo esto me entenderá más de lo que pueda creer, porque le aseguro que dentro de sus memorias hay un momento que desea revivir mil veces hasta cansarse, ya que sabe lo especial que es, y que quizá al pasar el tiempo le dolió en lo más profundo de su ser saber que ya no está en el presente; de igual forma, dentro de sus recuerdos habrá un acontecimiento que prefiera dejar en el pasado por lo terrible que fue en su momento. Tomando en cuenta esta sensación tan desoladora, me gustaría empezar a desglosar nuestro razonamiento al respecto si usted me lo permite.

Es cierto que no todo lo que vivimos es espectacular e inolvidable, por lo tanto, hay varios aspectos de nuestra vida los cuales deseamos borrar para siempre, pero… ¿No es muy injusto de nuestra parte el hacerlo?, sólo hay que pensarlo un poco a detalle. El humano está constituido por diversas emociones las cuales puede gozar en su totalidad, ya que al ser racional y sensible le permite hacerlo siempre que lo desee; por lo tanto, entramos en una doble moral respecto a querer revivir los momentos siempre y cuando no nos dañen por segunda vez. Por mi parte, pienso que realmente es bueno darse la oportunidad de ver más allá de nuestro dolor porque nos puede dejar grandes aprendizajes para nuestro presente o hasta para nuestro futuro, el cual es incierto, pero no invisible.

A lo largo de nuestra existencia en el mundo tenemos la oportunidad de toparnos con personas maravillosas o no tan increíbles como creímos que lo serían para nosotros; gracias a ellas, al pasar el tiempo nos dejan una huella imborrable en nuestra personalidad, la cual muchas veces la conservamos porque amamos cómo se siente o lo que nos aportó en su momento, sin embargo, en otros casos deseamos rascarnos esa terrible peste que nos hace enfermar día a día. A consecuencia de estas dos variantes nos damos cuenta de dos cosas. La primera, es que somos un collage humano de fragmentos brillantes y fúnebres de otras personas. La segunda, no somos los únicos que nos quedamos con cosas ajenas, así que no podría tomarse como un robo, quizá es sólo un préstamo hasta que encontramos lo que verdaderamente nos hace crecer y lo hacemos nuestro.

Es duro ver las dos variantes de nuestra vida, las cuales desde que tenemos conciencia hasta ahora nos han hecho ser la persona que hoy en día vemos en el espejo cada vez que nos levantamos, pero... Tenemos una esperanza para transformarnos constantemente y esta se divide en tres cosas: el recordar, el aprender, y el seguir.

El recordar. En esta instancia se deberán conservar todos esos momentos los cuales nos hicieron crecer como los que nos destrozaron en mil pedazos. Es importante tener cuidado de cómo se conservan estas vivencias porque si se les añora de más o duelen profundamente, no serán recuerdos sin vida, sino fantasmas. Los cuales nos dejarán profundas llagas en nuestro presente y no nos dejarán seguir, al final esto podría transformarnos en muertos en vida o en humanos sin alma y llenos de miedos y de crueldad. El recordar tiene el fin de no intentar olvidar lo importante que pasamos día a día, porque, aunque sea duro, es necesario para saber dónde pasamos y ver en el futuro si es sabio volver a poner nuestros pies ahí o si debemos tomar otro camino.

El aprender. Aquí analizamos todo nuestro collage interno y descubrimos por qué nos duele, en qué cosas fallamos o la razón del porqué queremos regresar ahí. Si me lo pregunta usted, para mí es la parte más difícil de todo este proceso, porque muchas veces entendemos qué nos hizo daño, pero no somos capaces de enfrentar a nuestros fantasmas y crecer al lado de esos dolores; también esto se ve de forma muy clara cuando no entendemos que esos momentos ya son pasado y estamos constantemente maldiciendo a nuestro presente por no ser felices, como cuando lo fuimos ayer. Muchas personas se quedan en este punto, pero déjeme decirle que es parte de nuestra evolución como personas, y si usted puede lograrlo, aunque le tome bastante tiempo, siéntase victorioso porque muy pocos son los valientes que tienen esas agallas para volver a vivir su dolor, aprender de él, perdonarlo o superarlo, y finalmente crecer libre de esos pesares.

El seguir. Esta es nuestra última etapa, se pretende que después de haber pasado la prueba más grande que es el aprender, seamos capaces de continuar nuestro camino y seguir disfrutando de las alegrías y las incomodidades que nos produzcan los demás momentos que nos toque vivir. Es importante saber que volver a nuestra vida con “normalidad” no es fácil, pero cuando estamos completamente sanos y nos volvemos a encontrar, es de lo más satisfactorio para el alma.

Que quede claro que este proceso es sólo para personas verdaderamente decididas a cambiar y las cuales desean agradecer a su pasado, disfrutar su presente y dejar un buen camino para su futuro. La desventaja o más bien el reto de esto, es que no solamente lo tenemos que enfrentar una vez o dos, sino las veces que nos sean necesarias, porque la vida y las personas en ella nos van a seguir sumando o restando a lo largo de nuestra existencia, lo importante es saber dejarlo ir y crecer a pesar de la adversidad.

Así que mi estimado lector, dejemos este absurdo miedo que solamente nos condena a sufrir en nuestro presente, porque créame que más allá de nuestro dolor hay cosas fantásticas que solamente disfrutaremos si verdaderamente queremos salir del hoyo en el que estamos.

Nuestra existencia es un conjunto de momentos tanto buenos como terribles, los cuales debemos de gozar mientras suceden porque al final solamente se convertirán en una vida que se hace recuerdos.

*Mi nombre es Miriam Mora Campuzano, nací el 3 de mayo del 2005. Soy una escritora apasionada que comenzó su trayectoria literaria desde muy niña, y la cual actualmente está siendo un éxito en lo que se refiere a la reflexión de temas con una profundidad peculiar. De igual forma, soy estudiante de la ENP5 y futura médica cirujana en la Facultad de Medicina de la UNAM.

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