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El poder del ensayo literario como arte crítico
Por Leonila Hortensia Rosete Olvera*
El objetivo del presente ensayo es mostrar, a la luz de los planteamientos de la filósofa y politóloga belga, Chantal Mouffe (2014) en su libro Agonística. Pensar el mundo políticamente, una perspectiva más profunda del poder del ensayo en tanto discurso crítico en el que un ensayista piensa un tema para hacer pensar al lector. En otras palabras, pretendo destacar la dimensión política que conlleva la escritura y la lectura del ensayo como texto argumentativo que defiende una idea o una postura que se inscribe dentro de un determinado contexto cultural.
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Cuando hablo del ensayo, focalizo mi atención en el ensayo literario, sin embargo, incluyo también en mi reflexión, en su calidad de práctica cultural, a los ensayos que se escriben en todas las áreas del conocimiento científico y humanístico y, además, a los textos que en los espacios educativos se han denominado ensayos académicos.
En literatura, el ensayo es uno de sus géneros y se ha definido como “literatura de ideas”, porque es ajeno a la ficción y en él, el lenguaje tiene un tratamiento estético. En esta clase de textos, el lector y el escritor ejecutan una de las actividades más relevantes de la condición humana: el acto de razonar, de reflexionar, de interpretar, de analizar, de criticar un tema. Liliana Weinberg (2006) nos dice que su escritura es un “ejercicio de la inteligencia” que permite a los ensayistas entender su realidad, dotarla de sentido y examinar los asuntos y temas que detonan su escritura en un horizonte de valores (p. 16).
Los docentes sabemos que el ensayo es un texto argumentativo ideal para ejercitar el criterio y el juicio empleando el lenguaje escrito. También sabemos que este género literario y los ensayos escritos en otros ámbitos del conocimiento, contribuyen a desarrollar el pensamiento crítico de nuestros estudiantes. Su naturaleza dialógica y polémica les permite ejercitar sus competencias argumentativas para cuestionar y reflexionar sobre diferentes problemáticas que atañen a los seres humanos.
Puedo confesar que hasta antes de la lectura del libro de Chantal Mouffe solo reconocía y valoraba las ya mencionadas posibilidades intelectuales del ensayo, y fueron los rasgos citados los que me condujeron a elogiar el poder de este género de escritura. Lo anterior se conecta con el cuestionamiento íntimo y raras veces compartido que me ha llevado a preguntar si la lectura de un texto literario crítico puede ir más allá y transformar la visión del mundo de los lectores, y más aún, si existe alguna posibilidad de que esta clase de textos contribuya a cambiar el orden neoliberal hegemónico que ha impuesto el capitalismo brutal en el que vivimos.
Mouffe destaca los efectos del capitalismo avanzado en el campo cultural y artístico del mundo occidental. Señala la mercantilización de la cultura, el desdibujamiento de los límites entre el arte y la publicidad, la creación de una cultura hedonista y una industria cultural en la que no solo los consumidores, sino los productores son prisioneros de las corporaciones mediáticas y de entretenimiento. No obstante, la autora se posiciona en contra de los teóricos pesimistas que consideran que: “El arte ha sido subsumido por la estética del capitalismo biopolítico y la producción autónoma ya no resulta posible” (p.93). Estos teóricos plantean que en el orden neoliberal ya no existe espacio para que los artistas produzcan un arte crítico que combata la hegemonía capitalista.
La filósofa belga valida la fuerza política del arte, sin embargo, reconoce que hay arte que sirve para mantener y reproducir el sistema económico que nos rige. Pero también existe otro al que denomina
“arte crítico” que desafía el orden simbólico impuesto por el capitalismo. De manera contundente ella nos dice: “Estoy convencida de que las prácticas artísticas y culturales pueden ofrecer espacios de resistencia que socaven el imaginario social necesario para la reproducción capitalista” (p. 95). En esto consiste el potencial político de las prácticas artísticas y culturales críticas de las que, sin duda, el ensayo forma parte. Esta es la idea central que pretendo defender.
La autora nos presenta en su libro el ejemplo del artista visual chileno Alfredo Jaar, quien en una ciudad sueca creó una impactante galería de arte de papel con obra de artistas jóvenes y después la quemó ante el azoro de sus pobladores. Su intención estética y política era lograr la reflexión y el deseo de cambio en los ciudadanos, para luchar por un espacio destinado a la creación artística; lugar que ellos en ese momento no tenían y que después de este acontecimiento construyeron por su propia iniciativa.
La anterior experiencia es un ejemplo de la fuerza política y de transformación del arte, lo que me ha llevado a valorar el potencial político que el ensayo detona como texto crítico que cuestiona y polemiza, desde una subjetividad consciente, los problemas que aquejan a la humanidad, pues todo tema o asunto puede desencadenar la escritura de un ensayo.
Pensemos en el polémico ensayo Contra los hijos de la escritora Lina Meruane (2014). En él la autora critica, enjuicia, censura y denuncia, en tono irónico y virulento, los mandatos patriarcales que han impuesto la maternidad a las mujeres como una obligación de género. Las incisivas preguntas retóricas que lanza la escritora, propician la reflexión sobre las creencias que giran en torno a la procreación. Sabemos que por su naturaleza polémica, el ensayo propicia que el lector o lectora esté o no de acuerdo con los planteamientos de la ensayista. Sin embargo, es indiscutible que ningún lector/a permanecerá indiferente ante el impacto de sus demoledores argumentos, y no dudo que esta profunda reflexión y crítica sobre la maternidad transforme la visión del mundo de sus lectores/as.
Finalmente, reitero que es en este sentido que reconozco y pondero la dimensión política del ensayo y su enorme capacidad de persuasión. Es un texto tan poderoso (al igual que la propuesta artística de Jaar) que es capaz de crear en los lectores/as un deseo de cambio que puede alterar y modificar las identidades y las subjetividades impuestas por el capitalismo y que inciden en las ideas patriarcales que hemos introyectado sobre la maternidad. Chantal Mouffe nos dice que: “El gran poder del arte: [es la] capacidad para hacernos ver las cosas de una manera diferente y para hacernos percibir nuevas posibilidades” (p.103) que nos pueden impulsar a transformar nuestro mundo.
Referencias
Meruane, L. (2014). Contra los hijos. México: CONACULTA-FONCA.
Mouffe, Ch. (2014). Agonística. Pensar el mundo políticamente. Argentina: FCE.
Weinberg, L. (2006). Pensar el ensayo. México: Siglo XXI.
*Leonila Hortensia Rosete Olvera es Licenciada en Lengua y Literaturas Hispánicas y Maestra en Literatura Iberoamericana por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Desde hace 15 años es académica de la Escuela Nacional Preparatoria en el Colegio de Literatura. Escribe ensayos y reseñas de libros porque considera que es una forma de fomentar el aprecio a la escritura, a la lectura y al pensamiento crítico.
José Vasconcelos Erudición / Artículo