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Lenguaje, machismo, misoginia y LGBTIQ +fobia: la violencia de género en el aula
Por Jaime Ulises Ramírez Vega*
The old idea that words possess magical powers is false; but its falsity is the distortion of a very important truth. Words do have a magical effect - but not in the way that magicians supposed, and not on the objects they were trying to influence. Words are magical in the way they affect the minds of those who use them.
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Aldous Huxley, Words and Their Meaning
El lenguaje es un sistema que no sólo nos permite comunicarnos y expresarnos, sino también nos permite interpretar la realidad. La interpretación de esta realidad se representa no sólo a partir de las experiencias y conocimientos previos sino también a través de los conocimientos construidos socialmente. De la misma manera, el lenguaje es capaz de modificar la representación de la realidad a través del discurso. En la escuela se nos ha enseñado que una de sus funciones más importantes es la función referencial cuyo fin es describir los objetos del acto de habla. Sin embargo, ¿el lenguaje es inocente, objetivo y transparente al momento de describir aquello que representa? A lo largo del presente trabajo, desmitificaremos la inocencia y transparencia del lenguaje que se manifiesta a través de discursos de odio contra alguna comunidad.
Según la RAE en su primera acepción, el lenguaje es la “Facultad del ser humano de expresarse y comunicarse con los demás a través del sonido articulado o de otros sistemas de signos” (2021). Es claro que podríamos decir que cualquier sistema que se exprese a través de signos es un lenguaje. El CONAPRED (2015) sugiere que los lenguajes en su sentido más amplio son “sistemas de comunicación que se componen de códigos, símbolos y signos que cobran significado en el contexto de las comunidades que las utilizan” (p. 7). De manera muy general, podemos indicar que existen lenguajes como el matemático, el braille o las mismas señaléticas utilizadas en las vialidades y el tráfico que permiten al ser humano comunicarse a través de estos sistemas.
Por otro lado, la lengua es un “sistema de comunicación verbal propio de una comunidad humana y que cuenta generalmente con escritura” (RAE, 2021). La lengua, término proveniente del estructuralismo francés a partir del Curso de lingüística general de Ferdinand de Saussure en el siglo XX, propone un sistema de signos lingüísticos en primera instancia que, en su forma inocente, algunas personas comentan es objetiva y transparente. Con el lenguaje no sólo podemos comunicarnos sino también socializar, construir nuestras propias identidades; asimismo, agruparnos, transmitir esquemas de valoración, percepción para representar la realidad, crear vínculos muy fuertes o podemos destruirlos. Igualmente, podemos prohibir, regular y prescribir. Entonces, de manera muy sencilla podemos decir que no sólo podemos describir y representar sino también podemos hacer cosas con el lenguaje.
Judith Butler (1997) se pregunta en su libro Lenguaje, poder e identidad “Could language injure us if we were not, in some sense, linguistic beings, beings who require language in order to be?”. Por lo que hemos venido discutiendo, algunas personas podrían responder negativamente a la pregunta anterior. No obstante, ejemplifiquemos lo anterior. Si una persona perteneciente al profesorado de una escuela indica a su alumnado: “Copien lo escrito en el pizarrón”, los actos de habla según la teoría de Austin (1955) se podrían desglosar de la siguiente forma:
•Acto locutivo: “Copien lo escrito en el pizarrón”
(el conjunto de signos lingüísticos ya sean grafías o sonidos).
•Acto ilocutivo: Una orden de la profesora para el alumnado.
•Acto perlocutivo: El alumnado saca su cuaderno y lápiz para copiar lo que la profesora escribió en el pizarrón.
A partir del ejemplo anterior, es claro que se puede hacer más allá que describir con el lenguaje. Es claro que el lenguaje acciona y construye no sólo la realidad en lo general sino también las subjetividades en lo individual. Pero ¿sólo dura en el momento del habla? La fuerza de una enunciación depende si quien lo evoca es una autoridad epistémica o el tipo de circunstancias. Butler (1997) afirma que “as utterances, they work to the extent that they are given in the form of a ritual, that is, repeated in time, and, hence, maintain a sphere of operation that is not restricted to the moment of the utterance itself” (p. 3). La ritualización de la enunciación es una característica que Butler toma en cuenta para marcar la fuerza iterativa del discurso que excede el momento de la enunciación que contiene una carga histórica de pasado, presente hacia el futuro. https://www.pexels.com/es-es/foto/interior-del-edificio-abandonado-256395/
Entonces, el lenguaje no sólo nombra aquello que describe sino le hace (hiere) a aquello que nombra: es violencia misma. El lenguaje está sesgado por aquella lógica androcéntrica, machista y sexista. Los lenguajes otorgan existencia con las mismas formas que podemos habitar. Entonces, es necesario reactivar la desnormalización de ciertas cosas ya que el lenguaje “no es inocente, el lenguaje afecta a tal punto que nuestras limitaciones de interpretación sobre el mundo están condicionadas por un lenguaje que aprendimos a naturalizar como ‘NUESTRO’” (Maldonado, 11 de mayo de 2022).