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Conflicto de intereses: los médicos y las casas farmacéuticas Manuel Martínez Maldonado
Damien Hirst,
1. El problema Las relaciones turbias entre médicos y fabricantes de medicamentos y de dispositivos médicos siempre han ocupado un lugar indebido en la sociedad. Ese lugar es “entre la espada y la espada”, donde la otra espada sustituye a la pared del proverbial dicho. Los que están entre las dos espadas son los consumidores. En los últimos 10 o 20 años este problema de salud, económico y ético, ha resultado en una serie de situaciones que estiran los límites de los legítimo posicionándolo en terreno oscuro. Es un área que muchos evadirían por no caer en un conflicto que los marque con una mancha indeseable y difícil de remover. Los médicos que se han destacado por sus estudios de investigación son invitados a dar conferencias o a participar en actividades educativas y, cuando lo hacen, tienen que revelar sus vínculos 1 de febrero de 2019
YU 4 EVA, 2015
con la industria farmacéutica. No solo eso, sino que se supone que lo hagan en los artículos que someten para evaluación, y posible publicación, a las revistas médicas. Según las ventas de medicamentos alcanzaron cifras estratosféricas y la competencia entre las compañías se agudizó, las invitaciones a médicos influyentes y distinguidos a presentar conferencias y ponencias sobre las medicinas también se dispararon. Comenzando en los tardíos años 80 y con un cénit en el 2000, la influencia de las casas farmacéuticas fue tal, que instituciones como las escuelas de Medicina, los hospitales académicos y los programas de entrenamiento decidieron tratar de refrenar sus influencias, que ya eran exageradas. En casos extremos, las batas blancas de algunos médicos en los hospitales llevaban el nombre de algunas compañías. Situación no muy distinta a la de los jugadores de tenis que llevan en sus camisetas anuncios de los fabricantes de raquetas o de sus zapatillas deportivas.