EDITORIAL
CONVERTIR LA CRISIS EN UNA OPORTUNIDAD
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“Departamentos como Santander y Norte de Santander nos han demostrado que se puede caminar en una misma dirección para conseguir un fin común”.
Álvaro Erazo Paz Director
L
a agitación social que vive el país, la cual en ciudades como Bogotá, Cali y Medellín ha terminado en fenómenos como ataques al transporte público, saqueos al comercio, bloqueo de carreteras, desabastecimiento de alimentos y enfrentamientos entre manifestantes y la Fuerza Pública, que según organizaciones sociales le ha costado la vida a medio centenar de colombianos, así como heridas a cerca de 2.000, sumado a la crisis económica que ha generado la pandemia en los últimos meses, nos debe llevar a una reflexión profunda sobre hacia dónde queremos ir como Nación. Hoy más que nunca se debe priorizar el diálogo social para buscar salidas que no solo fortalezcan la institucionalidad, sino que ayuden a que prevalezca el bienestar general de la población. Aunque es entendible el inconformismo que existe por el prolongado encierro, el alto desempleo y la falta de ingresos a raíz de la emergencia sanitaria en que está Colombia desde marzo del año pasado, no podemos perder el norte ni dejarnos llevar por la desesperanza. El escenario que se plantea, tras el retiro de la reforma tributaria, origen de las
masivas protestas y movilizaciones que se han registrado en los últimos días en ciudades capitales y municipios para rechazar cualquier posibilidad de nuevos impuestos, abre espacios para construir entre todos soluciones que contribuyan al crecimiento de Colombia, en medio de la crisis provocada por la pandemia, que no solo acabó con miles de empleos por el cierre total o temporal de empresas, sino que aumentó la deuda externa, elevó el déficit fiscal e incrementó el gasto para que el impacto sobre la industria y los sectores vulnerables no fuera mucho mayor. Por eso, pensando en cómo ayudar al país, se deben buscar, con espíritu constructivo y lejos de cualquier ideología, interés político o pugnacidad, alternativas que permitan reducir el endeudamiento público y aumentar el ingreso para garantizar la continuidad de los subsidios y los programas sociales que se crearon durante la emergencia, entre ellos Ingreso Seguro, sin que eso implique un ajuste tributario que afecte a la clase media colombiana. Para ello debemos trabajar unidos alrededor de un objetivo: llevar a Colombia de nuevo
a la senda del crecimiento que traía para recuperar empleos, dinamizar el aparato productivo nacional, reducir la pobreza y fortalecer la inversión. Departamentos como Santander y Norte de Santander nos han demostrado que se puede caminar en una misma dirección para conseguir un fin común. Así lo evidencia el acuerdo histórico de voluntades que sellaron los gobernadores Mauricio Aguilar y Silvano Serrano para generar productividad, fortalecimiento empresarial, desarrollo turístico y conexión intermodal. La idea es que con la Región Administrativa de Planeación (RAP), se construyan unas líneas estratégicas de trabajo conjunto con visión a largo plazo que incluyan la protección de los recursos naturales y el medio ambiente local. El anhelo de muchos años de un territorio que comparte historia, geografía y biodiversidad. Coincido plenamente con quienes aseguran que la situación del país requiere sensatez y solidaridad y que ante los desafíos que se tienen hay que actuar con responsabilidad, pero sobre todo, convertir esta crisis en una oportunidad.
