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CONCHA TISFAIER
KÓMODAS DRAGONAS
Las dragonas de Komodo pueden reproducirse sin necesidad de ser fecundadas, o sea, que no necesitan dragones para tener descendencia. Sin embargo, sí los necesitan para tener hijas. Me explico, las dragonas pueden reproducirse por una cosa que se llama partenogénesis (para saber más se lo preguntáis a la del Lamonatorio), pero de esta manera solo paren machos. Para tener hembras, sí necesitan aparearse con un macho. Que, oh, puede que sea su hijo. Seguramente lo sea, pues lo que les sale a las dragonas de los huevos cuando no hay machos cerca, son más machos. Esto viene a ser muy útil para lesbianas que quieren ser madres sin pareja y a heteras que quieren pareja pero no les gusta lo que ya hay. En el primer caso, el beneficio es obvio. En el segundo, bueno, tampoco hay mucha diferencia entre convertir a tu hijo en tu pareja y que tu pareja se convierta en un hijo del que te toca cuidar. Por lo menos en el caso de las dragonas de Komodo ya conocen de qué pie cojean los genes del pariento.
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En realidad, son como una especie de clones suyos, porque claro, no hay mezcla genética, pero son clones suyos del sexo opuesto. A mí esta idea me triunfa. O sea, yo me molo bastante, ya he contado previamente que en las videollamadas sexuales suelo ponerme yo en la pantallita grande y la acompaño de un espejo cerca. Me gusto, me pongo, me atraigo. Así que imaginarme poder sacar un huevo una miniyo que además tuviera mi suave piel y mis ricos michelines. Mmmmhhh... ahora vuelvo, que me llaman...
En realidad tendría un miniyo, porque en este caso saldría XY según lo que he leído en WikiHOw sobre la partenogénesis. O sea, seríamos mi yo XX y mi yo XY. Pero a mi yo XY (o XXY, porque yo soy muy de liarla en las mezclas) no solo tendría mis maravillosas virtudes y mis atractivos rasgos físicos, es que además podría ir educándolo en la consecución de mi placer, en la adoración de mis defectos por ser también los suyos. Sueño, y me imagino a un miniyo tan parecido a mí que asista a las reuniones de Zoom mientras yo bebo “zoomo”. (risas enlatadas)
La movida es que no puedan salir de los huevos de las dragonas otras hembras. En plan, yo ya he puesto esta huevada, ahora apañaros que me voy a tumbarme al sol y a criticar la reproducción de roles de género dragonianos en Shrek. A mi eso me parece una traición, o sea, querida Diosa Madre Naturaleza, me dejas reproducirme sin fecundación, en plan, Virgen María Madre de Dios, pero a parir tíos con los que tengo que tener sexo para poder tener hembras. Un poco a malas el paquete premium este, ¿eh? Un poquito a mala leche. Por lo visto, lo de la partenogénesis solo se da cuando no hay machos cerca para aparearse. Así que las Kómodas Dragonas, como se hacen llamar en círculos activistas, ya están planeando la estrategia de lucha contra el poder establecido. Cada vez que pongan huevos de estos los freirán. ¿Se extinguirá la especie? Puede. ¿Le importa a alguien? Pues parece que no, porque ya se está extinguiendo. ¿Les importa a las dragonas? Pues una vez una lo planteó en una asamblea, pero en cuanto olió el olorcico de los huevos fritos se le pasó la preocupación por un futuro que no iba a vivir. ¿Desaparecerá la partenogénesis con la desaparición de las dragonas de Komodo? Pues no, porque muchas especies la llevan a cabo, siempre pariendo machos y sin organizarse en frentes libertarios. Que ni alejándonos de los machos nos dejáis en paz con lo de parir, joder. Ahora lo que nos sale de los huevos lo vamos a decidir nosotras.