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Artículo: Estrategias para enfrentar la sequía

Octava Parte: Hacer cuentas y analizar resultados.

IAZ-MC HERMILO SUÁREZ DOMÍNGUEZ Investigador del Departamento de Zootecnia - Universidad Autónoma Chapingo hermilosuarez@hotmail.com

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Otra vez estamos en noviembre, las lluvias ya se fueron y otra temporada de sequía está por iniciarse, así que una vez más se presentará ese fenómeno natural adversidad que año tras año perjudica a la ganadería porque compromete gastos que se convertirán en costos que quizá no se recuperarán. Por consiguiente una vez más ha llegado el momento de administrar cuidadosamente los ingresos que se generaron por la reciente venta de ganado, implementar estrategias de emergencia con los se vientres vacíos y cuidar lo mejor posible los recursos que quedan para alimentar al pie de cría (porque a partir de este mes tanto las reservas de agua como de forrajes cobrarán cada vez mayor importancia). Es decir, ahora es tiempo de tomar las últimas decisiones para evitar que la sequía pegue fuerte.

Así que este es el momento también de preparar el cierre del año y de hacer cuentas para saber cuál fue la cantidad de producción, cuál la eficiencia productiva y cuánto dinero quedará disponible para resolver las necesidades de este periodo que se concluirá con la llegada de la próxima temporada de lluvias.

Analizar los resultados del ciclo 2020

Para esta fecha ya se definieron los resultados técnicos del ciclo productivo de la ganadería. Es decir, ya se sabe cuántas vacas parieron este 2020 y cuántas están preparadas para parir el próximo 2021.

Por tanto, ya puede calcularse la tasa efectiva de pariciones, es decir, ya puede conocerse la eficiencia reproductiva de las vacas. Sea cual sea ese dato ahora ya no puede hacerse nada para cambiarlo pues es resultado de lo que se hizo el ciclo pasado, pero es de utilidad como base para saber cuánto la eficiencia reproductiva del ganado se mejorará en este ciclo.

Por ejemplo, si en este año parió 70% de las vacas entonces se sabrá que hubo 30% de vacas no productivas. Por consiguiente, ya puede calcularse la cantidad de vientres que consumieron pasturas sin dejar producción y también los gastos que se aplicaron sin que este ganado diera beneficios. Así que ahora es tiempo de analizar el panorama que se espera para el próximo ciclo de pariciones.

Entonces con el dato de vacas que ya se diagnosticaron como gestantes se tiene un pronóstico de partos para el próximo año y con esa información puede calcularse el estimador de eficiencia reproductiva. Por tanto, si ese dato no es de 100% será porque todavía quedan algunos vientres vacíos, así que se requiere un plan emergente para que estas vacas puedan preñarse.

De manera similar puede procederse para obtener estimadores de la tasa de reemplazos, de los ingresos totales y los costos así como del monto de ingresos netos (aunque el dinero se haya destinado a gastos ajenos al rancho). Con esa información puede también calcularse el costo de mantenimiento de cada vientre así como el ingreso neto por cada cría que se vendió. Con esa información podrá saberse si la actividad ganadera es eficiente y rentable, o no.

Cómo se aplica

La revisión de cada vientre permitirá conocer el estado reproductivo de cada una y así podrá saberse cuáles no están gestantes. Por tanto, este mes de noviembre tendrá que decidirse el futuro de cada una de estas vacas, en dos posibilidades: intervenir con un plan emergente para preñarlas y lograr que pasen la sequía con costos bajos (debido a su condición de animales gestantes) o, bien, prepararlas para eliminarlas del inventario de ganado en buenas condiciones de venta. Lo que no debiera hacerse es dejar pasar otras semanas sin revisar a estos animales y determinar su estado reproductivo.

Al respecto puede advertirse que cada año una cantidad de vacas de cría ingresa al periodo de sequía sin preñez, por tanto, que se convierten en ganado que consume recursos escasos sin dejar beneficio. Por medio de ese ganado se fugan las inversiones que se convierten en pérdida monetaria.

Por tanto, se sugiere:

1. Confirmar que la totalidad de los vientres parirá dentro de los siguientes 10 meses; en caso contrario deberá implementarse un plan emergente para preñar a los vientres vacíos. Esta decisión deberá tomarse de inmediato. Por tanto, en el rancho permanecerán únicamente vientres productivos. En el caso de las vacas que parieron entre agosto y octubre el destete precoz se recomienda como herramienta efectiva para inducir la reproducción.

2. Determinar la cantidad de animales que no formarán parte del inventario de ganado que pasará el periodo de sequía. Esta actividad deberá realizarse este mes de noviembre. Por tanto, la inspección de cada animal tendrá el propósito de decidir si se queda o se vende (aunque sea ganado muy apreciado). Y si tiene que decidirse entre un animal “fino” y uno “corriente” es preferible vender el fino porque este significa la obtención de un mayor monto de ingresos.

3. Preparar al ganado que se venderá porque no se tiene espacio disponible para hacerlo pasar por el periodo de sequía. También esta decisión deberá tomarse en el plazo corto. Puesto que el forraje perderá valor nutricional con el paso de las próximas semanas, se sugiere apartar el ganado que se venderá y someterlo a un régimen de finalización en confinamiento por 4 a 5 semanas para mejorar las condiciones de venta. Al respecto debe advertirse que en condición de escasez de forraje el ganado pierde kg de peso, por tanto, que es preferible venderlo pronto en lugar de esperar “que venga un mejor tiempo” para extraerlo del rancho.

4. Diseñar de inmediato un plan para el manejo del pastoreo que se base en división y rotación de potreros, de modo que las áreas de descanso tengan oportunidad de recuperarse un poco y se evite el sobrepastoreo.

5. Considerar que el sobreuso de los pastizales y praderas durante el periodo de sequía es el factor que provoca sobrepastoreo, erosión de los suelos y pérdida de la capacidad forrajera de los potreros. Por tanto, si la cantidad de ganado productivo excede la capacidad de los potreros deberá iniciarse pronto el programa de alimentación suplementaria (y no esperar hasta que el ganado enflaque mucho, como sucede tantas veces).

6. Valorar la cantidad de dinero que se tiene disponible para invertir de noviembre a mayo de modo que su uso prometa beneficios y decisiones rentables.

7. Registrar las decisiones que se tomen durante este mes y prepararse con un plan para enfrentar con éxito el periodo de sequía.

Por último puede señalarse que si el balance de cuentas de 2020 indica que la ganadería consumió recursos forrajeros, tiempo y trabajo sin dejar utilidades netas entonces todavía es tiempo de preparar un plan de trabajo para el periodo enero-diciembre del próximo 2021 que prometa mejores resultados.

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