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EDITORIAL Noviembre/Diciembre 2021

A nuestros lectores

Sigue tomando forma el nuevo sistema de trazabilidad del ganado bovino, que de acuerdo con los anuncios oficiales será puesto en marcha durante “los primeros meses de 2022”. A finales de diciembre la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) confirmó lo que se dio a conocer desde mediados del año –y que resumimos en nuestra edición de julio-agosto–, la sustitución del procedimiento que se venía operando por uno nuevo, al que se ha dado el nombre de Sistema Informático de Trazabilidad de Mercancías Agropecuarias, Acuícolas y Pesqueras (SITMA). Con esto, si todo sale como se ha previsto, en el cuarto año de la llamada “cuarta transformación” contaremos con un sistema de seguimiento que esperamos no sea de cuarta categoría y que ahora sí permita una trazabilidad eficaz de los animales.

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Como se ha informado, la Secretaría depositó la responsabilidad de la aplicación de la respectiva norma oficial mexicana (NOM-001- SAG/GAN-2015) en el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica), para que opere el SITMA conjuntamente con la Coordinación General de Ganadería. Todavía hay una serie de aspectos que no están muy claros, o al menos de los que no se ha informado a detalle, como el tipo de chip u otro dispositivo de radiofrecuencia que se implantará en el ganado –aparte de los aretes– a fin de identificarlo y para que sirva de enlace con la gran base de datos del sistema. En ésta se almacenará toda la información del animal, desde el lugar y la fecha de nacimiento hasta los de sacrificio, procesamiento, distribución y puesta en venta en anaquel, una información que, según se ha anunciado, estará disponible para que la pueda consultar el “consumidor”, entendiéndose como tal no sólo el que llega a la tienda a comprar carne, sino también los diversos procesadores e intermediarios.

Tampoco se sabe cuál será el costo que tendrá este sistema para el ganadero y para el resto de la cadena de producción y distribución, ni cómo operarán las ventanillas adonde deberá acudir el primero. Sí se sabe que el criador del animal deberá ponerse al día en algunas cuestiones tecnológicas y contar con un teléfono celular inteligente y con la aplicación respectiva para poder dar de alta el chip que identificará a cada animal en cuanto nazca, así como para introducir los datos requeridos en la base de datos. Tales son sólo algunas de las dudas que saltan a la vista sobre el SITMA, por lo cual vemos difícil que pueda iniciar operaciones en los primeros meses del año que comienza.

Pero, independientemente de lo anterior, es de reconocerse el hecho de que las autoridades hayan solicitado la participación de los representantes de los productores pecuarios y de otros eslabones de la cadena en el diseño de tal operación. Así, se ha pedido la opinión tanto de la Confederación Nacional de Organizaciones Ganaderas como de los representantes de las industrias engordadoras y procesadoras de cárnicos, especialmente la Asociación Mexicana de Engordadores de Ganado y la Asociación Nacional de Establecimientos Tipo Inspección Federal. El director en jefe del Senasica, Francisco Javier Trujillo Arriaga, mencionó al respecto que las autoridades trabajan en coordinación con criadores, engordadores e industriales del ramo para mejorar las medidas sanitarias en beneficio del consumidor, promoviendo además la apertura de mercados externos para el sector pecuario nacional.

Durante el XVII Encuentro Nacional Ganadero, celebrado en noviembre, el presidente de la CNOG, Oswaldo Cházaro, solicitó a la Secretaría replantear el enfoque que se está dando al nuevo sistema teniendo en cuenta la aportación de los productores organizados, quienes han pagado casi toda la operación del sistema de aretes, es decir, el Siniiga, y son los más interesados en contar con una trazabilidad confiable.

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